La demencia alcohólica, también llamada síndrome de Wernicke-Korsakoff, está causada por un consumo prolongado y abusivo de alcohol. Ya de por sí el alcohol daña las células cerebrales, pero el problema se agrava aún más, dado que los malos hábitos alimenticios característicos de las personas alcohólicas generan una deficiencia de vitamina B1, también llamada tiamina, que es esencial para las células del sistema nervioso central.
Qué es el síndrome de Wernicke-Korsakoff o demencia alcohólica
Este síndrome consta de dos afecciones distintas: la encefalopatía de Wernicke, que se suele desarrollar primero, y el síndrome de Korsakoff, que suele presentarse cuando los síntomas provocados por la encefalopatía van desapareciendo.
Aunque son dos enfermedades diferentes, ambas son provocadas por una deficiencia de la vitamina B1, también conocida como tiamina. Este déficit suele ser muy común entre personas que consumen alcohol en exceso o cuyo organismo no puede absorber adecuadamente los nutrientes de los alimentos. El exceso de alcohol puede inflamar el revestimiento del estómago e impedir que el cuerpo absorba las vitaminas. Además, aumenta la cantidad de tiamina que se elimina por la orina.
La tiamina ayuda a que las células del cerebro sean capaces de transformar el azúcar en energía. Si los niveles de tiamina son muy bajos, las células no son capaces de generar suficiente energía para que el cerebro funcione con normalidad.
Si la encefalopatía no se trata o no se aborda rápidamente, puede aparecer el síndrome de Korsakoff. Sin embargo, el síndrome de Korsakoff no siempre va precedido por la encefalopatía de Wernicke. Puede aparecer solo. Cuando lo hace, surge de forma gradual.
La enfermedad de Wernicke afecta al hipotálamo y al tálamo, partes inferiores del cerebro. La psicosis de Korsakoff es provocada por un daño permanente en las zonas del cerebro asociadas con la memoria.
El nombre de la encefalopatía procede del neurólogo alemán Carl Wernicke, quien la descubrió, y el síndrome debe su denominación al neuropsiquiatra ruso Sergei Korsakoff.
Causas del síndrome de Wernicke-Korsakoff
Es difícil saber con qué frecuencia ocurre este síndrome, dado que está infradiagnosticado. Se estima que afecta al 1 o 2% de la población general. Alrededor del 50% de los que sufren la encefalopatía de Wernicke desarrollan el síndrome de Korsakoff. Este porcentaje se eleva hasta el 80% entre personas alcohólicas.
Suele afectar más a hombres que a mujeres, con edades entre los 30 y los 70 años. Rara vez ocurre en niños. Los casos relacionados con el consumo de alcohol afectan a personas mayores de 40 años. Las mujeres y las personas más jóvenes tienen una probabilidad mayor de desarrollar este síndrome por otras causas.
Y aunque está estrechamente relacionado con el consumo excesivo de alcohol, existen otras situaciones que también pueden propiciar este déficit de vitamina B1 y por tanto, causar el síndrome Wernicke-Korsakoff:
- Trastornos de la alimentación: episodios de vómitos o diarreas prolongados que conllevan deshidratación y malabsorción de nutrientes.
- Problemas de malabsorción: enfermedades como la celiaquía o la enfermedad de Crohn dificultan la asimilación de vitaminas.
- Desnutrición crónica: la falta de acceso a una dieta equilibrada o las dietas extremadamente restrictivas pueden ocasionar carencias importantes de tiamina.
- Factores genéticos: algunas personas presentan variaciones genéticas que afectan a la metabolización de ciertos nutrientes, lo que agrava las consecuencias de una dieta baja en vitamina B1.
¿Cuáles son los síntomas de la encefalopatía de Wernicke?
La encefalopatía de Wernicke suele desarrollarse repentinamente y produce una intensa inflamación en el cerebro. La persona sufre, en un momento dado:
- una disminución de su capacidad mental
- se muestra confundida
- experimenta temblores en las piernas, se tambalea, tiene problemas de equilibrio y su coordinación muscular empeora
- cambios en la visión y en los ojos (párpados caídos -los párpados caen sobre el ojo-, visión doble y movimientos oculares anormales hacia delante o hacia atrás)
Si la persona experimenta estos síntomas debe acudir al médico rápidamente porque si no se trata o no se trata pronto, puede aparecer el síndrome de Korsakoff. La encefalopatía de Wernicke es difícil de diagnosticar porque puede confundirse con los síntomas producidos por el síndrome de abstinencia que provoca el alcohol.
