Cambios repentinos en la memoria, el comportamiento, la autonomía… Es el patrón que sigue el alzhéimer de empeoramiento rápido, cuya realidad es todavía más confusa que la que plantea la forma típica de la enfermedad.
Para tratar de disipar esta sensación, en este artículo explicamos en qué consiste esta forma acelerada de la patología, las causas que pueden provocar su progresión, y cómo puedes adaptar los cuidados para afrontarla.
Queremos que sientas que no estás solo y que, con la información adecuada, puedes brindar el mejor apoyo a quien más lo necesita.
Qué significa el empeoramiento rápido en alzhéimer
El alzhéimer de empeoramiento rápido se caracteriza por un deterioro cognitivo y funcional acelerado que se desarrolla en un período mucho más corto que la progresión típica de la enfermedad.
Mientras que el alzhéimer convencional avanza gradualmente a lo largo de años o décadas, esta variante presenta una evolución desde unas semanas hasta un máximo de dos años.
Diferencia entre evolución lenta y rápida
Cuando hablamos del ritmo de evolución de la enfermedad de alzhéimer, nos referimos a la velocidad de aparición del deterioro funcional y cognitivo.
Así, en el alzhéimer típico, la progresión desde los primeros síntomas hasta la dependencia total suele desarrollarse entre 3 y 5 años.
Sin embargo, en el alzhéimer de progresión rápida, los síntomas graves aparecen desde las primeras semanas de manifestación de la enfermedad.
Esta aceleración no significa que la persona salte etapas del proceso de deterioro, sino que atraviesa las mismas fases a un ritmo más rápido.
Cuándo se considera alzhéimer de progresión rápida
Además de medirla en tiempo, los médicos analizan el patrón de aparición de la sintomatología para diagnosticar alzhéimer de progresión rápida, caracterizado por:
- Instauración brusca o muy rápida de los síntomas.
- Deterioro acelerado simultáneo de múltiples dominios cognitivos.
- Aparición temprana de síntomas neurológicos complejos.
- Pérdida acelerada de autonomía funcional.
- Progresión sin períodos de estabilidad.
Ante esta pauta de evolución, se procede al abordaje diagnóstico diferenciado y urgente.
Causas del empeoramiento rápido en el alzhéimer
El alzhéimer de empeoramiento rápido surge cuando diversos factores se combinan para acelerar los procesos neurodegenerativos característicos de la enfermedad:
Factores genéticos y hereditarios
Los factores genéticos, en concreto las mutaciones en tres genes específicos (APP, PSEN1 y PSEN2), causan formas familiares de alzhéimer que típicamente se manifiestan antes de los 65 años y progresan de manera más agresiva.
Además, se ha descubierto que la combinación de TREM2 H157Y junto con APOE-e4, provoca un declive mental más acelerado en las fases iniciales de la enfermedad.
Enfermedades asociadas (vascular, infecciones, traumatismos)
Las enfermedades preexistentes o que aparecen junto a la patología del alzhéimer tienden a empeorar y a acelerar su cuadro sintomatológico.
Entre las que más pueden contribuir a ello están las de tipo vascular, como:
- Hipertensión
- Diabetes
- Dislipidemia
- Tabaquismo
Otras que pueden desencadenar o acelerar el deterioro cognitivo son las infecciones del sistema nervioso central, como encefalitis víricas, meningitis o tuberculosis.
Por último, los traumatismos cerebrales son un factor de riesgo, sobre todo en personas mayores de 50 años.
Estilo de vida y factores ambientales
Tanto el estilo de vida como la contaminación del entorno favorecen la acumulación de proteínas tóxicas asociadas al alzhéimer.
Entre los hábitos nocivos que mayor efecto tienen están:
- El sueño alterado.
- La mala alimentación.
- El sedentarismo.
- El tabaquismo.
- El alcohol.
La contaminación ambiental es otro factor de riesgo: se ha descubierto que las partículas procedentes de los gases de escape de vehículos y la quema de madera provocan un 17% más de riesgo de desarrollar demencia.
Síntomas más frecuentes del alzhéimer de empeoramiento rápido
La rapidez con la que aparecen y se intensifican los siguientes síntomas constituye la característica definitoria del alzhéimer de progresión acelerada:
Cambios de memoria y orientación
Existen dificultades extremas para reconocer a familiares cercanos o recordar hechos que acaban de suceder.
Además, el paciente se pierde en espacios conocidos, no reconoce su propia habitación o no sabe qué día de la semana a pesar de habérselo dicho hace pocos minutos.
Alteraciones del lenguaje y la conducta
Los cambios bruscos de personalidad y de comportamiento son muy habituales y se caracterizan por una mayor irritabilidad, ansiedad, episodios de agitación o agresividad y retraimiento social o apatía.
