Seguro que sabes que el bienestar de tu familiar con alzhéimer depende de muchas cosas: del entorno, de las emociones, de la rutina, pero también de ti.
Aun así, si te preguntas cómo hacer feliz a una persona con alzhéimer, aquí encontrarás una guía útil, empática y basada en estudios para apoyarte en tu día a día como cuidador.
Conocerás qué le puede aportar felicidad en el día a día, qué gestos puedes hacer para propiciarla y cómo esas pequeñas acciones repercuten en el avance de la enfermedad.
¿Qué hace feliz a una persona con alzhéimer?
Que una persona con alzhéimer no sepa responder a una pregunta no significa que no sienta.
Y es que la investigación neurocientífica ha demostrado que las redes cerebrales responsables de las emociones son más resistentes al deterioro neurodegenerativo que, por ejemplo, las encargadas del lenguaje.
Esto significa que los enfermos de alzhéimer mantienen la capacidad innata de experimentar alegría, tranquilidad y bienestar, pero también inseguridad, tristeza y soledad.
¿Y felicidad? En el alzhéimer, este sentimiento lo alientan los recuerdos agradables, las experiencias y las emociones positivas que generan los estímulos familiares, como el rostro de un familiar o una caricia.
Estas son, precisamente, importantísimas durante el desarrollo de la enfermedad.
Importancia de las emociones positivas en el alzhéimer
Experimentar emociones positivas no solo fomenta la sensación de satisfacción y seguridad en el paciente de demencia por alzhéimer, sino que tiene efectos neurológicos muy potentes (y beneficiosos):
- Reducción de la inflamación cerebral: disminuyen los marcadores inflamatorios que aceleran la progresión neurodegenerativa.
- Mejora de la plasticidad neuronal: formación de nuevas conexiones sinápticas, compensando parcialmente el daño neuronal.
- Estimulación de la neurogenesis: generación de nuevas neuronas, especialmente en el hipocampo, la región cerebral más afectada por el alzhéimer.
- Fortalecimiento de la reserva cognitiva: contribuyen a construir redes neuronales alternativas que permiten mantener las funciones cognitivas a pesar del daño cerebral.
- Mejora de la neurotransmisión: optimizan la comunicación entre neuronas mediante el aumento de receptores AMPA.
Además, se producen dos mecanismos responsables de la felicidad: la liberación de oxitocina y el aumento de la producción de serotonina y dopamina.
En definitiva: las emociones positivas pueden ser una herramienta terapéutica real que estabilice la progresión de la enfermedad.
Beneficios de la felicidad para la salud cognitiva
Fomentar la felicidad en personas con alzhéimer tienen un impacto directo en la memoria, la conducta y el desarrollo general de la patología, porque genera beneficios que van más allá del bienestar emocional:
- Estimula la memoria episódica, sobre todo cuando los momentos de felicidades se asocian con recuerdos positivos.
- Reduce los comportamientos de agitación y agresividad.
- Fortalece el sistema inmunitario.
- Mejora la calidad del sueño y regula los patrones circadianos.
- Ralentiza la progresión de los síntomas neurodegenerativos.
El beneficio más importante, sin duda, es el que subraya el metaanálisis publicado en International Journal of Geriatric Psychiatry: las personas con mayor bienestar psicológico presentan un riesgo menor de desarrollar demencia severa.
Una evidencia clara de que el esfuerzo que hagas ahora para procurarle confort a tu ser querido puede influir positivamente en la progresión de la enfermedad.
Actividades que pueden hacer feliz a una persona con alzhéimer
Llegados a este punto, te preguntarás qué hace feliz a una persona con alzhéimer. La respuesta es sencilla: todo aquello que conecta con su identidad emocional y, en especial, los recuerdos preservados.
Por ello, parte de la terapia del día a día consiste realizar actividades que estimulen los sentidos y evoquen esas experiencias vitales.
Las que han demostrado ser más efectivas son las que tienen que ver con la música, las imágenes y los paseos al aire libre:
Escuchar música significativa
Según el Northwestern Memorial Hospital, la memoria musical es una de las que mejor se preserva hasta etapas muy avanzadas del alzhéimer.
La música activa múltiples regiones cerebrales simultáneamente e induce a la memoria, por lo que no es de extrañar que se utilice como un puente para conectar con las emociones de los pacientes.
Para hacerlo, se seleccionan canciones de la juventud de la persona que estén asociadas con momentos importantes agradables (puede ser su boda, unas vacaciones, un concierto…).
También pueden crearse listas de reproducción personalizadas que sean, de alguna forma, temáticas. Por ejemplo, que incluyan música de su época o melodías que solía escuchar en familia.
