Tratamiento después de un ictus: recuperación y cuidados

18/07/2025
Últimos tratamientos ictus

Sufrir un ictus supone un antes y un después en la vida de una persona. Se trata de una emergencia médica grave que, incluso tras superarse la fase inicial, deja secuelas físicas y cognitivas que afectan a la calidad de vida y autonomía. Por ello, el tratamiento después de un ictus no se limita al ingreso hospitalario: requiere un enfoque global y personalizado, combinando medicación, rehabilitación y apoyo familiar.

En este artículo te explicamos las principales opciones de tratamiento post ictus, cómo favorecer la recuperación y qué cuidados necesita la persona afectada.

¿Qué es un ictus y cómo afecta al organismo?

El ictus es un accidente cerebrovascular que ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro. Esta falta de oxígeno y nutrientes provoca que las neuronas de la zona afectada mueran en cuestión de minutos. El daño que ocasiona no depende solo de la intensidad del ictus, sino también de la rapidez con la que se actúe para restablecer el riego sanguíneo.

Las funciones afectadas varían según el área cerebral lesionada. Algunas personas pueden perder movilidad en brazos o piernas; otras, capacidad para hablar, razonar o incluso reconocer su entorno. Por eso el ictus es una de las principales causas de discapacidad adquirida en adultos mayores, afectando tanto a las capacidades físicas como cognitivas.

Aunque suele asociarse a edades avanzadas, el ictus puede producirse en adultos jóvenes. En el caso de un ictus en personas de 87 años o más, el riesgo de complicaciones es mayor, pero el tratamiento adecuado sigue siendo básico para mejorar su calidad de vida.

Tipos de ictus y sus consecuencias principales

Existen principalmente dos tipos:

Ictus isquémico: es el más común. Ocurre cuando un coágulo obstruye una arteria cerebral, bloqueando el flujo sanguíneo. Las zonas del cerebro afectadas dejan de recibir oxígeno, provocando una muerte celular localizada que se traduce en déficits físicos o cognitivos.

Ictus hemorrágico: menos frecuente pero más grave. Se produce por la rotura de un vaso sanguíneo dentro del cerebro. La sangre derramada presiona el tejido cerebral, dañándolo. Las hemorragias pueden ser intracerebrales o subaracnoideas, dependiendo de dónde se produzca la rotura.

En ambos casos, las consecuencias más habituales son:

  • Pérdida de fuerza o parálisis en un lado del cuerpo.
     
  • Dificultad para hablar o comprender el lenguaje.
     
  • Problemas de equilibrio y coordinación.
     
  • Alteraciones visuales y de memoria.
     
  • Cambios en el comportamiento y estado de ánimo.
     

Cada ictus es diferente. El pronóstico dependerá de la localización y extensión del daño, así como de la rapidez en recibir atención médica.

Importancia del tratamiento temprano para mejorar el pronóstico

El tiempo es un factor determinante. Ante los primeros síntomas (pérdida de fuerza, desviación de la boca, dificultad para hablar), es esencial acudir al hospital inmediatamente. Las primeras horas tras el ictus, conocidas como ventana terapéutica, son decisivas para reducir el daño cerebral.

Recibir tratamiento médico urgente mediante trombólisis o intervenciones específicas permite minimizar las secuelas. Pero una vez superada la fase crítica, comienza el verdadero reto: la recuperación funcional. El cerebro tiene cierta capacidad para reorganizarse, un fenómeno llamado neuroplasticidad, que debe estimularse a través de la rehabilitación adecuada. Por eso, el tratamiento después de un ictus es igual de importante que la intervención inicial.

El objetivo es que la persona recupere la máxima autonomía posible, adaptándose a las nuevas limitaciones y aprovechando las capacidades conservadas. El proceso es gradual y requiere un plan de tratamiento individualizado, combinando rehabilitación física, logopedia y apoyo emocional.

