Cómo tratar a una persona con demencia senil: guía práctica

09/12/2025
Cómo tratar a una persona con demencia senil

Uno de los mayores retos de un cuidador es saber cómo tratar a una persona con demencia senil.

Y es que va más allá de atender síntomas físicos y médicos, porque implica conectar con un mundo interior cambiante, lleno de emociones intensas y necesidades especiales.

Por eso, en esta guía práctica encontrarás principios básicos y estrategias para abordar tanto las conductas habituales como los episodios de agresividad.

Te explicamos cómo entender sus comportamientos, comunicarte con respeto y empatía, y acompañar a tu ser querido con cariño, fomentando su autonomía y bienestar.

También descubrirás actividades y terapias que contribuyen a mejorar su calidad de vida y herramientas para cuidar de ti mismo en este camino de acompañamiento.

Principios básicos sobre cómo tratar a personas con demencia senil

Para cuidar bien a una persona con demencia es imprescindible observar sus reacciones y adaptar nuestras estrategias de acompañamiento.

En el siguiente apartado, vemos cómo hacerlo desde el respeto, la comprensión y el cariño.

Cómo tratar a una persona mayor con demencia senil

Las personas con demencia, sienten emociones intensas como miedo, confusión, tristeza, inseguridad…

Por lo que nuestra actitud cuando estamos con ellos, y la forma de tratarles, pueden apaciguar (o acrecentar) estas sensaciones.

Para saber cómo tratarle y afrontar mejor la demencia, antes hemos de entender el porqué de algunos de sus comportamientos. Por ejemplo:

  • Las rutinas, los objetos familiares o pequeños rituales son el ancla de que les mantiene presentes en el día a día. Les ayuda a anticipar lo que va a suceder y, con ello, a reducir la ansiedad y el estrés.
  • Repetir una acción o aferrarse a una manía no es capricho, sino una forma de aliviar la ansiedad provocada por la confusión y el sentimiento de pérdida de control sobre su mundo.
  • Si rechazan comer, cuidar su higiene o vestirse, no lo vivas como una provocación: puede deberse al miedo, a la incomodidad sensorial o a la desorientación típica de la enfermedad.
  • Es común que repitan preguntas, acumulen objetos o insistan en usar siempre los mismos utensilios. Estas repeticiones aumentan su sensación de control en un entorno que sienten cada vez más impredecible y ante situaciones o estímulos que les resultan nuevos o desestabilizadores.

No reprimas estos comportamientos; en su lugar, valida sus emociones, no corrijas ni razones en exceso, y permite que expresen lo que sienten.

Importancia de la comunicación y el respeto

Cuando interactuamos con un enfermo de demencia senil, nuestro objetivo debe ser conectar con su mundo emocional y no solo transmitir información.

Y, en esto, influye mucho la forma en que te comunicas:

  • Habla siempre con un tono pausado y amable, usando frases sencillas y una entonación clara.
  • Mira a los ojos y elimina las distracciones para lograr conexión real.
  • Es importante repetir los mensajes sin mostrar frustración; si no comprenden, no insistas en razonar ni les pongas a prueba, simplemente adapta tu comunicación a su nueva realidad.
  • Potencia la comunicación no verbal: un gesto cariñoso, una sonrisa auténtica, un apretón de manos valen mucho cuando el lenguaje falla.
  • Evita siempre confrontaciones y nunca desacredites lo que sienten o piensan, aunque su percepción no se ajuste a la realidad que tú percibes.
  • Si repiten preguntas o muestran conductas repetitivas, redirige su atención hacia actividades o recuerdos agradables que les aporten calma, usando la técnica de la redirección o la distracción de forma positiva.

Así, frases como «otra vez» o «eso no es así» solo aumentan su inseguridad y pueden llevarle a la tristeza o el enfado.

En cambio, expresiones como «no te preocupes, estoy aquí contigo» o «vamos a hacerlo juntos» ayudan a la persona a sentirse segura y acompañada.

Cómo tratar a una persona con demencia senil agresiva

La agresividad en la demencia no es un comportamiento aislado, sino consecuencia de profundas alteraciones cerebrales que afectan el control emocional y la conducta.

Estos cambios provocan frustración y miedo, que a su vez desencadenan episodios agresivos, tanto verbales como físicos.