Ver fotografías y recuerdos familiares
Las fotografías provocan todo un proceso de rememoración que despierta recuerdos, fomenta el sentido de pertenencia familiar y genera conexiones positivas.
De la misma forma que con la música, la actividad consistiría en seleccionar algunas imágenes relevantes para el paciente y organizarlas en álbumes temáticos (eventos especiales, mascotas queridas, lugares simbólicos para él…) que cuenten su historia de vida.
Para facilitar su comprensión, lo ideal es añadir etiquetas descriptivas con los nombres de las personas, los lugares y las fechas.
Repasar todas estas fotos junto a tu ser querido no solo va a despertarle emociones placenteras, sino que va a estimular conversaciones que trabajarán las habilidades verbales y la capacidad de expresión oral.
Pasear y disfrutar del aire libre
El contacto con la naturaleza y las actividades al aire libre tiene doble beneficio en las personas con alzhéimer:
- Por un lado, regulan los ritmos circadianos que facilitan la consolidación de la memoria durante el sueño profundo.
- Por el otro, contribuyen al mantenimiento de las funciones cognitivas.
Por ello, conectar con esas vivencias pasadas es mucho más fácil cuando estimulas su mente en el exterior.
Paseos cortos por el jardín, sentarse al aire libre para observar la naturaleza, participar en sesiones de jardinería adaptada…
Tan solo es necesario elegir entornos seguros y familiares, y adaptar la duración de las actividades según su nivel de energía y capacidades.
Claves para hacer feliz a una persona con alzhéimer
Ya conoces cómo hacer feliz a una persona con alzhéimer a través de actividades específicas. Pero, ¿qué hay del día a día?
Hay algunas buenas prácticas que también pueden estimular esa sensación de felicidad y que tienen que ver con formas de hablar, pero también de organizar la rutina y de hacerle partícipe de algunas tareas:
Mantener rutinas claras y predecibles
Las rutinas estructuradas proporcionan predictibilidad, y esto permite que las personas con alzhéimer sepan qué esperar en cada momento del día.
Esto les proporciona una gran sensación de control y tranquilidad. Lo contrario, una jornada llena de cambios e imprevistos, provoca confusión y episodios de agitación.
Para evitarlo, establece horarios regulares para las comidas, actividades y descanso, manteniendo cierta flexibilidad para adaptarte a necesidades imprevistas.
Aquí, la felicidad se encuentra en el orden, pero también puedes despertarla imitando las costumbres familiares pasadas.
Por ejemplo, respetando los mismos horarios de comida de siempre, o colocando por la casa objetos que le recuerden a esa vida y que le dibujen una sonrisa cuando los vea.
Usar un tono de voz amable y tranquilizador
¿Sabías que el tono de voz que utilizas para comunicarte con tu familiar puede transmitir más información emocional que las palabras mismas?
Como las personas con demencia pueden interpretar las emociones, un tono cálido y pausado les genera confianza, pero otro más incisivo les produce rechazo (y, por ende, sensaciones negativas que no contribuyen a su felicidad).
¿Cómo puedes favorecer ese tono gentil que le proporcione confort?
- Lo más importante es hablar despacio; apresurarte demasiado al hablar puede distorsionar tu tono e interpretarse como amenazante.
- Para contribuir a mantener ese ritmo y que la persona te entienda mejor utiliza frases sencillas.
- Mantén contacto visual durante las conversaciones para transmitirle interés y confianza.
Recuerda: tu paciencia y empatía al comunicarte se reflejan directamente en el bienestar emocional de tu ser querido.
Fomentar la participación en tareas simples
La sensación de utilidad y propósito también está relacionada con la felicidad de personas con Alzheimer.
Propiciarla es tan fácil como delegar en ellas tareas simples como doblar ropa, ordenar objetos o ayudar en tareas domésticas básicas.
Estas actividades, conocidas como «sin fallo», permiten que vuelvan a sentir ese éxito y reconocimiento que les hacía sentirse realizados, por ejemplo, en su vertiente profesional.
Para favorecer estos sentimientos, aplica estos consejos:
- Deja que él mismo decida qué actividades prefiere realizar.
- Adapta las tareas al nivel de capacidad actual, teniendo en cuenta sus habilidades preservadas.
- Si es necesario, simplifica los pasos y ajusta el nivel de dificultad para que pueda llevarlos a cabo él solo.
- Elogia su esfuerzo de manera sincera, independientemente del resultado final.
Conexión emocional para hacer feliz a una persona con alzhéimer
Viendo la importancia de las emociones en el alzhéimer, podemos decir que la conexión emocional con otras personas es el pilar sobre el cual se construye la felicidad en personas con esta patología.
