Entre un 20% y un 40% de los pacientes ancianos, que ingresan en un hospital, sufren delirium o síndrome confusional agudo.
Esta alteración les afecta, sobre todo, si la persona es sometida a una intervención quirúrgica. Lo que debemos saber es que el delirium es una situación grave que requiere cuanto antes la intervención del médico porque, si se identifican y se tratan las causas, puede ser reversible.
En este artículo podrás saber en qué consiste, cuáles son los síntomas, qué causas lo pueden provocar, cómo tratarlo y qué se puede hacer para prevenirlo.
Qué es el delirium o síndrome confusional agudo (SCA) y qué tipos hay
Este término, que significa “confusión repentina”, se refiere a un cambio en la función mental de la persona que se desarrolla de una forma rápida e imprevista. También se ha denominado síndrome confusional agudo, y se caracteriza porque el paciente no puede mantener la atención, percibe la realidad de una forma alterada y puede que tenga alucinaciones, lo que podría condicionar su comportamiento, llevándole a sentir miedo o a mostrarse agresivo.
Se trata de una situación grave que requiere avisar a un médico cuanto antes. Si se identifican y tratan sus causas, puede ser reversible.
Generalmente, el delirium se presenta de tres formas:
Hiperactivo: los pacientes se muestran agitados, con una mayor excitación y experimentan rápidos cambios de humor o alucinaciones. Es la forma que se reconoce más fácilmente. Se da en un 15-25% de los casos.
Hipoactivo: las personas se muestran más somnolientas, se mueven menos de lo habitual y tienen poca conciencia de su entorno. Se desarrolla en un 20% a 25% de los pacientes, pero es más difícil de diagnosticar porque los síntomas son menos evidentes.
Mixto: incluye síntomas tanto del delirium hiperactivo como del hipoactivo. El paciente pasa rápidamente de un estado a otro.
En muchas ocasiones el síndrome confusional agudo (SCA) o delirium debe considerarse más como un síntoma que se produce en el transcurso de numerosas patologías propias del anciano, por lo que es muy frecuente verlo en personas de edad muy avanzada que son hospitalizadas por enfermedades específicas.
De hecho, este síndrome es muy raro en personas de 60-65 años y muy habitual entre los 75 y los 80, lo que hace suponer que éste es un problema directamente relacionado con el envejecimiento de los tejidos cerebrales.
Cuáles son las causas del delirium en adultos mayores
Retención urinaria o impactación fecal
Entre las causas reversibles que pueden provocar el delirium en los pacientes mayores se encuentran la retención urinaria (no pueden vaciar la vejiga) o la impactación fecal (masa fecal seca y dura que permanece atascada en el recto).
En el caso de que esté cuidando de una persona mayor, es importante controlar la frecuencia con que orina o defeca.
Antecedentes de abuso de alcohol o de sustancias
Si una persona es dependiente del alcohol y del consumo de medicamentos (por ejemplo, benzodiacepinas para dormir u opioides para el dolor y, de repente, deja de consumirlos, puede sufrir un delirium).
Este síndrome también puede surgir si la persona toma drogas, como cocaína, LSD, o anfetaminas. Y puede aparecer como un efecto adverso de determinados medicamentos. Por eso, hay que informar al médico de todos los fármacos que toma el paciente.
Infecciones respiratorias, urinarias, de piel, sepsis
Una infección producida por una bacteria puede provocar delirium. Las más frecuentes suelen ser las relacionadas con el tracto urinario (vejiga o riñones), las infecciones pulmonares (neumonía) o infecciones de la piel (producidas por una úlcera cutánea o por bacterias resistentes a los medicamentos).
La sepsis, que se produce cuando los microorganismos invaden el torrente sanguíneo y provocan el mal funcionamiento de varios órganos -incluido, el cerebro- también puede producir delirium. Incluso, las infecciones virales, como la gripe, pueden producir un síndrome confusional agudo.
Medicamentos
Algunos medicamentos que habitualmente se prescriben en adultos mayores pueden provocarles delirium.
