¿Has notado cómo una simple melodía puede transformar tu ánimo? La musicoterapia aprovecha este efecto de la música para mejorar el bienestar de las personas con alzhéimer.
En este artículo queremos contarte todo sobre la musicoterapia, una intervención terapéutica avalada por expertos y estudios sanitarios.
Te explicamos de forma sencilla todos sus beneficios y cómo puedes incorporarla en la rutina de cuidados para aprovecharlos.
Además, conocerás distintos tipos de ejercicios musicales que se adaptan a cada situación: desde escuchar canciones de la juventud hasta cantar juntos o usar sencillos instrumentos en casa.
Sigue leyendo para descubrir cómo la música puede hacer que el día a día sea más fácil y enriquecedor para tu familiar y para ti.
Beneficios de la musicoterapia en pacientes con alzhéimer
La música posee un poder único para conectar con las emociones y despertar recuerdos que parecían perdidos.
Por eso, la musicoterapia es una de las intervenciones no farmacológicas más utilizadas en pacientes de alzhéimer, pues tiene efectos positivos en distintos planos de la vida del enfermo: cognitivo, emocional y social.
Veámoslos en detalle:
Estimulación de la memoria y recuerdos
Uno de los efectos más destacados de la musicoterapia en pacientes con alzhéimer es su capacidad para inducir a la memoria y facilitar la evocación de recuerdos.
Esto no es casualidad: la música estimula las áreas cerebrales implicadas en el procesamiento emocional y la recuperación de recuerdos.
Así, la música actúa como un sistema de mnemotecnia natural que transporta a la persona a momentos específicos de su vida y activa una cascada de recuerdos autobiográficos que de otra manera permanecerían inaccesibles.
Esto se intensifica con la escucha de canciones o melodías familiares, y que van a ir acompañadas de emociones agradables que, quizás, permanecían dormidas.
Mejora del estado de ánimo y reducción de la ansiedad
El efecto de las emociones positivas que despierta la musicoterapia ha sido estudiado y demostrado: a lo largo de 30 estudios en más de 1700 personas, el Centro Radboudumc de alzhéimer (Países Bajos) concluyó que la musicoterapia mejora los síntomas de depresión en personas con demencia.
No solo eso: los beneficios emocionales se extienden a la reducción de comportamientos agresivos, la irritabilidad, la ansiedad y los episodios de agitación. A la par, provoca sensaciones de calma y alivio.
¿La explicación? La música estimula la liberación de neurotransmisores asociados al bienestar y reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Además, lo hace sin provocar sentimientos negativos como culpa o vergüenza.
Una terapia que, sin duda, representa todo un alivio emocional tanto para el enfermo como para el cuidador, que también disfruta de estos momentos de serenidad.
Favorece la comunicación y la interacción social
El sentimiento de bienestar que provoca la música impulsa a los enfermos de alzhéimer a implicarse más con su entorno: se mueven más, se comunican más, expresan más.
Así lo confirma Vanessa Vannay Allasia, musicoterapeuta, quien cuenta que durante las sesiones grupales, las personas con alzhéimer participan e interactúan más entre ellas.
Momentos de conexión que se generan gracias al canto compartido, el movimiento al ritmo de la música y el reconocimiento de melodías familiares.
Esta interacción social, a su vez, combate el aislamiento y fortalece el sentido de pertenencia.
¿Cómo funciona la musicoterapia en el alzhéimer?
El potencial terapéutico de la musicoterapia se basa en sus mecanismos neurológicos, y que varían según cómo se implemente la terapia. Analicemos qué efectos tiene en cada caso:
Efectos de la música en el cerebro
Como decíamos, la música activa múltiples redes neuronales de forma simultánea:
- El sistema límbico (procesamiento emocional).
- El lóbulo temporal derecho (detección del ritmo y tono emocional).
- La corteza prefrontal (recuperación de recuerdos).
Esta activación múltiple incrementa la conectividad cerebral, promueve la neuroplasticidad y contribuye a readaptar circuitos cerebrales que estaban comprometidos.
Todo esto explicaría por qué la memoria musical se mantiene relativamente intacta en el alzhéimer, y evidencia lo importante que es la actividad musical como ejercicio cerebral.
Diferencias entre escuchar música y la musicoterapia dirigida
Aunque escuchar música recreativa aporta beneficios, la musicoterapia dirigida mediante la intervención profesional estructurada tiene efectos terapéuticos mucho más profundos.
Cada sesión sigue un programa concreto, en el que se define:
- El objetivo terapéutico: como la estimulación de la memoria, la mejora del estado de ánimo o el fomento de la interacción social.
- El tipo de actividad: si incluirá o no elementos activos como el canto, el uso de instrumentos sencillos y el movimiento corporal.
- La necesidad individual: se diseña una actividad específica para cada persona con alzhéimer, personalizando incluso el repertorio musical para adaptarlo a sus gustos y la época y las experiencias de vida.
Esta personalización lleva implícita una participación mucho más activa que la escucha pasiva.
Con ello, acarrea mayores beneficios relacionados con la estimulación de áreas adicionales del cerebro, como son las relacionadas con la motricidad, la coordinación y la expresión creativa.
Actividades de musicoterapia para personas con alzhéimer
Como explicábamos, las actividades de musicoterapia para personas con alzhéimer deben adaptarse a la fase de la enfermedad y a las preferencias individuales.
