El síndrome del ocaso es un término que se usa para describir un conjunto de síntomas que suelen aparecer en personas con edad avanzada, con o sin demencia, cuando comienza a atardecer o llega la noche. No es un término científico que responda a un diagnóstico. Sin embargo, se utiliza para describir la tendencia a mostrarse más confuso cuando se pone el sol. Aquí te explicamos los síntomas más frecuentes, qué lo causa y las principales terapias.
Qué es el sundowning o síndrome del ocaso
Son una serie de comportamientos que suele experimentar la persona al final de la tarde o del día, aunque también los puede experimentar en cualquier otro momento. Cuando llegan esas horas, puede angustiarse, volverse más agresiva, discutir, llorar, sufrir ansiedad, desorientación, deambular, chillar, seguir al cuidador a todas partes, tener alucinaciones o delirios. Puede no reconocer el lugar en que se encuentra o a las personas que están con ella. Estos comportamientos constituyen todo un desafío para los cuidadores.
La gravedad del deterioro cognitivo suele ser un factor que predispone a experimentar este síndrome. Puede ocurrir en cualquier etapa de la demencia, pero es más frecuente en la fase moderada. Algunos estudios recogen que puede haber una relación entre estos síntomas y los meses de otoño e invierno debido a que hay menos horas de luz solar.
Causas y síntomas del síndrome del ocaso
Todavía no se comprende bien por qué se produce el síndrome del ocaso. Sin embargo, hay una serie de circunstancias que influyen en que aparezca.
- Si la persona está cansada, tiene hambre, sed, dolor o alguna necesidad física.
- Si durante el día no se ha expuesto a la luz suficientemente.
- Haber pasado el día en un lugar que no conoce.
- Si ha estado en contacto con un ambiente ruidoso, que le ha podido provocar una sobreestimulación.
- Dificultad para distinguir la realidad de los sueños.
- Si sufre una alteración de su reloj biológico debido a su deterioro cognitivo (ciclos de sueño-vigilia).
- Alteración de las hormonas.
- Sufrir alguna infección, como la de orina.
- Si sus sentidos sufren algún déficit, como pérdida de oído o visión.
- Si sufre trastornos de ánimo, como ansiedad o depresión.
- Si está aburrida.
- Si está en un centro residencial en el que no hay suficientes cuidadores.
- Si los cuidadores se encuentran alterados.
- Los efectos secundarios de algunos medicamentos.
Es importante que el cuidador intente identificar la causa que ha provocado este trastorno comportamiento, porque cada uno de estos factores requiere un tratamiento diferente.
Qué relación hay entre el síndrome del ocaso y el alzhéimer
Según datos de la Asociación de Alzhéimer del 2006, entre el 2,4% y el 25% de los pacientes diagnosticados con la enfermedad del Alzheimer podrían sufrir el síndrome del ocaso. Se estima que es el trastorno de comportamiento más común, después de deambular.
En personas con Alzhéimer esto se encuentra directamente relacionado con los daños que se producen en las zonas del cerebro que controlan estos ritmos, regulados por el llamado núcleo supraquiasmático. En todo caso, se cree que no solo sucede como consecuencia de esta alteración, sino que el síndrome se encuentra relacionado con una reducción de los niveles de melatonina, imprescindible en el descanso.
Tratamientos para evitar el síndrome del ocaso
Los expertos recomiendan que el primer paso es intentar averiguar qué ha provocado en nuestro ser querido esa alteración en su comportamiento. Si hay alguna causa física o psicológica.
Pero, además, existen opciones que se han estudiado y que han obtenido buenos resultados como:
Terapia con luz. Una mayor iluminación durante la noche puede ayudar considerablemente a que el paciente se oriente.
Musicoterapia. Si hemos observado que la persona se altera a una hora determinada podemos probar a ponerle música relajante que le guste antes de que llegue esa franja horaria para evitar que se altere.
Cambios ambientales. Sitúe cerca de él objetos que le resulten familiares para transmitirle tranquilidad en caso de que se desoriente. Tener cerca sus gafas y sus audífonos lograrán mejorar su percepción del entorno.
¿Qué tratamientos farmacológicos podemos utilizar para abordar el síndrome del ocaso?
Hay algunos comportamientos y emociones de las personas que sufren el síndrome del ocaso que pueden tratarse con medicamentos.
Entre los más utilizados se encuentran:
Ansiolíticos, fármacos para tratar la ansiedad y lograr que la persona se sienta relajada. También se utilizan para combatir el insomnio.
La gran mayoría son benzodiacepinas. Es preciso tener cuidado con estos medicamentos porque pueden producir dependencia. La dependencia puede desarrollarse con solo dos semanas de consumo diario. En ese caso, su interrupción puede producir ansiedad, irritabilidad y problemas para dormir. Por eso, su retirada debe ser gradual. Los expertos recomiendan tratamientos de corta duración.
Además, pueden disminuir el nivel de alerta de la persona, aumentar la confusión, los problemas de coordinación y vocalización (la persona puede arrastrar las palabras). Si el paciente es mayor, puede provocarle mareos, desorientación, delirio y pérdida de equilibrio. También pueden causar caídas.
Las benzodiacepinas más utilizadas como ansiolíticos son: lorazepam (Orfidal) y alprazolam (Trankimazin).
Antidepresivos: muchos de estos medicamentos ayudan a controlar la ansiedad y, generalmente, son bien tolerados. Sin embargo, tardan semanas o, incluso, meses en alcanzar su máximo efecto sobre los síntomas que produce la depresión o la ansiedad. Es posible que no mejoren los síntomas depresivos, pero algunas personas con demencia se vuelven menos irritables y sufren menos ansiedad. Los geriatras suelen comenzar con escitalopram o citalopram.
La trazodona es un antidepresivo débil que, debido a su efecto sedante, se toma antes de acostarse para dormir mejor.
Antipsicóticos: estos fármacos, desarrollados inicialmente para tratar la esquizofrenia y otras enfermedades que provocan psicosis, producen un efecto sedante, calman la agitación y la agresividad. También reducen las alucinaciones, los delirios y las ideas paranoicas. Pueden disminuir la función cognitiva y aumentan el riesgo de sufrir una caída. Su uso en personas mayores con demencia se ha asociado con un mayor riesgo de ictus y muerte. Este tipo de personas suele tomar risperidona, quetiapina, olanzapina y haloperidol.
Melatonina: algunos estudios sugieren que una dosis baja de melatonina (una hormona que se produce de forma natural y provoca sueño) ya sea sola o en combinación con la exposición a la luz solar durante el día, puede mejorar los síntomas del síndrome del ocaso.
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