A pesar de que la mayoría asociamos el atardecer a preciosos paisajes y románticos momentos, lo cierto es que este momento del día puede llegar a estar relacionado o disparar los síntomas de algunas patologías. Es justo lo que ocurre con el Sundowning o síndrome del ocaso, un mal que habitualmente afecta a personas con Alzhéimer, demencias, y otras enfermedades geriátricas de índole similar.
Y debe su nombre a este momento del día porque los síntomas tienen lugar precisamente con la caída del sol, cuando los cambios en la conducta del paciente se producen de forma continuada. Hoy os contamos en qué consiste exactamente, cómo detectarlo y algunas medidas que pueden ponerse en marcha para atenuarlo.
El qué consiste el síndrome del Sundowning
Como comentábamos, el Sundowning es un síndrome que llega con las sombras, un desajuste que tienen lugar cuando el ritmo circadiano se reduce, el desencadenante de una serie de reacciones exageradas e incluso violentas. Estas llevan al enfermo a momentos de mayor agitación, cambios conductuales y cognitivos.
En personas con Alzhéimer esto se encuentra directamente relacionado con los daños que se producen en las zonas del cerebro que controlan estos ritmos, regulados por el llamado núcleo supraquiasmático. En todo caso, se cree que no solo sucede como consecuencia de esta alteración, sino que el síndrome se encuentra relacionado con una reducción de los niveles de melatonina, imprescindible en el descanso.
Cómo se manifiesta
El rasgo más característico del Sundowning es que los síntomas habitualmente se encuentran ausentes (o atenuados) durante el resto del día. Sin embargo y con el ocaso, los pacientes experimentan un incremento de la agitación y pueden parecer agresivos.
Entre los indicativos más frecuentes encontramos la aparición de ansiedad, de miedos irracionales, cambios en la actividad motora, alteraciones en la manera de expresarse (con gritos, discusiones emocionales en voz alta, monólogos y similares), modificaciones en la conducta (como sonambulismo, insomnio, deambulación, etcétera) y dificultades cognitivas (olvidos, dificultades para identificar a familiares, desorientación y otros).
Cómo abordarlo
Ayudar a un paciente con Sundowning no siempre resulta sencillo; en todo caso, siempre deberemos consultar a un experto en medicina geriátrica, evitando obviar determinados comportamientos o achacándolos al cansancio, la edad y demás. El diagnóstico será crucial en el abordaje. Dicho lo cual, la asistencia durante la noche por parte de un familiar o un profesional será básica. También pueden instalarse sistemas de seguridad y avisos, intercomunicadores y dispositivos similares.
Más allá de esto, será imprescindible que el afectado cuente con unas rutinas de vida y pautas de sueño regulares, que evite las bebidas y comidas estimulantes después del mediodía o a partir de las primeras horas de la tarde (hasta el día siguiente) y que aísle la casa correctamente –del ruido y de la luz- para favorecer su descanso. La idea es ayudar al ritmo biológico. Practicar ejercicio físico por la mañana y escoger modalidades como el Yoga y el Pilates, con control de la respiración, también les ayudará a estar más relajados. Hacerlo también les permitirá segregar endorfinas, haciéndose que se sientan un poco mejor.
La presencia de objetos cotidianos que sean capaces de reconocer durante estos episodios también les ayudará. Lo más recomendable es que cuenten con algo que les genere sensaciones de bienestar y les permita hacer frente a esos instantes de confusión. Unas fotografías de sus seres queridos, un regalo preciado y similares podrían servir.
En este punto cabe comentar también que en cada persona los factores desencadenantes son distintos, de manera que será imprescindible conocerlos para evitarlos. El cansancio y el estrés son otros factores que influyen negativamente y que pueden llegar a desencadenar las citadas reacciones.