Cuando esto sucede, es importante saber cómo minimizar estas conductas y recuperar el bienestar tanto del afectado como de quienes le cuidan. Vamos a verlo:

Estrategias para reducir ansiedad y frustración

Hay algunas estrategias que puedes poner en práctica para reconocer los desencadenantes de estas reacciones y responder a ellas:

  1. Intenta identificar la causa: entre las más comunes se encuentran el dolor, el cansancio, cambios de cuidador o residencia, confusión debido a déficits cognitivos o sensoriales, efectos secundarios de medicamentos o incomodidad física. Si logras reconocer la causa, puedes adelantarte y evitarla en la medida de lo posible.
  2. Crea un entorno seguro y tranquilo: estableciendo rutinas regulares y estructuradas, elimina estímulos estresantes, mantén una iluminación suave, controla los ruidos y asegúrate de que el mobiliario sea seguro y los espacios amplios y accesibles.
  3. Implícale en decisiones y tareas: fomenta pequeños cambios que recuperen su autonomía y distraigan de aquello que genera irritación o miedo. Por ejemplo, puedes contar con su opinión para decidir las comidas o delegar tareas que pueda realizar, haciéndole sentir útil y valorado.

Además, la comunicación debe ser especialmente calmada, clara y empática. Sobre todo, no trates de razonar o corregirle durante el episodio, pues solo generaría más frustración.

Técnicas de desescalada y control de crisis

Parte de los consejos que acabamos de dar tienen que ver con propiciar la desescalada durante el episodio de agresividad de la persona con demencia.

Pero, si hablásemos de técnicas concretas, las más efectivas serían:

  1. Técnicas verbales: comunícate de forma tranquila y serena, manteniendo un tono de voz bajo y pausado. Evita elevar el tono, mostrar enfado o nervios, ya que esto puede ser contraproducente.
  2. Uso del lenguaje corporal: mantén una postura relajada, movimientos suaves y contacto visual moderado. Respeta su espacio personal para evitar que se sienta amenazado.
  3. Validación emocional: escucha con empatía lo que expresa, tanto verbal como no verbalmente. Reconoce sus sentimientos, evita la confrontación y establece límites firmes, pero sin utilizar la agresividad.
  4. Aplica la redirección positiva: redirige su atención hacia temas o recuerdos que le provoquen calma. Distráele hablándole de algún ser querido, preguntándole por alguna anécdota o cualquier otro asunto que favorezca su buen humor.
  5. Ofrece opciones: como parte de tu estrategia de distracción, propón actividades específicas para que elija, facilitando que recupere sensación de control y se distraiga.

Con estas técnicas podrás acompañar a tu ser querido hacia un estado de calma, reduciendo su agitación y mejorando la convivencia entre ambos.

Actividades y rutinas para tratar a una persona con demencia senil

Parte del tratamiento de la demencia senil son las actividades que ayuden a mantener las capacidades cognitivas, físicas y sociales de la persona.

Además, son una buena forma de prevenir los episodios de agresividad y de redirigirlos, cuando ocurren. Veamos cuáles son las más utilizas:

Estimulación cognitiva y ejercicios de memoria

Tanto la estimulación cognitiva como los ejercicios de memoria están indicados para disminuir la frecuencia de alteraciones conductuales.

Y es que la realización de actividades trabaja muchos aspectos de la cognición del enfermo, pero también mejoran su estado de ánimo.

En el entorno del hogar, puedes estimularlo mediante:

  • Conversaciones sobre el presente y pasado, utilizando aspectos personales o sociales y temas de interés. Puedes valerte de diarios, libros, películas o de una caja de recuerdos personal. Estimularás el lenguaje, la orientación temporal y la memoria.
  • Juegos diversos como cartas, palabras, rompecabezas y crucigramas para trabajar la atención, la memoria, el lenguaje y las funciones ejecutivas relacionadas con la planificación y razonamiento.
  • Actividades domésticas cotidianas relacionadas con la cocina, la repostería, la jardinería o las manualidades. Estas tareas familiares facilitan el trabajo de memoria semántica, atención sostenida y razonamiento, porque resultan muy conocidas para la persona.
  • Ejercicios de orientación utilizando formularios de datos personales que simulen situaciones reales.
  • Ejercicios de búsqueda de letras específicas entre conjuntos de letras ayudan a mantener la atención selectiva y sostenida, así como la velocidad de procesamiento.

Un truco: personaliza las actividades con nombres de familiares o temas de interés particular para potenciar la motivación de tu familiar.

Actividades físicas y recreativas adaptadas

El ejercicio regular adaptado no solo tiene beneficios físicos, sino que en el caso de los adultos mayores con demencia les ayuda con los síntomas de agitación.

Y es que cada vez existe más evidencia de que el ejercicio protege el cerebro de la demencia y hace más lenta la progresión del deterioro cognitivo.