Es preciso prestar especial atención a los antidepresivos, como los tricíclicos (una de las clases más antiguas de antidepresivos); a los que combaten la ansiedad, como las benzodiacepinas (Valium); a los que se utilizan para dormir; a los que se usan contra el dolor, como los analgésicos opioides; a los antiepilépticos; al litio; a los anticolinérgicos, que se utilizan contra la alergia, los resfriados y para dormir; a los medicamentos contra el párkinson; a los fármacos para la digestión: contra las náuseas y antiespasmódicos; a los antibióticos (de la familia de las fluoroquinolonas); y a medicamentos para el corazón, como los digitálicos.
Hospitalización o cambio de lugar
Sufrir un delirium es muy común entre los adultos mayores que han sido hospitalizados. Es un efecto adverso que suele aparecer tras sufrir una cirugía y también si el paciente se encuentra en una unidad de cuidados intensivos.
El hecho de encontrarse en un entorno no conocido, ser trasladado con frecuencia de habitación y no tener cerca a sus familiares pueden aumentar la desorientación de la persona y conducirle a un episodio de delirium.
Para evitar esta situación, es conveniente que la persona tenga cerca sus gafas y audífonos, un reloj, mucha luz durante el día, una iluminación tenue durante la noche y un familiar o amigo cerca, siempre que sea posible.
Dolor
El delirium se produce con mayor frecuencia en las unidades de recuperación, donde sitúan a los pacientes después de sufrir una cirugía general. Es importante manejar el dolor para evitar que los pacientes puedan sufrir este síndrome.
Si la persona no se puede comunicar, es preciso estar pendiente de su comportamiento y de sus gestos para evitar que sufra.
Caídas y fracturas
Cuando un adulto mayor sufre un delirium hay más riesgo de que tenga una caída debido a su estado de confusión, a la excitabilidad o a la falta de atención.
Esta caída puede derivar en una fractura, sobre todo, si se trata de un anciano frágil, es decir, que conserva su independencia de manera precaria y tiene problemas de equilibrio, músculos débiles o sufre osteoporosis (enfermedad que provoca que los huesos se debiliten).
Problemas de audición y de visión
Tener problemas para oír y para ver aumenta el riesgo de delirium. Cuando una persona no es capaz de entender lo que le dicen y, por lo tanto, de comunicarse, se siente frustrada y aislada. Estas sensaciones afectan de forma negativa a sus funciones mentales. Para evitar ese estado es importante que cuando un paciente ingresa en un hospital tenga a mano sus audífonos.
Esta situación es muy semejante a la que experimenta una persona con problemas de visión. Por eso, el paciente debe tener a mano sus gafas para observar con claridad su entorno y a las personas que le atienden.
Para evitar que se produzcan episodios de delirium, especialmente en un ambiente tan estresante como el que se produce en un hospital, el paciente tiene estar lo más consciente y cómodo posible.
Deshidratación
La deshidratación se produce cuando una persona no toma suficientes líquidos o los pierde en exceso. El cuerpo humano está compuesto por un 75% de agua. Sin ella, nuestro organismo no puede funcionar correctamente. Sin embargo, a medida que se envejece, las personas tienden a no sentir que tienen sed y pueden ser menos conscientes de que están deshidratadas.
Tomar ciertos medicamentos, como los diuréticos para la presión arterial, pueden favorecer la deshidratación, dado que aumentan las ganas de orinar. Beber café, té o alcohol también produce pérdida de agua. Tener fiebre o diabetes o problemas digestivos, como vómitos o diarrea, pueden provocar una gran pérdida de líquidos o sales minerales en un corto periodo de tiempo.
Estar deshidratado aumenta el riesgo de sufrir delirium.
Anomalía electrolíticas
Con la edad, el cuerpo pierde la capacidad que tiene para mantener constante la cantidad de agua en el cuerpo. Es posible que las hormonas, que se encargan de mantener el equilibrio entre el nivel de sodio y el agua, ya no funcionen bien.
Si la persona tiene un nivel bajo de sodio en sangre (hiponatremia), puede experimentar confusión y delirium. Si el paciente tiene un nivel alto de sodio en sangre (hipernatremia) debido, por ejemplo, a un exceso de pérdida de agua, esto puede afectar al sistema nervioso central y producirle inquietud, irritabilidad, fatiga, somnolencia, espasmos musculares o delirium.
