Alucinaciones en personas mayores: causas y diagnóstico

13/11/2025
Alucinaciones en personas mayores

Cuando un ser querido comienza a percibir cosas que otros no ven, oyen o sienten, surge la confusión y la preocupación sobre qué está ocurriendo y cómo ayudar.

Esta reacción es muy común en cuidadores que experimentan por primera vez las alucinaciones en personas mayores.

Por ello, en este artículo encontrarás toda la información que necesitas para comprender mejor qué son las alucinaciones, por qué ocurren y cómo detectarlas.

Descubrirás desde qué implican estas percepciones, sus diferentes tipos y causas, hasta el diagnóstico, el tratamiento y las estrategias prácticas para manejarlas.

¿Qué son las alucinaciones en personas mayores?

Las alucinaciones, en personas mayores, no son simples «imaginaciones». Son percepciones sensoriales realistas que hacen que quien las padece pueda ver, escuchar, oler, sentir e incluso saborear algo que realmente no está presente en su entorno.

Por lo tanto, se trata de experiencias que resultan completamente reales para la persona que las vive, independientemente de que otros no puedan percibirlas y a pesar de que no haya estímulo externo real.

Es un fenómeno tan complejo que puede hablarse de distintos tipos de alucinaciones según con qué sentido se experimenten.

Definición y tipos de alucinaciones

Las alucinaciones pueden manifestarse a través de cualquier modalidad sensorial y, en función de esto, se clasifican en distintos tipos:

  • Alucinaciones visuales: el tipo más común en el alzhéimer. Tu familiar puede ver personas que no están presentes, familiares fallecidos, figuras desconocidas, animales, objetos o destellos de luz.
  • Alucinaciones auditivas: se caracterizan por la percepción de sonidos, voces, murmullos, pitidos o campanas inexistentes, a las que la persona responde verbalmente.
  • Alucinaciones táctiles o somáticas: implican sensaciones físicas como ser tocado, empujado, o la percepción de que algo camina sobre la piel.
  • Alucinaciones olfativas y gustativas: menos frecuentes, incluyen la percepción de olores desagradables (especialmente a quemado o podrido) o sabores anormales en los alimentos.

Sin embargo, no tiene por qué darse todas a la vez y en ciertas enfermedades neurológicas predominan solo algunas de ellas.

Factores que provocan alucinaciones en personas mayores

En personas mayores, las alucinaciones no solo aparecen a raíz del envejecimiento normal del sistema nervioso, sino que el espectro de posibles desencadenantes es muy amplio:

  • Condiciones médicas subyacentes: las infecciones del tracto urinario, la deshidratación, los desequilibrios electrolíticos, la fiebre y el estreñimiento pueden precipitar episodios alucinatorios.
  • Toma de medicamentos: los efectos secundarios de ciertos fármacos, especialmente los antiparkinsonianos, antidepresivos, ansiolíticos y analgésicos opioides, pueden desencadenar alucinaciones.
  • Factores ambientales y psicosociales: el estrés por cambios de residencia, hospitalizaciones repentinas, la falta de contacto social, la privación sensorial (problemas de visión o audición) y el aislamiento pueden originar episodios alucinatorios.
  • Problemas de visión: la degeneración macular, el glaucoma o las cataratas pueden producir alucinaciones visuales complejas.

Todos estos factores pueden presentarse tanto en personas mayores con enfermedades neurodegenerativas como en aquellas sin demencia.

Alucinaciones en el alzhéimer

En el alzhéimer, las alucinaciones se dan en el 28% de los enfermos a raíz de los procesos cerebrales propios de la enfermedad, pero también debido a otros factores cotidianos y del entorno:

  • La fatiga y la falta de descanso: aumentan la confusión y la vulnerabilidad ante las alteraciones sensoriales.
  • El estrés emocional: la preocupación constante, la ansiedad o situaciones de conflicto familiar pueden desestabilizar a la persona con alzhéimer y facilitar la aparición de percepciones irreales.
  • Los cambios bruscos en el entorno: como una mudanza, una hospitalización, la llegada de personas nuevas o simplemente alterar rutinas establecidas.
  • El deterioro y la fragilidad física: las enfermedades agudas, las infecciones, o el simple avance de la edad disminuyen la capacidad de adaptación del cerebro, haciendo que cualquier pequeña alteración se traduzca en confusión y síntomas psicóticos.
  • La privación sensorial de audición o visión: pueden dificultar que la persona interprete de forma correcta los estímulos del entorno.
  • El aumento de la soledad: la falta de relaciones, el aislamiento y la carencia de estimulación afectiva o social favorecen que la mente busque compañía o actividad en recuerdos o percepciones erróneas.
  • La falta de actividad estimulante: el cerebro pierde referencias externas fiables y busca sentido a partir de información interna, muchas veces errónea o distorsionada.