Fases de la demencia por alcoholismo
La demencia alcohólica avanza de manera gradual, aunque con frecuencia pasa desapercibida en etapas iniciales, cuando solo se observan síntomas leves. Suele describirse en tres grandes fases, que pueden solaparse o manifestarse de forma más difusa dependiendo de cada persona.
Fase inicial
En esta etapa, los síntomas son poco evidentes y podrían confundirse con despistes o cambios de humor. Es posible que la persona presente ciertos olvidos frecuentes o trabas para concentrarse en tareas cotidianas. Aunque no hay un deterioro marcado en la vida diaria, el consumo abusivo de alcohol empieza a dañar las vías nerviosas y a comprometer la absorción de nutrientes, como la tiamina.
Fase intermedia
Aquí aparecen de forma más clara los síntomas cognitivos y conductuales: alteraciones en la memoria reciente, confusión, dificultad para organizar tareas y problemas en la coordinación de movimientos. También pueden sumarse cambios de carácter o episodios de agresividad. Si durante esta fase la persona no recibe un diagnóstico y tratamiento adecuados, la deficiencia de vitamina B1 puede agravarse y desencadenar la encefalopatía de Wernicke.
Fase avanzada
Se caracteriza por la evolución hacia el síndrome de Korsakoff, con daños más profundos en regiones del cerebro implicadas en la consolidación de recuerdos. Es frecuente la presencia de confabulaciones (la persona rellena las lagunas de memoria con información inventada), marcada desorientación y dificultad para llevar una vida autónoma. En casos graves, pueden surgir problemas de movilidad, debilitamiento muscular y otras complicaciones derivadas del daño cerebral y la desnutrición crónica.
Reconocer estas fases y buscar ayuda médica lo antes posible es primordial. Un diagnóstico temprano y el cese del consumo de alcohol son las mejores estrategias para frenar la progresión de la demencia por alcoholismo y mejorar el pronóstico del síndrome de Wernicke-Korsakoff.
Diagnóstico y tratamiento del síndrome de Wernicke-Korsakoff
Detectarlo rápidamente es muy importante para poder proporcionar al paciente un tratamiento eficaz. Sin embargo, el diagnóstico puede resultar difícil si la persona se muestra confusa o tiene la memoria afectada.
El médico comenzará con un examen físico en el que evaluará tres signos clásicos:
- Confusión o estado mental alterado
- Discapacidad visual
- Marcha inestable
También preguntará al paciente sobre sus síntomas y antecedentes familiares. Evaluará si el trastorno se debe al consumo de alcohol, si presenta desnutrición y si tiene una deficiencia de tiamina.
Para descartar otras causas, se llevarán a cabo otras pruebas adicionales como pruebas para medir en sangre los niveles de dióxido de carbono y oxígeno o un completo análisis de sangre detección toxicológica. Posiblemente, también le hagan un electrocardiograma y pruebas de imágenes, que podrían incluir una tomografía computarizada o una resonancia magnética.
Cómo se trata el síndrome de Wernicke-Korsakoff
Si los síntomas son graves, el tratamiento inicial podría requerir una hospitalización.
Dependiendo de los síntomas que presente el paciente puede ser necesario:
- proporcionarle vitamina B1 mediante comprimidos o con una inyección intravenosa
- rehidratarle mediante líquidos intravenosos
- un tratamiento para evitar que la persona siga consumiendo alcohol
- soporte nutricional
- medicamentos
Sería conveniente que la persona llevara una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en vitamina B1, como carne de cerdo magra, pan integral, guisantes, frutas de colores vivos y verduras de hoja verde.
Esperanza de vida del síndrome de Wernicke-Korsakoff
La encefalopatía de Wernicke es una urgencia médica. Si no se trata puede causar la muerte hasta en un 20% de los casos. El 85% de los que sobreviven terminan desarrollando el síndrome de Korsakoff.
Para aquellos que lo desarrollan, los datos sugieren que un 25% se recuperará, un 50% mejorará, pero no se recuperará completamente aunque el daño se estabilizará, y en un 25% de los casos el daño progresará y dañará al cerebro y al sistema nervioso.
La mejoría ocurre durante los dos primeros dos años después de que comiencen los síntomas. La esperanza de vida del paciente puede ser normal si no bebe alcohol.
El pronóstico de una persona con el síndrome de Wernicke-Korsakoff es mejor que el de una persona con alzhéimer u otro tipo de demencia porque en esos casos el deterioro es crónico y progresivo.
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