La apatía, el síntoma más frecuente en la enfermedad de Alzheimer

23/05/2025
persona mayor con apatía

La apatía es el síntoma neuropsiquiátrico más común en pacientes con enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, cuando nos referimos a este tipo de demencia nunca pensamos en ella. Nos vienen a la mente otros signos, como diversos trastornos de comportamiento, los enfados, las agresiones, la ansiedad, la agitación, repetir una acción una y otra vez, deambular, pero la falta de interés y de motivación, que provoca la apatía, nos pasa desapercibida. Aquí te explicamos en qué consiste y por qué es importante prestarla atención.

Cuando un paciente tiene apatía, la motivación y la iniciativa disminuyen. Tiene menos energía y entusiasmo, y se suele aislar socialmente. Estos comportamientos aparecen uno o dos años antes de que la persona tenga otros síntomas relacionados con la demencia.

¿Qué es la apatía?

La apatía es la falta de interés o motivación que puede afectar al estado de ánimo, al comportamiento y a las facultades cognitivas del paciente. Algunas personas identifican esta sensación con darse por vencido o con el deseo de encerrarse en sí mismos.

Las actividades que antes les interesaban, con las que disfrutaban, ahora ya no les gustan. Cuando este sentimiento se prolonga en el tiempo e interfiere en la vida diaria de esas personas se denomina apatía.

La apatía no se debe confundir con la depresión porque la apatía es un síntoma que aparece en diversas enfermedades, entre las que se encuentra la depresión. Una persona apática no tiene por qué sentir tristeza o desesperanza o culpa, aunque sí se mostrará desinteresado o desconectado de su entorno.

¿Qué causas provocan apatía?

Existe una explicación para este tipo de comportamiento. Según el artículo, “Reconocimiento de la apatía como marcador para el desarrollo de la demencia”, tras hacer la autopsia a personas con alzhéimer, se observó que las que eran apáticas tenían más ovillos neurofibrilares (uno de los indicadores de la enfermedad de Alzheimer -depósitos de proteína tau que se acumulan dentro de las neuronas y cuya presencia provoca que estas células pierdan su capacidad de transmitir mensajes y se dañe la comunicación entre ellas-).

También se ha demostrado que las personas con alzhéimer que sufrían apatía eran más propensas a ser portadoras del gen APOE e4, cuya presencia aumenta el riesgo de sufrir esta enfermedad.

Los investigadores han descubierto que la apatía grave o crónica se produce cuando determinadas partes del cerebro resultan dañadas, como el lóbulo frontal.

En el lóbulo frontal, que está situado en la parte anterior de cerebro, justo detrás de la frente, se encuentra la corteza cingulada anterior dorsal, una zona que, si resulta dañada, dificulta la iniciación de tareas, reduce la motivación, disminuye el interés por las actividades y altera el procesamiento de recompensas.

Otra área afectada es el estriado ventral, una estructura clave del sistema de recompensa. Este sistema desempeña un papel muy importante en la motivación, el placer y los comportamientos dirigidos para obtener objetivos.

¿Con qué enfermedades se asocia la apatía?

Se suele asociar con las siguientes enfermedades neurodegenerativas:

  • Enfermedad de Alzheimer. Es uno de los síntomas más frecuentes en este tipo de demencia. Un análisis, que cubrió 25 estudios, aseguró que la prevalencia de apatía (porcentaje de casos existentes) en la enfermedad de Alzhéimer oscilaba entre el 19% y el 88%, con una prevalencia media global del 49%.

Este síntoma puede aparecer en la fase preclínica de la enfermedad. Por eso, la psiquiatra Jaqueline Curtis, de Dallas, asegura que “cuanto antes se pueda reconocer, diagnosticar y tratar la apatía, mejor se podrá abordar la demencia.

  • La enfermedad de Parkinson. El porcentaje de personas que sufren apatía está en el 25% en las primeras etapas y sube hasta el 60% a medida que la enfermedad progresa.
  • La demencia frontotemporal. Concretamente, en la variante conductual, de este tipo de demencia, la apatía afecta entre al 54% y el 96% de los pacientes.