También aparecen dificultades al comunicarse, como no encontrar las palabras adecuadas, usar términos erróneos o decir frases inconexas y confusas.
Pérdida de autonomía en poco tiempo
En el alzhéimer de evolución rápida, la persona deja de realizar tareas cotidianas básicas como vestirse, alimentarse o mantener la higiene personal en cuestión de meses.
En concreto, el grado de dependencia total puede alcanzarse en un plazo de 6 a 12 meses desde el inicio de los síntomas graves, frente a los 3 a 5 años que suele tardar la forma típica en alcanzar ese grado de deterioro.
Síntomas neurológicos adicionales
Pueden presentarse síntomas neurológicos específicos poco comunes en las formas típicas de la enfermedad, al menos en su fase leve a moderada.
Así, pueden aparecer mioclonías o movimientos involuntarios, alucinaciones, pérdida de control de la vejiga y dificultades para tragar por retraso del reflejo deglutorio que normalmente impide que el alimento pase a la vía aérea.
Diagnóstico del alzhéimer de progresión rápida
Para el diagnóstico precoz y preciso del alzhéimer de progresión rápida se utilizan distintas pruebas:
Pruebas médicas y escalas utilizadas
El proceso de evaluación se centra en distinguir esta variante de otras demencias tratables y en determinar el ritmo de progresión de la patología:
- Escalas: las más útiles en el caso del alzhéimer de rápida progresión son las escalas FAST Y GDS, que determinan la fase en la que se encuentra la enfermedad. La Escala de Deterioro Global (GDS) contempla siete fases que van desde la normalidad (GDS 1) hasta la etapa más grave (GDS 7). La escala FAST complementa a la GDS dividiendo las fases 6 y 7 para
- Pruebas físicas y neurológicas: suelen ser de tipo serológicas y electroencefalogramas (EEG) para descartar encefalitis autoinmunes o infecciones atípicas que pueden simular un alzhéimer, cuando no lo son.
- Estudios de imagen cerebral: se solicita una resonancia magnética (RM) o una tomografía por emisión de positrones (PET) para observar el estado del cerebro, detectar atrofias, lesiones o patrones característicos del alzhéimer.
Además, se valora el impacto de la enfermedad en la vida diaria, la autonomía y la necesidad de apoyo, para adaptar el plan de cuidados y recursos disponibles.
Importancia de descartar otras demencias
Identificando y solucionando la causa subyacente del alzhéimer acelerado (como infecciones, deficiencias nutricionales, efectos secundarios de medicamentos, trastornos metabólicos o depresión), es posible detener o incluso revertir el deterioro cognitivo.
El análisis de los biomarcadores en líquido cefalorraquídeo es la prueba más concluyente a la hora de detectar el alzhéimer de evolución rápida, pues estos casos presentan niveles más elevados de proteína tau total (562,9 pg/mL versus 320,3 pg/mL) y tau fosforilada (81,5 pg/mL versus 37,7 pg/mL) en comparación con el fenotipo amnésico típico.
Tratamiento y manejo del alzhéimer con empeoramiento rápido
El abordaje terapéutico del alzhéimer de empeoramiento rápido combina tratamientos farmacológicos y no farmacológicos:
Opciones farmacológicas actuales
El tratamiento farmacológico del alzhéimer de empeoramiento rápido se basa en los mismos principios que la forma típica, los inhibidores de la colinesterasa y la memantina.
En función de la fase en la que se determine que se encuentra el paciente, se utiliza uno u otro:
- Fases leves a moderadas: la rivastigmina es el inhibidor de la colinesterasa que ha demostrado mayor eficacia en pacientes con progresión rápida. Mejora la cognición, disminuye la agitación y facilita la realización de actividades diarias, además de ralentizar el deterioro global.
- Fases moderadas a severas: en las fases más avanzadas del alzhéimer de empeoramiento rápido, los especialistas suelen agregar memantina al tratamiento. Al hacerlo, se consigue estabilizar la conducta del individuo y que este mantenga algunas funciones básicas durante más tiempo (como el control de esfínteres, la deglución o la movilidad).
Los tratamientos anteriores pueden acompañarse de antipsicóticos y/o antidepresivos y ansiolíticos para regular los síntomas conductuales y garantizar el bienestar y la de la persona y de sus cuidadores.
Terapias no farmacológicas (estimulación, fisioterapia, musicoterapia)
Las terapias no farmacológicas adquieren especial relevancia en el alzhéimer de progresión rápida, ya que deben implementarse precozmente antes de que el deterioro imposibilite la participación activa.
- Estimulación cognitiva: los programas de psicoestimulación trabajan la orientación, la atención, la memoria, el lenguaje, el cálculo, las praxias y las gnosias.
- Fisioterapia ocupacional: se integran ejercicios funcionales en el día a día que trabajen tanto la cognición como la parte motora, y se modifica el entorno para minimizar riesgos.