Trastornos hipercalcémicos
Las personas mayores pueden desarrollar un trastorno denominado hiperparatiroidismo, que se produce cuando las glándulas paratiroides (situadas en la parte inferior del cuello, detrás de la tiroides) segregan demasiadas hormonas.
Estas hormonas permiten mantener un equilibrio adecuado de calcio. Cuando este equilibrio se rompe y los niveles de calcio en la sangre son más altos de lo normal, se pueden desarrollar diversos problemas de salud.
Si estos niveles son muy altos, el paciente puede sufrir delirium, náuseas, vómitos, fatiga o confusión. Si esto ocurre, es importante ponerse en contacto con un médico.
¿Hay relación entre el delirium y los ingresos hospitalarios?
No cabe duda de que existe una relación entre el delirium o síndrome confusional agudo y el ingreso hospitalario. Si una persona tiene que ingresar en un centro hospitalario, especialmente si tiene que estar en la UCI o si tiene que someterse a una cirugía, aumenta el riesgo de sufrir delirium. Los adultos mayores tienen un mayor riesgo de sufrir delirium.
Según el Tratado de Geriatría para residentes, entre el 20% y el 40% de los pacientes ancianos, que ingresan en un hospital, presentan delirium o síndrome confusional agudo. Este síndrome afecta, sobre todo, a las personas que sufren una intervención quirúrgica. Durante el postoperatorio lo sufren del 10 al 52%.
Los porcentajes oscilan entre un 28-61% tras una cirugía ortopédica y quirúrgica. Y, después de una cirugía de cadera, asciende hasta el 50%. Un 25% de las personas mayores de 70 años, que se han sometido a una cirugía abdominal mayor, han sufrido delirium.
Síntomas del síndrome confusional agudo (SCA)
El delirium se reconoce por la presencia de una serie de síntomas, pero es cierto que las personas pueden pasar de un síntoma a otro muy rápidamente. Pueden cambiar de un estado de inactividad a otro de agitación. Los pacientes también pueden experimentar periodos de lucidez a lo largo del día.
Los síntomas también varían bastante de una persona a otra. Pueden aparecer o desaparecer en un periodo de 24 horas.
- Desorientación espacio-temporal
- Pensamiento desorganizado
- Alucinaciones
- Estado de agitación extrema
- Déficit de atención
- Alteraciones del sueño
- Incontinencia
- Fiebre, escalofríos, dolor
¿Cuáles son los factores de riesgo del delirium?
Sufrir determinadas enfermedades o determinadas variables aumenta el riesgo de sufrir delirium. Por ejemplo:
- Demencia, ictus o la enfermedad de Parkinson
- Haber sufrido previamente otro episodio de delirium
- Tener problemas de vista o de oído
- Sufrir varias patologías
- Envejecimiento cerebral
- Presencia de una demencia o deterioro cognitivo
- Depresión o ansiedad
- Dependencia funcional (falta de movilidad)
- Estrés
- Hospitalización
- Infecciones (principalmente respiratorias, urinarias y leucocitosis)
- Insuficiencia hepática o renal
- Enfermedades endocrinas (diabetes no controlada)
- Fármacos (psicotrópicos, sedantes, reguladores del ritmo cardiaco, analgésicos, anticolinérgicos, anestésicos, etc.)
- Desnutrición
- Dolor
El cuadro de delirium puede durar días, semanas o meses e incluso no llegar a desaparecer, dependiendo de la causa que lo desencadene.
De hecho, el síndrome confusional agudo está considerado como un importante factor de riesgo de sufrir una demencia, hasta el punto de que en muchas ocasiones puede ser consecuencia del agravamiento de un deterioro cognitivo incipiente.
En cualquier caso, la existencia de este síndrome supone un mal pronóstico en relación a la enfermedad que lo produce.
Diagnóstico y tratamiento del delirium o síndrome confusional agudo (SCA)
Con el fin de diagnosticar el delirium, el médico puede comenzar observando el estado mental del paciente, es decir, su capacidad para razonar y para mantener su atención. Para ello, los médicos pueden usar un conjunto de pruebas y de preguntas similares a las que se utilizan para diagnosticar la demencia.
