El envejecimiento, como a todo el organismo, también afecta al sistema nervioso. Y lo hace de diferentes formas:
- Disminuye el peso del cerebro (hasta un 10% entre los 35 y los 70 años).
- Se pierde hasta un 20% del flujo sanguíneo cerebral.
- La edad conlleva una continua disminución del número de neuronas que puede llegar a ocasionar la de la mitad de la masa neuronal de la circunvolución temporal superior y el 10% de la inferior.
- Engrosamiento de las meninges.
- Se reduce la cantidad de mielina y la densidad de conexiones dendríticas, lo que hace al sistema nervioso más lento.
- Disminuye también el número de rectores hormonales de catecolaminas, serotonina dopamina norepinefrina, así como la producción de estas hormonas (neurotransmisores). Ello no implica necesariamente un deterioro cognitivo aunque sí puede llegar a causarlo atendiendo al cómputo global de cambios que se hayan producido.
- Se reduce la respuesta refleja.

Consecuencias del deterioro del sistema nervioso en personas mayores
Obviamente, todos estos cambios que se producen en el sistema nervioso a consecuencia del proceso de envejecimiento afectan a la actividad diaria de las personas mayores:
- Los cambios cognitivos y conductuales no se producen en todas las personas mayores, que en su mayoría conservan sus capacidades intelectuales y cognitivas intactas. Pero sí pueden apreciarse en algunos casos, los siguientes cambios:
- Disminución de la agilidad mental y la capacidad de razonamiento abstracto.
- Deterioro cognitivo leve, apreciable en la capacidad de percepción, análisis e integración de la información sensorial; la disminución de la memoria de corto plazo; y pérdidas en la habilidad de aprendizaje.
- La coordinación sensorial y motora se hace más lenta.
- Los cambios del sistema nervioso inducen alteraciones de la estructura del sueño, originando dificultades en la conciliación del sueño, despertares precoces y disminución del efecto reparador (descanso).
- Deterioro del sistema de regulación de la temperatura corporal, favoreciendo episodios de hipotermia o golpes de calor.
- Disminución de la motilidad intestinal, lo que favorece el estreñimiento.
- Pueden producirse alteraciones en la regulación del tono muscular y en el control de los esfínteres involuntarios, lo que predispone a la aparición de incontinencia urinaria.
Finalmente, los cambios del sistema nervioso propiciados por el envejecimiento pueden afectar también a los ojos (se producen cambios en los músculos de la acomodación, en el iris, en la retina y en la coroides), la audición y el sentido del equilibrio (pérdida de sensibilidad a los sonidos de alta frecuencia y deterioro de la capacidad de percepción, localización y discriminación de los sonidos), y el olfato y el gusto, que pueden verse mermados.