- Musicoterapia: utiliza la música para mejorar la orientación espacio-temporal y activar el sistema motor, favoreciendo el equilibrio.
Esta última también es efectiva para estimular la memoria cuando se utilizan canciones que tienen vinculación emocional con los recuerdos y vivencias de la persona.
Cuidados para pacientes con alzhéimer de evolución rápida
El cuidado de una persona con alzhéimer de evolución rápida va dirigido a mejorar la calidad de vida en el hogar y fuera de él:
Adaptación del hogar y seguridad
La adaptación del hogar pone el foco en la seguridad de la casa, con cambios como:
- Quitar o fijar alfombras y felpudos que puedan provocar resbalones.
- Acortar cables eléctricos para que no arrastren por el suelo, pues tu familiar se podría tropezar.
- Eliminar muebles con picos sobresalientes.
- Instalar bandas antideslizantes y barreras de seguridad al principio y final de las escaleras.
- Equipar las habitaciones con lámparas nocturnas para prevenir accidentes durante las horas de menor visibilidad.
- Guardar bajo llave electrodomésticos peligrosos, herramientas cortantes, medicamentos, productos tóxicos y llaves del automóvil.
- Configurar dispositivos de seguridad que impida abrir sin ayuda puertas exteriores y ventanas.
- Eliminar cerrojos interiores para evitar que la persona se encierre accidentalmente.
Por último, y no menos importantes, procurar planificar una rutina que el ser querido pueda seguir y que le aporte previsibilidad.
Estrategias de comunicación con el paciente
A las personas con alzhéimer de empeoramiento rápido les es mucho más difícil tanto emitir como comprender un discurso. Por ello, debes realizar ciertas adaptaciones en la comunicación:
- Formula tus preguntas de forma que pueda contestar con «sí» o «no»; las que son demasiado abiertas, si no sabe qué decir, pueden generarle frustración.
- Repite los mensajes tantas veces como sea necesario, siempre con las mismas palabras, para ayudarle a entenderlos.
- No le corrijas cuando exprese algo que no corresponde a la realidad actual, porque puede minar su autoestima. En su lugar, acompaña la conversación y muestra interés por la emoción que quiere expresar, no tanto por sus palabras.
- Evita el tono autoritario o de condescendencia; esta forma de expresarte genera miedo en las personas con alzhéimer, que son mucho más sensibles a los cambios en el tono de voz.
- No hables rápido, con frases complejas o abordando múltiples temas; esto sobrecarga su capacidad de procesamiento y, al sentirse abrumado, desconecta de la conversación. Habla despacio, usa frases cortas y palabras sencillas.
- Usa la comunicación no verbal; exagerar intencionadamente la expresión facial y los gestos, modular el volumen y tono de voz ayuda a que la persona comprenda el mensaje que le transmites.
En complemento, no hay que olvidar fomentar el contacto social de la persona, pues contribuye a preservar habilidades cognitivas como la comunicación.
Apoyo emocional y recursos para cuidadores
El bienestar emocional complementa y potencia el tratamiento médico de tu familiar. Hay algunas estrategias que a ti también te benefician:
- Establecer rutinas estructuradas: los horarios predecibles reducen la confusión y fomentan una sensación de independencia. A ti, te permiten prever espacios de tiempo para ti y los tuyos.
- Contar con apoyo profesional: neurólogos, psicólogos, trabajadores sociales y terapeutas ocupacionales te pueden proporcionar consejos específicos para cada etapa de la enfermedad, que los dos podréis afrontar con mayor tranquilidad.
- Mantener relaciones sociales: estimulan el cerebro, proporcionan apoyo emocional y ayudan a mantener un sentido de identidad y propósito. Como cuidador te ayudan a sentirte acompañado y comprendido.
Y, sobre todo, no olvides tu propio cuidado. Busca apoyo en grupos de familiares, tómate descansos regulares y mantén tus propias actividades sociales y de ocio.
Pronóstico y esperanza de vida en el alzhéimer de rápida evolución
El pronóstico del alzhéimer de rápida evolución es menos favorable que el de la forma típica de la enfermedad, con una supervivencia media de entre 2 y 6 años desde el diagnóstico.
¿De qué depende? Sobre todo, de las causas de empeoramiento que hemos visto arriba; pero también de la edad y de los cuidados que reciba la persona desde el mismo momento en que es diagnosticada.
Por eso, resultado esencial que los cuidadores también reciban formación específica sobre el manejo de síntomas conductuales agudos, apoyo psicológico y la posibilidad de acceder a servicios de respiro para afrontar la rapidez del deterioro.
Estas intervenciones, dirigidas conjuntamente al paciente y su cuidador, optimizan el manejo integral de esta compleja situación.
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