Cuando el Alzheimer toca a la puerta, la primera necesidad que surge es la de entender el porqué de la enfermedad.
Y, aunque no es posible determinar su origen en cada persona, sí lo es comprender algunos de sus mecanismos.
La acetilcolina es una de las sustancias químicas fundamentales en los procesos de la enfermedad y, por ello, en este artículo queremos explicarte cuál es su papel.
Descubrirás cómo funciona en el cerebro, por qué su déficit se relaciona tan estrechamente con los síntomas del Alzheimer y, lo más importante, qué estrategias naturales y farmacológicas pueden ayudarte a optimizar su función.
¿Qué es la acetilcolina y cómo actúa en el sistema nervioso?
La acetilcolina es una sustancia química fundamental en el correcto funcionamiento del sistema nervioso.
Y es que actúa como un mensajero químico que establece la comunicación entre las neuronas: cuando una necesita transmitir información a otra, libera acetilcolina en el espacio microscópico que las separa, cono como sinapsis.
Este proceso es el que permite que el cerebro pueda procesar información, formar recuerdos y controlar los movimientos del cuerpo.
No es de extrañar, pues, que se hable de la acetilcolina como un neurotransmisor.
En el cerebro, las neuronas que contienen acetilcolina se denominan colinérgicas y están presentes en diversas regiones, incluyendo la corteza cerebral, el hipocampo y los ganglios basales.
Por lo tanto, la acetilcolina participa en rango amplísimo de funciones corporales: cognitivas, musculares, cardiovasculares, digestivas…
Como curiosidad, la acetilcolina fue el primer neurotransmisor identificado por los científicos. Su descubrimiento, realizado entre 1914 y 1921 por Henry Hallett Dale y Otto Loewi, les valió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1936.
Funciones principales de la acetilcolina en el cuerpo humano
Tal y como hemos apuntado antes, la acetilcolina desempeña un sinfín de funciones vitales que afectan tanto a la capacidad cognitiva como al funcionamiento corporal básico.
Su papel más conocido y estudiado se relaciona con los procesos de memoria y aprendizaje:
- Cuando intentas recordar información nueva o consolidar experiencias en tu memoria a largo plazo.
- Te ayuda a mantener la concentración cuando realizas tareas complejas.
- Participa en los procesos de toma de decisiones.
A nivel físico, la acetilcolina controla la contracción muscular voluntaria. Cada vez que decides mover un brazo o caminar, la acetilcolina transmite las señales desde tu cerebro hasta los músculos correspondientes. Sin suficiente acetilcolina, experimentarías debilidad muscular y dificultades de movimiento.
Menos conocido, aunque igual de importante, es su papel regulador del sistema nervioso parasimpático, responsable de las funciones de descanso y digestión como:
- Reducción de la frecuencia cardíaca.
- Estimulación de la digestión.
- Contracción de la pupila.
- Producción de saliva.
Funciones que son automáticas e inconscientes, pero esenciales para el equilibrio interno del organismo.
Acetilcolina y Alzheimer: ¿cuál es la relación?
La enfermedad neurodegenerativa del Alzheimer no se entiende sin la relación tan estrecha que tiene con la acetilcolina.
Y es que, en los cerebros de las personas que padecen Alzheimer, los niveles de acetilcolina son particularmente bajos.
Esta disminución no es casual:
En el alzhéimer, se forman placas de proteína beta-amiloide y ovillos neurofibrilares de proteína tau que son tóxicas para las sinapsis colinérgicas, es decir, las conexiones entre neuronas que utilizan acetilcolina.
Como resultado, se produce una pérdida progresiva de neuronas colinérgicas en las regiones cerebrales importantes para la memoria, como el hipocampo.
De ahí que la literatura científica haya desarrollado la «hipótesis colinérgica» del alzhéimer, que propone que el déficit de acetilcolina es una de las causas principales de los síntomas cognitivos de la enfermedad.
Según esta teoría, cuánto más grave es el déficit colinérgico, mayor es el grado de deterioro cognitivo que experimenta la persona.
Así, la pérdida colinérgica sería más acentuada en las fases iniciales de la enfermedad, cuando los fallos de la memoria son más prominentes.