La apatía también es un síntoma de otras enfermedades como:

  • Enfermedad de vasos pequeños cerebrales
  • Degeneración corticobasal
  • Enfermedad de Huntington
  • Parálisis supranuclear progresiva
  • Ictus. La apatía afecta a un tercio de los pacientes
  • Lesión cerebral traumática
  • Tumores en ciertas partes del cerebro
  • Demencia vascular
  • Trastornos psicológicos, como los trastornos del estado de ánimo y el trastorno de estrés postraumático.

Un paciente con apatía llevará a cabo menos actividades en su vida diaria, y si sufre una complicación, como un ictus, se recuperará más lentamente, dado que su motivación para realizar actividades para rehabilitarse disminuirá.

En las etapas iniciales y moderadas de la demencia puede parecer que tu familiar ha dejado ‘de estar’ porque no reacciona a nada. Parece que nada le gusta. No tiene iniciativa ni siquiera para comer”, explica Laura Llaguno, psicóloga del Centro Residencial Sanitas Alameda.

¿Qué síntomas presenta un paciente con apatía?

  • Una persona con apatía puede encontrar difícil comenzar o completar una tarea.
  • Los eventos, tanto buenos como malos, no le afectan emocionalmente. Parece desinteresada o distante. No se muestra particularmente feliz o triste.
  • Muestra desinterés ante cosas que antes le gustaban.
  • Muestra poco interés o energía. No tienen motivación para realizar tareas rutinarias, como cepillarse los dientes o ducharse.
  • No comparte nuevas ideas o no muestra curiosidad por lo que le pasa alrededor. No dice lo que quiere o no se le ocurren ideas sobre qué hacer. Carece de iniciativa a la hora de realizar actividades.
  • Tiende al sedentarismo. Puede permanecer sentado durante largos períodos sin que parezca que haga nada. Pasa mucho tiempo viendo la televisión.
  • Espera que otras personas le sugieran u organicen actividades. A veces, cuando le proponen hacer algo, el paciente lo puede rechazar.
  • No muestra interés por relacionarse con otras personas, por participar en conversaciones o en hablar con ellas.
  • No se preocupa por sus propios problemas.
  • Duerme mucho durante el día.
  • Tiende a aislarse.

Tipos de apatía según el área afectada

La apatía disminuye la motivación y la respuesta emocional respecto del estado que se tenía anteriormente. Si esa persona hubiera sufrido siempre falta motivación, no sería considerado como un paciente clínicamente apático. Para serlo, debe producirse un cambio significativo respecto a su actitud anterior. Un paciente apático debe tener un síntoma en cada una de estas tres clases de apatía:

  • Apatía conductual

Disminuye la motivación del paciente para llevar a cabo los comportamientos orientados a obtener un objetivo. No hará ningún esfuerzo por mantener sus actividades. Para llevarlas a cabo, necesitará de alguien que le marque qué debe hacer. Este síntoma presenta frecuentemente una falta de involucración social. Por ejemplo, un señor, cada semana, quedaba con sus amigos para jugar a las cartas, pero, de repente, ya no quiere ir. Otras personas dejan de caminar en casa, se sientan y no se mueven o ignoran las tareas del hogar, como hacer la colada o recoger la mesa.

  • Apatía cognitiva

Disminuye el interés de la persona por emprender actividades relacionadas con el conocimiento. Es decir, no mostrará interés por aprender cosas nuevas y quizás deje de ocuparse de asuntos personales, como llevar un control de sus finanzas o mantener el hogar. El paciente también puede experimentar falta de iniciativa a la hora de hablar. Para participar en una conversación, necesita, por ejemplo, que le inciten, de lo contrario permanecerá como si nada de lo que ocurriera a su alrededor le importara.

  • Apatía emocional-afectiva

El paciente no reacciona a la emoción y al afecto. Por ejemplo, esa persona escucha que su nieto acaba de obtener muy buenas notas en el colegio, pero, sin embargo, no manifiesta ninguna emoción, no reacciona. La persona parece como si los otros no le importaran. Raramente muestra felicidad o tristeza.