Por ejemplo, puede pedir al paciente que realice un sencillo cálculo matemático, deletrear una palabra corta al revés, repetir una serie de cuatro o cinco números en orden y, luego, en orden inverso, y decir los días de la semana al revés. También puede utilizar test, como el Mini-Mental State Examination (MMSE) u otras pruebas similares.
Dado que se suelen pasar por alto muchos casos sutiles o hipoactivos de delirium, sería conveniente que los médicos verifiquen la capacidad cognitiva de los pacientes mayores hospitalizados.
Si un familiar o un cuidador cree que una persona sufre delirium debe avisar a un médico. En el caso de que el médico no tenga claro las razones que han provocado ese delirium, comenzará revisando todos los medicamentos que toma, tanto los de prescripción, como los que no necesitan receta o los que están hechos a base de hierbas.
Para averiguar las causas, el médico puede llevar a cabo:
- Exámenes neurológicos, en los evalúe la vista, el equilibrio, la coordinación y los reflejos
- Pruebas psicológicas, en las que se analiza si la persona sufre una depresión o un síndrome psiquiátrico agudo
- Análisis de sangre
Otras pruebas en función de los síntomas que pueda tener la persona son:
- Radiografía del tórax
- Análisis de orina
- Electrocardiograma
- Punción lumbar para examinar el líquido cefalorraquídeo
- Electroencefalograma
- Tomografía computarizada o resonancia magnética
¿Cómo se trata el delirium?
El principal objetivo del médico para tratar el delirium es averiguar cuál es la causa que lo produce. El conocimiento de las causas que desencadenan el delirium o síndrome confusional agudo puede llevar a que en el hospital se adopten una serie de medidas preventivas dirigidas a evitar que se produzca.
Pero en el caso de que se presente, el tratamiento debe dirigirse al control de los factores de riesgo que lo producen y al control de los síntomas. Esto puede ser sencillo si la causa es la toma de algún medicamento concreto, pues puede ser suficiente con sustituirlo.
Sin embargo, en otros casos puede llegar a ser muy complicado si el origen es una deshidratación, el uso de algún medicamento o el dolor.
Una vez se haya abordado la causa, luego solo hay que crear un ambiente agradable para el paciente.
Si la persona está hospitalizada, se debe evitar trasladarla de habitación y, si es posible, hay que reducir el cambio del personal que le atiende. Es conveniente establecer rutinas con las comidas y el resto de las actividades, y animarle a que haga ejercicio. Para reducir al máximo la ansiedad, es conveniente que el paciente tenga cerca a sus familiares.
En el caso de que el paciente se muestre muy alterado y no permita que se le examine o que se le trate o si su comportamiento pone en peligro su propia seguridad o la del resto, entonces el médico valorará prescribirle medicamentos antipsicóticos, como haloperidol, risperidona, olanzapina o quetiapina.
Una persona que ha sufrido delirium en el hospital, cuando regresa a su casa puede mejorar considerablemente. Hay que tener en cuenta que el delirium puede durar semanas o incluso meses. Una vez que el paciente haya regresado a su domicilio, no se debe bajar la guardia y es recomendable que haya una supervisión para que todos se encuentren a salvo.
¿Cómo prevenir el delirium?
Si un adulto mayor tiene previsto someterse a una cirugía, sería conveniente que el médico valore antes su estado mental, para poder comparar si su estado ha sufrido un cambio después de la intervención.
Se han identificado seis factores para prevenir el delirium en personas mayores que se encuentran hospitalizadas:
- Facilitar la orientación de las personas con deterioro cognitivo, situándolas cerca de una ventana y proporcionándolas un reloj y un calendario.
- Levantar al paciente lo antes posible.
- Reducir el uso de medicamentos para tratar los trastornos del ánimo e intentar sustituirlos por terapias no farmacológicas.
- Establecer un ciclo saludable de sueño-vigilia, facilitando que tenga acceso a la luz natural, mediante una ventana, y reduciendo los ruidos nocturnos.
- En caso de que el paciente tenga problemas de vista o de oído, hay que asegurarse de que cuenta con sus gafas o los audífonos. Si necesita dentadura postiza también debe tenerla cerca.
- Debe tomar muchos líquidos para evitar la deshidratación.
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