Estos factores no solo actúan de manera independiente, sino que suelen sumarse al deterioro neurológico preexistente y allanar el terreno para que aparezcan las alucinaciones.

Por qué ocurren alucinaciones en pacientes con alzhéimer

En pacientes con alzhéimer, las alucinaciones surgen debido a los procesos neurodegenerativos de la demencia, que interfieren con el procesamiento sensorial correcto.

Pero, ¿cómo se genera una alucinación en el cerebro de una persona con alzhéimer?

  1. El daño cerebral altera la percepción: el cerebro empieza a perder la capacidad de interpretar correctamente lo que recibe de los sentidos (como imágenes y sonidos).
  2. Se interrumpen las conexiones internas: la pérdida de neurotransmisores 'apagan' algunas conexiones entre zonas del cerebro, dificultando aún más la interpretación de la realidad y la autorregulación emocional.
  3. El cerebro busca rellenar espacios vacíos: la información confusa, incompleta o distorsionada se rellena con recuerdos, imágenes o estímulos que aparecen ante la persona como, a pesar de no existir en el entorno.
  4. El entorno y el estado emocional modulan la experiencia: la probabilidad de que la mente del paciente «rellene esos huecos» con percepciones irreales aumenta con el cansancio y el estrés.

En definitiva: en las alucinaciones, el cerebro intenta mantener el control y la coherencia del entorno usando los recursos que le quedan, aunque estos sean inexactos.

Tipos de alucinaciones más comunes en el alzhéimer

En el alzhéimer, las alucinaciones visuales predominan claramente sobre otras modalidades sensoriales, con una prevalencia de entre el 10% y el 20%. En ellas, los enfermos de alzhéimer aseguran ver:

  • Personas conocidas o desconocidas: familiares fallecidos, visitantes inexistentes o figuras que se mueven por la casa. Estas visiones suelen estar acompañadas de respuestas emocionales intensas.
  • Animales: tanto mascotas familiares como animales desagradables (serpientes, insectos, hormigas). La reacción emocional varía según la naturaleza percibida del animal.
  • Escenas ficticias: situaciones, a menudo muy elaboradas, que pueden incluir varias personas interactuando, accidentes de tráfico, o eventos del pasado que se reviven como presentes.

Aunque menos frecuentes, algunos individuos experimentan alucinaciones auditivas, consistentes en voces de personas conocidas, conversaciones, música o sonidos ambientales.

Impacto de las alucinaciones en la calidad de vida

Tanto para quien las experimenta como para su entorno familiar, las alucinaciones tienen un efecto emocional muy profundo.

Cuando aparecen, tu ser querido puede vivir emociones intensas como miedo, ansiedad, confusión o incluso vergüenza al compartir estas experiencias por temor a no ser creído.

A nivel conductual, pueden provocar reacciones que comprometen la seguridad, como intentar «escapar».

Este fenómeno también genera un aislamiento progresivo, ya que las personas que sufren alucinaciones tienden a retraerse por miedo al estigma o al rechazo social.

Por su parte, los familiares y cuidadores sienten frustración, impotencia o culpa al no saber cómo ayudar.

Como veremos luego, lo fundamental es no confrontar o negar las alucinaciones, ya que esto puede aumentar el malestar de la persona con alzhéimer.

Diagnóstico y evaluación de alucinaciones en personas mayores

El proceso diagnóstico de las alucinaciones en mayores empieza con la revisión de la naturaleza, la frecuencia y las circunstancias en las que se presentan las alucinaciones, así como revisar la medicación actual para identificar fármacos que puedan estar contribuyendo a estos síntomas.