Cómo influye la pérdida de acetilcolina en la memoria
La pérdida de acetilcolina compromete la comunicación entre las neuronas del hipocampo y otras regiones cerebrales responsables de la consolidación de la memoria.
Así, son varios los tipos de memoria que se ven afectados:
- Memoria operativa o de trabajo: es la que te permite mantener y manipular información durante breves períodos de tiempo. Por ejemplo, cuando intentas recordar un número de teléfono el tiempo suficiente para marcarlo, dependes de la acetilcolina para mantener esa información activa en tu mente.
- Memoria episódica: es la capacidad para recordar eventos específicos de la vida. Las personas con déficit de acetilcolina, como los enfermos de alzhéimer, apenas recordar conversaciones recientes, dónde dejaron objetos o qué hicieron el día anterior.
- Memoria anterógrada: posibilita la formación de nuevos recuerdos a partir de experiencias recientes, y que se mantengan a largo plazo.
Y, por supuesto, la capacidad de aprendizaje disminuye. Con menos acetilcodina es más difícil adquirir nuevas habilidades o adaptar comportamientos aprendidos a nuevas situaciones.
Fármacos que actúan sobre la acetilcolina en casos de demencia
Los tratamientos farmacológicos específicos para el alzhéimer son los que han demostrado actuar sobre la acetilcolina.
Se trata de tres inhibidores de la colinesterasa: el donepezilo, la rivastigmina y la galantamina
Estos medicamentos funcionan bloqueando la enzima acetilcolinesterasa, que normalmente degrada la acetilcolina, permitiendo que se mantengan niveles más altos de este neurotransmisor en el cerebro.
Veamos cuál es el mecanismo concreto de cada uno y para qué casos están indicados:
- Donepezilo: es un inhibidor que bloquea la acetilcolinesterasa para que la acetilcolina permanezca más tiempo activa. Esto se traduce en mejoras en la memoria, atención y capacidad de realizar actividades diarias. Indicado en todas las etapas de la enfermedad, desde leve hasta grave.
- Rivastigmina: actúa inhibiendo tanto la acetilcolinesterasa como la butirilcolinesterasa, bloqueando de manera más amplia las distintas enzimas que degradan la acetilcolina. Mejora la transmisión colinérgica y está indicada para el alzhéimer leve a moderado y para la demencia asociada a la enfermedad de Parkinson.
- Galantamina: combina la inhibición de la acetilcolinesterasa con la modulación de los receptores nicotínicos de acetilcolina, mejorando tanto la disponibilidad de acetilcolina como la sensibilidad de estos receptores. Consigue una mejora cognitiva global en alzhéimer leve a moderado.
En cuanto a la eficacia de estos fármacos, es modesta pero suficiente para aliviar temporalmente los síntomas cognitivos, conductuales y funcionales al inicio de la demencia. No detienen la progresión de la enfermedad.
¿Qué pasa cuando hay un déficit de acetilcolina?
Un déficit de acetilcolina puede tener consecuencias graves e, incluso, propiciar la aparición de condiciones médicas que afectan el sistema colinérgico:
- Problemas de memoria y concentración.
- Complicaciones a la hora de mantener la atención en tareas complejas.
- Dificultad de razonamiento y de toma de decisiones.
- Alteraciones en la motilidad gastrointestinal.
- Desregulación de la temperatura corporal.
- Cambios en la frecuencia cardíaca.
- Incapacidad de masticar o tragar.
- Debilidad muscular y fatiga.
- Visión doble.
Muchas de estas afecciones aparecen en el caso de la demencia por alzhéimer, pero es importante saber que no son exclusivas de esta; pueden darse de forma aislada por múltiples causas, como el envejecimiento normal, la toma de algunos medicamentos, enfermedades autoinmunes o el estrés crónico, entre otras.
Síntomas asociados a niveles bajos de acetilcolina
Antes de que las manifestaciones anteriores sean visibles, la pérdida de acetilcolina sutil avisa mediante la aparición de algunos síntomas:
- Dificultad para formar nuevos recuerdos, siendo cada vez más complicado recordar nombres, fechas o el lugar de los objetos cotidianos.