Como cuidador, puedes reforzar este vínculo de formas tan sencillas como dar un abrazo, escuchar con atención o aceptar sus emociones:
Abrazos, contacto físico y gestos cariñosos
El contacto físico libera oxitocina, la hormona del bienestar que reduce el estrés y fortalece las conexiones emocionales.
Pero no es el único beneficio de un abrazo: también mejora el sueño, refuerza el sistema inmunitario y regula la presión arterial en personas mayores.
En los enfermos de alzhéimer, esta proximidad también es capaz de combatir la ansiedad y la agitación cuando se sienten confundidos o desorientados.
Ahora bien, deben incorporarse según el grado de tolerancia. A veces, un abrazo muy intenso puede resultar invasivo o generar incomodidad.
Por ello, se recomienda empezar por gestos cariñosos como sonreír, dar la mano o realizar masajes suaves en manos y hombros.
Escuchar con atención y paciencia
Cuando escuchas atentamente a una persona con alzhéimer le estás transmitiendo que ella y todo lo que intenta decirte son importantes.
Por lo tanto, la escucha activa es una forma más de amor y una demostración de respeto que va a contribuir a que ese paciente se sienta tranquilo, querido y con la suficiente confianza para expresarse.
Para asegurarte de que así lo siente, dedica tiempo exclusivo a esas conversaciones y procura que no hay distracciones. Así, podrás mantener el contacto visual conectar mejor emocionalmente con la otra persona.
Si se equivoca mucho, no corrijas constantemente ni insistas en la precisión factual; en su lugar, enfócate en las emociones y sentimientos que tu familiar está expresando para conectar con él y validarle.
Validar sus sentimientos y emociones
La validación emocional es justamente eso: reconocer y aceptar los sentimientos de tu ser querido, incluso cuando su percepción de la realidad sea diferente.
Así, cuando tu familiar exprese preocupaciones o miedos, aplica algunos auxilios emocionales.
Por ejemplo, dile: «entiendo que te sientas preocupado» o «veo que esto es importante para ti».
Esta aproximación terapéutica proporciona el apoyo psicológico que tu ser querido necesita y fortalece vuestra conexión emocional.
Cuidado del entorno para favorecer la felicidad
El entorno físico donde vive una persona con alzhéimer influye en su capacidad de experimentar felicidad y bienestar.
Así, un espacio adaptado a sus necesidades y que incluya elementos familiares puede ser una fuente de alegría y de conexión.
A continuación, veamos cómo:
Espacios seguros y cómodos
Lo fundamental de una vivienda adapta al enfermo de alzhéimer es que reduce el riesgo de caídas, mejora la autonomía y genera sensación de seguridad.
Pero, para ello, es importante que el espacio esté libre de obstáculos y que contenga elementos que guíen la navegación.
Señalizaciones como carteles o luces, elementos decorativos reconocibles, objetos personales importantes…
Todo ello contribuye a la sensación de familiaridad que tanto reconforta a los pacientes con demencias, y que evita que se sientan perdidos en su propio hogar.
Iluminación adecuada y decoración familiar
Ya hemos visto que la exposición a luz natural es beneficiosa, pero, ¿y la interior?
Las personas con demencia necesitan, por una parte, que los niveles de iluminación sean más altos para poder contrarrestar la pérdida de visión que se produce con la edad.
Pero, por otro, el tono debe ser cálido para promover la relajación. La mejor forma de proporcionar este tipo de luz es utilizando lámparas de mesa y luces de pared en lugar de una sola fuente muy intensa.
Así, puedes regularla durante el día, si bien por las mañanas es suficiente con la luz que entra por las ventanas.
Evitar ruidos fuertes y estímulos estresantes
Las personas con alzhéimer experimentan lo que se conoce como hipersensibilidad auditiva, y que puede generar agitación y estrés.
Para prevenirla, minimiza las fuentes de ruido innecesario, como televisores con volumen alto o calles con mucho tráfico. Sobre esto último, lo ideal es que la habitación del enfermo dé a una zona tranquila.
En el día a día, trata de evitar los sonidos súbitos e inesperados que puedan provocarle a tu familiar algún tipo de sobresalto.
Puedes enmascararlos poniendo música suave de fondo o sonidos de la naturaleza, si los tolera.
Lo importante es que, hagas lo que hagas para hacer feliz a una persona con alzhéimer, priorice sus necesidades.
Cada gesto, actividad y palabra de apoyo ayuda a ralentizar la evolución de la enfermedad y crea días llenos de significado, conexión y tranquilidad para tu ser querido y para ti, cuidador.
Si necesitas más información, recuerda que en biblioteca de salud de Sanitas Cuidar Bien encontrarás muchísimos más recursos y consejos sobre demencias, escritos por nuestros profesionales sanitarios.