Opciones de tratamiento post ictus: terapias y cuidados médicos

El ictus se puede curar en el sentido de recuperar parte de las funciones perdidas, pero el daño cerebral es permanente. El objetivo del tratamiento es favorecer la adaptación y la independencia del paciente mediante distintas estrategias terapéuticas.

Medicación y control de factores de riesgo

Después de un ictus, la medicación es fundamental para prevenir nuevos episodios. Los tratamientos incluyen antiagregantes plaquetarios, anticoagulantes, fármacos para controlar la hipertensión y el colesterol, y otros medicamentos según la causa del ictus. El control estricto de los factores de riesgo (como diabetes, obesidad o tabaquismo) es clave en esta etapa.

Los pacientes, incluso aquellos que han sufrido un ictus con más de 87 años, pueden beneficiarse del ajuste adecuado de su tratamiento farmacológico para estabilizar su situación clínica.

Rehabilitación física, ocupacional y del habla

La rehabilitación tras un ictus es imprescindible para recuperar la movilidad, la comunicación y la autonomía. Incluye:

  • Fisioterapia para trabajar la fuerza, el equilibrio y la coordinación.
     
  • Terapia ocupacional para reaprender actividades cotidianas como vestirse o cocinar.
     
  • Logopedia para recuperar el habla y la capacidad de deglución.
     

Estos tratamientos se adaptan al grado de afectación de cada persona y deben iniciarse lo antes posible. La continuidad es clave: la rehabilitación puede extenderse durante meses o incluso años, logrando mejoras progresivas.

En Sanitas, combinamos la rehabilitación física y cognitiva en programas personalizados, también para pacientes de edad avanzada, demostrando que con el enfoque adecuado es posible avanzar en la recuperación.

Cómo apoyar a una persona que ha sufrido un ictus

El entorno familiar desempeña un papel destacado en el proceso de recuperación. Saber cómo tratar a una persona que ha sufrido un ictus ayuda a mejorar su bienestar físico y emocional.

Consejos para familiares y cuidadores

Brindar apoyo emocional es tan importante como acompañar en las terapias. La paciencia, la motivación diaria y el reconocimiento de cada pequeño logro refuerzan la confianza del paciente. Es recomendable:

  • Fomentar la participación activa en las tareas cotidianas, sin sobreproteger.
     
  • Respetar los tiempos de descanso y rehabilitación.
     
  • Mantener la comunicación sencilla y clara, especialmente en pacientes con dificultades de lenguaje.
     

En caso de aparición de frustración o síntomas depresivos, es importante consultar con el equipo médico.

Adaptaciones en el hogar para facilitar la recuperación

Adecuar el hogar tras un ictus es primordial para evitar caídas y fomentar la autonomía. Retirar alfombras, instalar barras de apoyo en el baño y facilitar el acceso a las estancias principales mejora la seguridad del paciente. En algunos casos, el uso de sillas de ruedas, camas articuladas o dispositivos para la movilidad será necesario.

El tratamiento, después de un ictus, no termina en el hospital. La recuperación requiere una combinación de cuidados médicos, terapias específicas y un entorno emocionalmente estable y seguro. El compromiso de profesionales y familiares es clave para maximizar la capacidad de recuperación, incluso en pacientes mayores. En Sanitas trabajamos cada día para que las personas afectadas por un ictus recuperen su bienestar y autonomía al máximo nivel posible.

Sanitas - Bupa

SANITAS

Este contenido ha sido escrito por médicos especializados de los centros y Hospitales de Sanitas.

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La información facilitada por este medio no puede, en modo alguno, sustituir a un servicio de atención médica directa, así como tampoco debe utilizarse con el fin de establecer un diagnóstico, o elegir un tratamiento en casos particulares. En este servicio no se hará ninguna recomendación, explícita o implícita, sobre fármacos, técnicas, productos, etc... que se citarán únicamente con finalidad informativa. La utilización de este servicio se lleva a cabo bajo la exclusiva responsabilidad de los usuarios.

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