La apatía supone también un golpe adicional para los familiares porque estos pacientes tienden a depender mucho más del cuidador, incluso para realizar tareas que podrían llevar a cabo por su cuenta. Además, esa falta de reacciones les provoca una carga emocional porque ven cómo desaparece la personalidad de su ser querido. El paciente se retira y se cierra. Muchos familiares aseguran que preferirían que tuvieran trastornos obsesivo compulsivos a que se mostraran apáticos.

Laura Llaguno recuerda un caso que le resultó muy difícil de tratar. “Tuvimos a una persona que había perdido a su mujer. Él tenía alzhéimer, pero, a raíz de que se murió su esposa, dejó de hablar. Ese factor desencadenante hizo que se volviera mucho más apático. Y ese cambio se produjo en solo cuatro meses. Al principio, no respondía a nadie. De hecho, nadie en el centro había escuchado su voz. Con el tiempo y mucha activación conductual, le fuimos animando, por ejemplo, a que cogiera la cuchara. La música también consiguió estimularle.  Poco a poco, se fue integrando. Pero tratar la apatía es muy difícil. De hecho, es uno de los síntomas más complicados de abordar”, asegura.

¿Cuándo se debe llamar al médico?

  • Si observa que su ser querido ha experimentado un cambio en su comportamiento y ahora no muestra interés por actividades que antes le gustaban.
  • Si emocionalmente también se mantiene distante.

En ambos casos, debe animarle a visitar a un médico porque esa apatía puede ser un síntoma de una afección cerebral grave.

Si se resiste a pedir una cita, quizá sería conveniente que le acompañara.

¿Cómo se diagnostica la apatía?

Además de los cambios emocionales y de conducta que provoca la apatía, este trastorno también tiene un impacto físico.

El hecho de que la persona no participe en actividades, hace que disminuya su fuerza, su equilibrio sea peor, camine de forma más lenta y aumente su riesgo de sufrir una caída.

Si, además, la persona ha sufrido un ictus o tiene alguna afección cardiovascular, el riesgo de sufrir apatía aumenta.

Para que un individuo sea diagnosticado de apatía, es necesario que los síntomas duren, al menos, cuatro semanas y que incluya dos de los siguientes signos:

  • A la persona le cuesta tener una conducta que le lleve a conseguir objetivos, lo que se traduce en que su iniciativa disminuye para:

Participar en actividades sociales

Iniciar o responder a una conversación

Realizar actividades de la vida diaria (comer, bañarse…)

  • Pérdida de propósito que se confirma porque experimenta:

Pérdida de curiosidad

Pérdida de ideas espontáneas para hacer nuevas actividades

Pérdida de ideas espontáneas para llevar a cabo actividades ordinarias

  • Se vuelve más distante, menos emotivo

Pérdida de emoción espontánea

Pérdida de reacciones emocionales tanto ante acontecimientos positivos o negativos

Cómo manejar la apatía de un ser querido

Cómo podemos ayudar a un ser querido cuando sufre apatía. Intenta averiguar por qué la persona no es capaz de llevar a cabo actividades que antes realizaba de forma habitual.

  • Su ser querido ha olvidado cómo realizar esa actividad o se ha olvidado de hacerla, aunque sí sabe cómo llevarla a cabo.

Las personas con apatía encuentran más fácil realizar una actividad cuando ésta se convierte en un hábito. Para ello, es bueno fijar una rutina estableciendo un horario. Tener organizado el día le proporciona una estructura tranquilizadora.

Para facilitar que la persona realice una tarea, divídela en pequeños pasos. Ser capaz de mantener habilidades sencillas y cotidianas, le ayudará a experimentar una sensación de logro por haber conseguido hacer algo que se había propuesto y mejorará la autoestima.

Para incentivarle, emplee diferentes modos de invitarle:

En vez de decirle: ¿Quieres dar un paseo? Prueba a comentarle: “Es hora de dar el paseo”, y acérquele su abrigo y los zapatos.

Propón actividades que le gusten, que se adapten a su personalidad.