Combínalo con actividades recreativas adaptadas a las capacidades actuales de tu familiar. Por ejemplo:

  • Paseos al aire libre o en espacios accesibles, que además favorecen la conexión con la naturaleza.
  • Juegos sencillos que impliquen movimiento, como lanzar pelotas o jugar con aros.
  • Ejercicios de estiramiento y movilidad articular guiados y supervisados.
  • Talleres de manualidades o pintura para estimular la creatividad y la motricidad fina.
  • Actividades de jardinería como plantar flores o cuidar plantas que además aportan estímulos sensoriales y responsabilidades simbólicas.

Estas actividades no solo mantienen la movilidad física, sino que también fomentan la conexión social, contrarrestando el aislamiento tan frecuente en personas con demencia.

Musicoterapia y terapias ocupacionales

La musicoterapia usa ritmo, melodía y tonalidades para mejorar el bienestar físico, emocional y cognitivo en personas con demencia.

Puede ser activa, promoviendo el movimiento y la socialización (como bailar o tocar instrumentos), o pasiva, consistente en escuchar música para inducir relajación y autorregulación emocional.

La terapia ocupacional, por su parte, busca mantener la participación en actividades cotidianas relevantes para prevenir el deterioro en funciones cognitivas como memoria, atención y orientación.

¿Cómo puedes incorporarlas en el día a día? Algunas ideas de actividades sencillas:

  • Escuchar música relajante.
  • Cantar o tocar instrumentos simples (tambores, maracas).
  • Bailar o seguir ritmos adaptados a sus capacidades físicas.
  • Realizar tareas básicas de cuidado personal (peinarse, vestirse).
  • Juegos de memoria con imágenes o palabras familiares.
  • Ejercicios de orientación con calendarios o relojes.
  • Manualidades que estimulen la coordinación y creatividad.
  • Preparar comidas o meriendas sencillas.

Integrar la musicoterapia y la terapia ocupacional en el día a día también es buena oportunidad para hacer cosas juntos y, así, fortalecer vuestra relación.

Apoyo a familiares y cuidadores

Cuidar a una persona con demencia implica una gran carga física y emocional, pero no estás solo.

En España, organizaciones como la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA), Fundación Alzheimer España y Fundación Pasqual Maragall ofrecen recursos información, acompañamiento, asistencia psicológica y formación para apoyarte.

Pero, sobre todo, debes cuidar tu bienestar personal y emocional. Te contamos qué es lo que más te puede ayudar:

Cómo mantener la paciencia y el autocuidado

El agotamiento es muy común en cuidadores y afecta a la que, sin duda, es tu mejor aliada al cuidar: la paciencia.

Cuando aparece, es una señal de que necesitas cuidarte mejor y modificar tu rutina.

Estos son algunos cambios que puedes incorporar para prevenir la sobrecarga:

  • Pide ayuda a familiares y amigos, utiliza servicios de atención diurna para adultos o bien solicita servicios de atención médica domiciliaria para poder tener momentos de respiro.
  • Organiza tu tiempo con un plan de actividades que incluya momentos de descanso y cuidado personal.
  • Deja espacio para tus pasatiempos e intereses, así como para encontrarte con tus amistades.
  • Pon límites a la persona dependiente diciendo «no» a demandas excesivas.
  • Mantén una alimentación saludable, duerme las horas necesarias y realiza actividad física de forma regular.
  • Identifica las fuentes de tensión relacionadas con el cuidado y modifícalas cuando sea posible.
  • Mantén una actitud optimista para evitar caer en la monotonía.
  • Fórmate acerca de la enfermedad para comprender las dificultades a las que te enfrentas y evitar plantearte exigencias poco realistas.

Además, desde Sanitas recomendamos participar en grupos de ayuda mutua, pues son espacios donde compartir y aprender estrategias con otras familias y cuidadores en situaciones similares a la tuya.

Nosotros, desde la distancia, también te ayudamos a seguir aprendiendo sobre demencias y cómo cuidar mejor: encontrarás muchos más contenidos como este, escritos por profesionales sanitarios, en la biblioteca de Sanitas Cuidar Bien.

Miryam Piqueras Bravo

Miryam Piqueras Bravo

Directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores.

Doctora en Medicina Familiar y Comunitaria, con más de 13 años de experiencia en atención primaria, medicina socio-sanitaria, supervisión y dirección médica.
Nº de Colegiada: 282858641.

La información facilitada por este medio no puede, en modo alguno, sustituir a un servicio de atención médica directa, así como tampoco debe utilizarse con el fin de establecer un diagnóstico, o elegir un tratamiento en casos particulares. En este servicio no se hará ninguna recomendación, explícita o implícita, sobre fármacos, técnicas, productos, etc... que se citarán únicamente con finalidad informativa. La utilización de este servicio se lleva a cabo bajo la exclusiva responsabilidad de los usuarios.

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