Rosa recuerda la palmada en el culo que un día le lanzó su madre porque no le hacía caso. Habían pasado la mañana juntas y, antes de comer, Rosa tenía que recoger la ropa sucia. Como se le hacía tarde, ella se daba prisa metiendo la ropa en el cesto, mientras su madre la observaba. Al ver que no le prestaba atención, decidió darle un pequeño azote. Esta reacción le hizo gracia a Rosa, que se volvió hacia ella para darle un achuchón.
El comportamiento que tuvo la madre de Rosa, aunque divertido, fue inusual. Antes, jamás había reaccionado así. Por eso, Rosa decidió investigar y encontró que muchas personas con demencia tienen comportamientos agresivos, tanto físicos como verbales, hacia sus cuidadores.
Según el trabajo, “A practical guide to caring for caregivers” (Una guía práctica para el cuidado de los cuidadores) publicada por la Asociación Americana de Médicos de Familia, las causas que provocan una mayor ansiedad en el cuidador son: la depresión y los trastornos de comportamiento que sufren los pacientes, entre los que se encuentran las manifestaciones agresivas.
En un estudio que se hizo en Canadá, en el que se analizó el comportamiento de 2.332 personas de un centro residencial, el porcentaje de adultos mayores que tuvieron un comportamiento agresivo fue del 21,2, una cifra similar a los que mostraron su agresividad verbalmente (21,5%) mientras que un 11,2% exhibieron ambos tipos de comportamientos.
La investigación relacionó las reacciones físicamente agresivas con el género masculino, la utilización de fármacos neurolépticos, deterioro cognitivo moderado o severo, insomnio y trastorno psicológico.
Los factores asociados a un comportamiento verbal agresivo fueron la prescripción de benzodiacepinas, neurolépticos, dependencia funcional, deterioro cognitivo moderado o severo e insomnio
¿Cuáles son las causas que provocan estos comportamientos agresivos?
Los pacientes con demencia tienen las mismas necesidades que cualquier otra persona: estimulación, bienestar, relaciones sociales, confort y no experimentar dolor.
Sin embargo, no son capaces de reconocer sus necesidades, ni saben cómo satisfacerlas o cómo comunicárselas a los otros. Estas necesidades son las que quizás les lleven a comportarse agresivamente, asegura la Alzheimer’s Society de UK.
Por eso, el primer paso para enfrentarse a este comportamiento es averiguar qué es lo que lo ha provocado.
Las causas podrían ser físicas y biológicas
- Quizá el paciente sufra algún tipo de dolor (incluyendo infecciones) u otro tipo de sensación que le haga sentirse incómodo, como estreñimiento, sed o llevar sentado demasiado tiempo.
- Puede que esté tomando medicamentos que le hagan sentir confuso o somnoliento, lo que le impide ser capaz de resolver situaciones que quizá sean angustiosas para él.
- El entorno quizá no le estimule o, por el contrario, le estimule demasiado. Demasiado calor o frío, muy ruidoso o mucha luz.
- Quizá el paciente no oye o ve bien, lo que le lleva malinterpretar o equivocarse en sus percepciones.
- Puede experimentar alucinaciones (ven cosas que no existen) o creen cosas que no son ciertas, lo que les provoca confusión o miedo.
- Estar circunstancias puede llevarles a comportarse con agresividad.
Causas sociales que pueden suscitar un comportamiento agresivo
- Falta de contacto social, aislamiento.
- Aburrimiento, inactividad y falta de experiencias sensoriales.
- Ser atendido por diferentes cuidadores, que cambian la rutina establecida y difieren en su forma de enfocar sus servicios, lo que hace sentirse confundido, sin saber lo que tiene que hacer.
- No hay una vinculación especial con ningún cuidador.
- Intenta ocultar tu patología. No quiere que el resto de las personas sepan lo que le está pasando.
Causas psicológicas que pueden desencadenar una reacción agresiva en la persona con demencia
- Tiene la sensación de que sus derechos no son respetados.
- Puede sentirse frustrado porque no es capaz de completar sus tareas. Por ejemplo, ya no puede prepararse un café.
- Podría sufrir una depresión u otros problemas mentales.
- La persona con demencia no reconoce sus limitaciones y se siente que el cuidador está invadiendo su intimidad cuando le intenta ayudar en tareas íntimas, como en su aseo personal o vistiéndose.
- No le dejan tomar ninguna decisión. El cuidador decide tomar todas las decisiones por él. Entonces, el paciente se siente furioso porque no se le escucha.
- Puede sentirse amenazado por su entorno, dado que no le resulta familiar. Puede creer que no se encuentra en el sitio adecuado o que hay extraños en su hogar.
- Puede tratar de hacer tareas que antes hacía, como recoger a los niños o ir a trabajar, y se enfurece cuando el cuidador trata de impedírselo.
Sin embargo, a veces, el nivel de ansiedad que sufren estas personas aumenta sin que haya una causa clara. Puede que la agresividad sea la única manera que le queda al paciente para transmitir lo que siente porque, a medida que deterioro cognitivo aumenta, su repertorio de conductas disminuye.
Rosa entiende ahora mejor qué es lo que le pudo pasar a su madre: se sentía ignorada, y eso provocó su enfado. Ahora irá con más cuidado. Está aprendiendo a interpretar su nuevo lenguaje: sincero y directo. Y le gusta, porque va derecho a su corazón.
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