Algunos ejemplos:

  • Comprar comida o tomar algo en algún sitio
  • Visitar a los nietos u otros familiares o amigos
  • Ir a escuchar música
  • Ir al cine
  • Hacer ejercicio

Buscar actividades que se adapten a las capacidades actuales de la persona para que pueda participar activamente y experimentar una sensación de control.

Busca espacios en los que tu ser querido pueda equivocarse sin sentirse avergonzado. Hay centros en los que se organizan actividades y la persona con apatía no se siente mal si comete errores.

No hay que culpar a la persona por ser perezosa, poco servicial o por mostrarse indiferente. La apatía no es algo que ha elegido de forma consciente. Hay que mantener la calma. Hay que recordar que si ahora le cuesta hacer las cosas no es por pereza sino porque su cerebro no está bien.

Hay que ser paciente y animarle a que haga las actividades que pueda llevar a cabo. Lo más importante es no criticarle y echarle en cara sus errores. Hay que evitar que se frustre. Si muestra algún intento de realizar una actividad o de comunicarse, hay que animarle para que siga haciéndolo. Especialmente, cuando queremos que mantenga determinadas conductas.

Tampoco es conveniente hacérselo todo, porque eso minará su confianza y perderá habilidades. Hay que intentar comprender las necesidades que tiene nuestro ser querido.

La apatía puede generar tensión en los familiares y amigos.

Es probable que el cuidador se muestre impaciente o preocupado por encargarse de una persona que sufre apatía. Esto es completamente normal. Por eso, debería buscar una asociación de personas que estén pasando por lo mismo. Compartir sus sentimientos con un amigo o con otros cuidadores le ayudará. Tomarse descansos de forma regular y llevar a cabo actividades que le gustan, también será positivo.

Cómo se trata farmacológicamente la apatía

No existe un tratamiento único para la apatía porque este síntoma suele estar asociado a una patología. Dependiendo del tipo de afección que tenga el paciente, el médico prescribirá un tratamiento u otro.

Si el paciente sufre alzhéimer u otro tipo de demencia, el especialista podría considerar algunos de los siguientes tratamientos:

  • Inhibidores de la colinesterasa: hay estudios que muestran que esta familia de medicamentos -donepezilo, galantamina y rivastigmina- pueden ayudar a mejorar la apatía que sufren los pacientes con alzhéimer.
  • Psicoestimulantes: hay estudios que afirman que hay medicamentos estimulantes, como el metilfenidato (nombres comerciales: Concerta, Medikinet y Rubifen) han mejorado la apatía de personas diagnosticadas con enfermedad de Alzheimer, demencia vascular, enfermedad de Parkinson y demencia frontotemporal.
  • Antidepresivos: Si la persona sufre depresión, este tipo de medicamento puede ayudarle a mejorar su apatía.

Los investigadores también están estudiando el efecto de la estimulación magnética transcraneal (EMT) para el tratamiento de la apatía.

Mitos asociados a la apatía

Mito 1. Cuando dejan de hacer las tareas del hogar, se suele creer que es porque son perezosos.

Los neurocientíficos han descubierto que la apatía se produce porque existen problemas en las vías de motivación del cerebro.

Mito 2. Las personas se quedan sentadas sin hacer nada ¿Están deprimidas?

La depresión y la apatía son diferentes.

Mito 3. No existe ningún tratamiento para abordar la apatía.

Sí existen medicamentos que pueden ayudar al paciente. El tratamiento dependerá de la patología a la que se asocie la apatía.

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Referencias:

- Apathy in Alzhéimer’s disease.  NIH. National Library of Medicine.

- Recognition of Apathy as Marker for Dementia Growing. Psychiatric Times

- Apathy: a symptom of dementia. University Health Network.

- Apathy and dementia. Alzheimer’s Society

- AdviceWhen the motivation is gone: supporting a person with dementia who has apathy. Alzheimer’s Society

- Apathy in Alzheimer's disease. NIH

- Apathy in People with Alzheimer’s or Dementia. Hebrew Senior Life. Harvard Medical School Affiliate

- Apathy. Cleveland Clinic

Miryam Piqueras Bravo

Miryam Piqueras Bravo

Directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores

Contenido revisado por profesionales médicos y especializados de Sanitas Mayores.

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