El núcleo de la evaluación lo conforman los exámenes físicos y neurológicos, que incluyen distintas pruebas cognitivas y clínicas:

Herramientas y pruebas clínicas

Los profesionales sanitarios utilizan diversas herramientas estandarizadas para evaluar y cuantificar las alucinaciones y el estado cognitivo general:

  • Mini Mental State Examination (MMSE): prueba de cribado cognitivo (cuya versión española es la Mini Mental Lobo) que evalúa orientación, memoria, atención, cálculo y habilidades visuoespaciales.
  • Confusion Assessment Method (CAM): herramienta para detectar delirium, una condición que puede cursar con alucinaciones y requiere tratamiento urgente.
  • Delirium Rating Scale-Revised-98 (DRS-R98): instrumento especializado que permite cuantificar las características del delirium, incluyendo las alteraciones perceptuales.
  • Neuropsychiatric Inventory (NPI): escala que evalúa síntomas neuropsiquiátricos en demencia, incluyendo alucinaciones, delirios y alteraciones conductuales.

Cuando la presentación clínica es compleja o atípica, es necesario un siguiente paso: realizar un diagnóstico diferencial con otras enfermedades neurodegenerativas que presentan síntomas similares.

Diagnóstico diferencial con otras enfermedades neurodegenerativas

Los patrones alucinatorios se presentan en más de un tipo de demencia, por lo que es imprescindible realizar un diagnóstico diferencial que las distinga:

  • Demencia con cuerpos de Lewy: las alucinaciones visuales aparecen hasta en el 80% de los casos, y suelen ser más complejas y persistentes que en el alzhéimer. Un síntoma distintivo es que van acompañadas de síntomas parkinsonianos.
  • Enfermedad de Parkinson con demencia: aquí, los síntomas motores preceden al deterioro cognitivo, y las alucinaciones tienden a aparecer en fases avanzadas. Son menos frecuentes o graves que en la demencia con cuerpos de Lewy.
  • Delirium o síndrome confusional agudo: caracterizado por inicio agudo, curso fluctuante y alteraciones de la conciencia. Las alucinaciones en el delirium aparecen bruscamente y mejoran al tratar la causa subyacente, a diferencia del patrón crónico del alzhéimer.
  • Síndrome de Charles Bonnet: es exclusivo de personas con déficit visual severo pero cognición conservada. Las alucinaciones son puramente visuales, complejas y la persona es consciente de su naturaleza irreal.

El análisis conjunto de los síntomas, resultados de pruebas cognitivas, imágenes cerebrales y evolución clínica permite diferenciar el tipo de demencia y orientar un manejo adecuado y personalizado para el paciente.

Manejo y tratamiento de las alucinaciones en el alzhéimer

El abordaje terapéutico de las alucinaciones integra tanto opciones farmacológicas como no farmacológicas:

Tratamientos farmacológicos

El tratamiento farmacológico consiste en antipsicóticos, y se reserva para casos en los que las alucinaciones causan malestar elevado, comportamientos peligrosos o cuando interfieren gravemente con la calidad de vida:

  • Risperidona: para reducir los síntomas psicóticos bloquea los receptores específicos de dopamina y serotonina en el cerebro. Es eficaz y tiene un perfil de seguridad favorable, por lo que suele ser la primera opción terapéutica.
  • Quetiapina: se diferencia en que produce menos efectos motores adversos. Por ello, se utiliza en demencias con cuerpos de Lewy, donde se necesita minimizarlos para preservar la función motora.
  • Olanzapina: su uso está limitado a pacientes que no responden a otras opciones debido a efectos secundarios metabólicos, como aumento de peso o alteraciones glucémicas.
  • Haloperidol: indicado para situaciones agudas o episodios severos de agitación y alucinaciones, pero de cortado duración, ya que tiene un efecto sedante.

Dado que muchas personas con alzhéimer ya toman medicación habitual para la enfermedad neurodegenerativa, es fundamental supervisar la compatibilidad y el impacto de estos fármacos para evitar interacciones negativas o potenciar efectos adversos.