- Mayor esfuerzo al realizar tareas cotidianas como leer un libro o seguir una conversación, a menudo acompañadas de una especie de confusión mental o «niebla cerebral».
- Fatiga acusada durante actividades físicas, que en casos más severos puede afectar músculos específicos, como los responsables de la masticación.
- Alteraciones en la digestión, como movimientos intestinales lentos o problemas de vaciado gástrico.
- Cambios en la presión arterial, típicamente hacia valores más bajos, y trastornos del sueño (insomnio).
Todos estos signos tienden a empeorar progresivamente si no se abordan.
¿Se puede aumentar la acetilcolina de forma natural?
Aunque el organismo produce acetilcolina de manera endógena mediante sus propios recursos y procesos bioquímicos, existen varias estrategias naturales que pueden ayudar a optimizar sus niveles.
La más importante es asegurar un aporte adecuado de colina a través de la dieta, ya que este nutriente es el precursor directo de la acetilcolina y solo se sintetiza una pequeña cantidad en el hígado.
Las recomendaciones de ingesta diaria de colina varían según el sexo y la edad, pero se sitúan entre 400-550 mg al día para adultos.
Además, algunos hábitos de vida saludables también pueden favorecer la función colinérgica: la actividad física aeróbica, en particular, estimula la neurogénesis y mejora la función cerebral global.
Una buena higiene de sueño también ayuda a mantener los niveles de acetilcolina, cuya regulación natural se produce durante la fase REM.
Por último, aprender nuevas habilidades, resolver problemas complejos o mantener relaciones sociales activas estimulan la plasticidad sináptica y pueden favorecer la eficiencia del sistema colinérgico.
Alimentos y hábitos que favorecen la producción de acetilcolina
La alimentación es, quizás, la principal vía por la que puede asegurarse una producción adecuada de acetilcolina.
Tal y como apuntábamos, la colina es el precursor directo de este neurotransmisor. Por lo tanto, es necesario incluir alimentos que la contengan en la dieta diaria, como por ejemplo:
- Huevos: un huevo entero contiene aproximadamente 125 mg de colina, lo que representa alrededor del 25% de la ingesta diaria recomendada. La colina se encuentra principalmente en la yema, por lo que es importante consumir el huevo completo para obtener todos los beneficios.
- Hígado: una porción de hígado de res puede contener hasta 400 mg de colina, cubriendo gran parte de las necesidades diarias.
- Pescados grasos: como el salmón, las sardinas y el bacalao, proporcionan tanto colina como ácidos grasos omega-3, que son beneficiosos para la salud cerebral.
- Crucíferos como el brócoli y las coles de Bruselas: con una aportación de 62 y 63 mg de colina por taza cocida, estos vegetales también aportan antioxidantes que protegen las neuronas.
- Frutos secos: en especial, las almendras y las nueces, aportan unos 15 mg de colina por onza junto con otros nutrientes (como ácidos grasos omega-3) beneficiosos para el cerebro.
- Legumbres: como los garbanzos y las lentejas, que no solo contienen alrededor de 34 mg de colina por media taza cocida, sino que proporcionan proteínas vegetales de alta calidad.
- Soja y derivados: también son fuentes importantes de colina, unos 107 mg de colina por cada 100 gramos.
Más allá de la alimentación, se recomienda realizar actividad física a diario, pues mejora la oxigenación cerebral y puede optimizar la función colinérgica.
Al descanso diario de entre 7-9 horas de sueño reparador también debemos añadirle la gestión efectiva del estrés, pues cuando se cronifica afecta a la función de la acetilcolina como neurotransmisor.
Muchos optan por técnicas de relajación, meditación o cualquier actividad que les genere bienestar emocional, que en ocasiones comparten con sus cuidadores.
Desde Sanitas, además, aconsejamos participar en grupos de apoyo.
Dirigidos por profesionales, son útiles para resolver dudas y aprender estrategias de otros que se encuentran en esta misma situación
Consulta nuestros otros consejos para afrontar el cuidado de una persona con alzhéimer, y aprende a cuidar bien. Nosotros también te acompañamos.