Estas son algunas de las más utilizadas, debido a que pueden personalizarse al completo:
Escuchar canciones de la juventud del paciente
La selección de música es tan importante como el propio acto de escucharla: las canciones populares de la juventud del paciente tienen un poder evocador especial, ya que están asociadas con experiencias emocionales intensas.
Para implementar esta actividad, es tan fácil como crear una lista personalizada que incluya los artistas, géneros y canciones favoritas de la época de cuando tenía entre 15 y 25 años.
Durante las sesiones, se reproducen fragmentos de estas canciones familiares, permitiendo que la persona las reconozca y, si es posible, comparta los recuerdos o emociones que le evocan.
Es importante prestar atención a las reacciones no verbales, como cambios en la expresión facial, movimientos corporales o modificaciones en el estado de ánimo, ya que estas señales indican que la música está conectando con la memoria emocional.
Cantar en grupo o en familia
El canto grupal constituye una de las actividades más enriquecedoras de la musicoterapia.
Para organizar las sesiones de canto se seleccionan canciones que la mayoría de participantes conozcan, como villancicos navideños, himnos regionales o éxitos musicales de décadas pasadas.
Son las que suelen generar mayor participación, sobre todo si se proporcionan las letras impresas (siempre, con un tamaño de fuente grande para facilitar la lectura).
Este canto compartido promueve, más que ninguna otra actividad, la conexión emocional. Y es que los pacientes asocian las canciones a momentos pasados con la familia y a celebraciones especiales.
Es así como durante la actividad se fortalecen los vínculos afectivos y se crean momentos de alegría que trascienden las limitaciones impuestas por la enfermedad.
Uso de instrumentos musicales sencillos
La incorporación de instrumentos musicales simples añade una dimensión táctil y motora a las sesiones de musicoterapia.
Pueden ser maracas, panderetas, campanas, tambores pequeños o xilófonos, que no requieren habilidades musicales previas y animan a los pacientes a experimentar con los sonidos.
Así, sienten la satisfacción de crear música de forma directa y la percusión les ayuda a mantener el ritmo de las canciones que se estén escuchando o cantando.
Y, por supuesto, la actividad instrumental también beneficia la coordinación motora fina y gruesa.
Sostener una maraca, golpear suavemente un tambor o hacer sonar unas campanillas requiere movimientos controlados que estimulan las conexiones neuromusicales.
Ejercicios de movimiento al ritmo de la música
El movimiento corporal al compás de la música integra los beneficios de la musicoterapia con la actividad física suave, y que va a servir para mantener la movilidad, mejorar el equilibrio y estimular la coordinación.
Los ejercicios pueden adaptarse a las capacidades físicas de cada persona:
- Para quienes conservan movilidad, el baile suave o los movimientos libres con los brazos al ritmo de la música proporcionan estimulación multisensorial.
- Las personas con movilidad limitada pueden participar mediante movimientos de cabeza, balanceo del torso o palmadas suaves.
Lo ideal es que sea música con ritmos marcados, pues estos ayudan a sincronizar mejor los movimientos, sobre todo a personas con dificultades de marcha (fenómeno que recibe el nombre de arrastre rítmico).
Musicoterapia para familiares y cuidadores
La musicoterapia también es beneficiosa para los familiares y los cuidadores del enfermo, que encuentran en la música una herramienta para mejorar la dinámica de cuidado y su propio bienestar emocional.
Cómo incorporar la música en la rutina diaria
Las actividades cotidianas, que en ocasiones pueden ser estresantes, se transforman en momentos más placenteros y relajados si les añadimos música.
Durante las comidas, por ejemplo, la música suave crea un ambiente tranquilo que favorece la concentración y reduce la ansiedad. Además, las melodías familiares pueden estimular el apetito y hacer más agradable la experiencia de comer.
Las tareas de higiene personal, que a menudo generan resistencia, se vuelven más llevaderas cuando se acompañan de música relajante.
Puedes poner canciones que tu familiar asocie con momentos felices de su vida para desviar su atención de la incomodidad y generar una cooperación espontánea.
Durante los desplazamientos o paseos, la música también puede servir como estímulo motivador. Las canciones con ritmos alegres energizan y animan el movimiento, mientras que las melodías tranquilas facilitan momentos de calma y contemplación.
Lo importante es observar las respuestas individuales y adaptar la selección musical a cada momento y estado de ánimo.
Beneficios emocionales para los cuidadores
Cerca del 60% de los cuidadores desarrollan morbilidades psiquiátricas como ansiedad o depresión como consecuencia directa de la sobrecarga que supone cuidar de un familiar con alzhéimer.
Encontrar momentos para el cuidado propio no siempre es posible, y aquí es donde brilla la música, una forma de terapia que puede acompañarte en tu día a día mientras cuidas o haces cualquier otra tarea.
Pero, más allá de esto, participar en actividades de musicoterapia puede proporcionarte el alivio que tanto necesitas, además de ayudarte a reconectar emocionalmente con tu ser querido.
Y es que la musicoterapia crea momentos de alegría compartida que contrarrestan la sensación de pérdida progresiva que caracteriza al alzhéimer.
La música también facilita la comunicación: es muy probable que la persona a la que cuidas responda mejor a los estímulos musicales que a las palabras. Bien usados, pueden ahorrarte más de una frustración cuando tus interacciones no dan los frutos que esperas.
Como ves, la musicoterapia puede ser un beneficio compartido entre tu ser querido y tú: a ti, te aporta renovación emocional y recursos para el cuidado diario, y a él la oportunidad de experimentar la felicidad plena. ¡No dejes de incorporarla en vuestro día a día!
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