Terapias no farmacológicas y cuidados especializados

Las terapias no farmacológicas son un complemento al tratamiento médico que se centran en la mejora y el control de los factores emocionales, ambientales y cognitivos que influyen en las alucinaciones. Entre ellas, destacan:

  • Musicoterapia: la terapia de reminiscencia musical, utilizando música individualizada y preferida, conecta con emociones positivas y ayuda a calmar la irritabilidad y la agitación.
  • Adaptación del entorno: evita sombras, reflejos y ruidos que puedan ser malinterpretados y causen percepciones erróneas.
  • Validación emocional: responder a las expresiones del paciente sin negar ni contradecir sus percepciones calma el miedo y la ansiedad que generan las alucinaciones.
  • Actividades estructuradas: las sesiones regulares de estimulación cognitiva mantienen la mente ocupada y disminuyen la tendencia del cerebro a generar imágenes o sonidos imaginarios por aburrimiento o falta de estímulos.
  • Ejercicio físico adaptado: un programa de actividad física diseñada para la condición de cada persona, promueve la salud general y mejora el estado de ánimo.
  • Terapia con luz brillante: la exposición a luz intensa en horas diurnas ayuda a regular el ciclo circadiano y a favorecer el sueño, contribuyendo a disminuir las alucinaciones durante la noche.
  • Técnicas de relajación y respiración: métodos como la respiración profunda, la meditación guiada o el masaje pueden reducir el estrés y la ansiedad, factores que suelen precipitar o agravar las alucinaciones.

Estas terapias y cuidados pueden aplicarse independientemente de la gravedad de las alucinaciones, siempre adaptándose a las necesidades y capacidades individuales.

Cómo actuar ante las alucinaciones en personas mayores

Como hemos dicho, tu respuesta inmediata ante las alucinaciones determina en gran medida el bienestar emocional de tu familiar. Algunas pautas para actuar ante las alucinaciones son:

  • Mantén la calma y la serenidad, pues tu tranquilidad se transmite y ayuda a reducir la ansiedad asociada.
  • Habla con voz suave y mantén contacto visual, usando expresiones faciales amables y tranquilizadoras que le hagan sentir seguro y acompañado. Evita discutir o contradecir sus percepciones, y en su lugar, enfócate en el bienestar emocional.
  • Valida las emociones sin negar ni confirmar lo que ve, mostrando que estás ahí para apoyarle y cuidarle. Puedes decirle «Estoy aquí contigo», o «Sé que eso te asusta, pero estás seguro/a».
  • Utiliza el contacto físico, como una caricia o una palmadita, para que desvíe la atención hacia ti y suelte la alucinación. El tacto suave puede reconectar al paciente con la realidad y ofrecerle sensación de protección.
  • Sugiere cambiar de habitación, dar un paseo o realizar una actividad placentera juntos para evadir la alucinación y reorientar la atención hacia el momento presente.
  • Identifica y elimina posibles desencadenantes como sombras proyectadas, reflejos en espejos, sonidos de televisión o aire acondicionado, que puedan incrementar la confusión y alimentar las percepciones erróneas.
  • Lleva un registro de las alucinaciones indicando fecha, hora, circunstancias y contenido de las mismas para compartirlo con el equipo médico.

Y, sobre todo, recuerda: las alucinaciones forman parte del proceso de la enfermedad de alzhéimer y no reflejan una pérdida de cordura en tu ser querido.

Busca apoyo en grupos de familiares y no dudes en consultar con profesionales especializados cuando sientas que necesitas orientación adicional.

Y si quieres seguir aprendiendo sobre demencias y cómo cuidar mejor, te animamos a consultar el resto de contenidos de Sanitas.

Miryam Piqueras Bravo

Miryam Piqueras Bravo

Directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores.

Doctora en Medicina Familiar y Comunitaria, con más de 13 años de experiencia en atención primaria, medicina socio-sanitaria, supervisión y dirección médica.
Nº de Colegiada: 282858641.

La información facilitada por este medio no puede, en modo alguno, sustituir a un servicio de atención médica directa, así como tampoco debe utilizarse con el fin de establecer un diagnóstico, o elegir un tratamiento en casos particulares. En este servicio no se hará ninguna recomendación, explícita o implícita, sobre fármacos, técnicas, productos, etc... que se citarán únicamente con finalidad informativa. La utilización de este servicio se lleva a cabo bajo la exclusiva responsabilidad de los usuarios.

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