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Enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta el sistema nervioso central. Se caracteriza principalmente por la alteración en los movimientos, como temblores, rigidez muscular y lentitud. Este trastorno afecta mayormente a personas mayores de 60 años, pero puede presentarse en etapas más tempranas. 

A lo largo de los años, la investigación médica ha avanzado mucho en la identificación de las causas y el tratamiento para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Aunque el Parkinson no tiene cura, los tratamientos actuales permiten controlar los síntomas y ralentizar su avance. 

Es la segunda enfermedad con mayor prevalencia después del alzhéimer.

Causas del Parkinson

Las causas del Parkinson no están completamente claras, pero los estudios han identificado una combinación de factores genéticos y ambientales que influyen en su aparición. 

  • Factores genéticos: aunque solo una pequeña proporción de los casos de Parkinson son hereditarios, ciertas mutaciones genéticas pueden aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad, especialmente en personas que la desarrollan a una edad temprana. 
  • Factores ambientales: diversas investigaciones han sugerido que la exposición a toxinas, como pesticidas y herbicidas, puede aumentar significativamente el riesgo de desarrollar Parkinson. Un estudio publicado en BMC Neurology respalda esta teoría, señalando que la exposición prolongada a estos factores ambientales puede influir tanto en la aparición como en la progresión de la enfermedad. Estos hallazgos resaltan la importancia de la prevención y el control de la exposición a sustancias tóxicas en entornos rurales o agrícolas.
      

Estos factores pueden interactuar con el envejecimiento natural del cerebro, acelerando el deterioro de las neuronas productoras de dopamina, que son clave para el control del movimiento. 

Fases del Parkinson

La enfermedad de Parkinson avanza a lo largo de diferentes fases, que se clasifican según la escala de Hoehn y Yahr, en función de la progresión de los síntomas. Estas fases permiten evaluar el impacto de la enfermedad en la movilidad y en la independencia del paciente. 

  • Estadio I: afectación unilateral

    En esta fase inicial, el Parkinson afecta solo a un lado del cuerpo (afectación unilateral). Los síntomas típicos incluyen: 
    • Temblores: generalmente en una extremidad, como la mano o el brazo. 

    • Dificultad en la movilidad: rigidez muscular y discinesias (movimientos anormales e involuntarios) que pueden empezar a manifestarse. 


    En esta etapa, los síntomas suelen ser leves y no interfieren significativamente con la vida cotidiana del paciente. 
  • Estadio II: afectación bilateral sin alteración del equilibrio 

    Durante la fase II, la enfermedad progresa y afecta ambos lados del cuerpo (afectación bilateral), pero el equilibrio del paciente no se ve afectado. Otros cambios incluyen: 
    • Bradicinesia (lentitud de movimiento): las actividades diarias, como caminar o vestirse, pueden verse comprometidas. 

    • Postura deteriorada: el paciente comienza a encorvarse ligeramente hacia adelante. 


    Aunque los síntomas son más evidentes, los pacientes aún pueden mantener una independencia funcional en esta fase. 
  • Estadio III y IV: afectación bilateral con alteración del equilibrio

    En los estadios III y IV, la progresión del Parkinson afecta severamente la movilidad y el equilibrio. Los síntomas principales incluyen: 
    • Pérdida del equilibrio: las caídas se vuelven más comunes debido a la afectación del equilibrio. 

    • Mayor dependencia: los pacientes requieren asistencia para realizar tareas diarias, ya que los síntomas, como la rigidez muscular y los problemas de equilibrio, se agravan. 

    • Dificultad para caminar y hablar: las personas en esta etapa experimentan problemas importantes con la marcha y el habla, lo que aumenta su nivel de dependencia. 


    Durante estas fases, las complicaciones motoras y los síntomas no motores (dolor muscular, rigidez) se vuelven más severos, limitando considerablemente la autonomía. 
  • Estadio V: dependencia total

    En la fase V, el paciente necesita asistencia para realizar cualquier actividad, debido a la severidad de los síntomas: 
    • Incapacidad para caminar sin ayuda: la movilidad está gravemente limitada, y el paciente puede necesitar una silla de ruedas o ayuda constante para moverse. 

    • Problemas severos de comunicación: las dificultades al hablar son cada vez más pronunciadas, lo que dificulta la interacción verbal.  


    El nivel de dependencia es muy alto en esta etapa, y el paciente requiere cuidados constantes.  
  • Estadio V avanzado: Efecto "On-Off" y complicaciones no motoras

    En esta última fase, que suele ocurrir después de 5 a 8 años de progresión, el Parkinson se encuentra en su etapa más avanzada: 
    • Complicaciones motoras y no motoras: los síntomas no responden adecuadamente a la medicación, y el paciente experimenta fluctuaciones ("on-off") en el control de los síntomas, con periodos de buen y mal control. 

    • Aumento de la dependencia: el paciente ya no es capaz de llevar a cabo tareas diarias sin ayuda y requiere un alto nivel de atención.   

Síntomas del Parkison

Los síntomas del Parkinson son progresivos y suelen aparecer de forma gradual. Algunos de los más frecuentes son: 

Principales síntomas:  

  • Temblores: generalmente, los temblores en el parkinson, comienzan en las extremidades, especialmente en las manos, incluso cuando están en reposo. 
  • Rigidez muscular: La rigidez muscular en el Parkinson puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, lo que limita el rango de movimiento. 
  • Bradicinesia (lentitud de movimientos): Los movimientos voluntarios se vuelven más lentos, lo que complica realizar tareas cotidianas. 
  • Problemas de equilibrio y coordinación: después de pasar por temblores y rigidez muscular, entre otros. Con el tiempo, los pacientes experimentan dificultades para mantenerse de pie o caminar de forma estable. 
      

Además de los síntomas motores, el Parkinson también puede ocasionar trastornos no motores, como problemas del sueño, fatiga, depresión y cambios en la capacidad cognitiva. 

Con un diagnóstico temprano, los tratamientos pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar el pronóstico del paciente. Si quieres información sobre cómo tratamos los síntomas en nuestros centros especializados para mayores, puedes visitar nuestro sitio web. 

Tratamiento para el Parkinson

Actualmente, no existe una cura para la enfermedad de Parkinson, pero los tratamientos para el Parkinson se centran en mejorar los síntomas y la calidad de vida de los pacientes. Estos incluyen tratamientos farmacológicos y no farmacológicos adaptados a las necesidades individuales. 

Tratamiento farmacológico del Parkinson

Los tratamientos farmacológicos para el Parkinson se centran en restablecer los niveles de dopamina en el cerebro, ayudando a controlar los síntomas motores del Parkinson. Entre los principales fármacos utilizados, encontramos: 

  • Levodopa, precursor de la dopamina en el Parkinson: este medicamento se transforma en dopamina dentro del cuerpo, lo que ayuda a mejorar el control motor. Suele administrarse junto a otros fármacos para aumentar su efectividad. 
  • Inhibidores de la MAO-B y COMT: estos fármacos evitan la degradación de la dopamina en el cerebro, incrementando su disponibilidad y mejorando los síntomas. 
  • Agonistas de la dopamina: estos medicamentos actúan imitando el efecto de la dopamina en los receptores cerebrales, especialmente útiles en las fases iniciales del Parkinson. 
  • Anticolinérgicos: reducen los efectos de la acetilcolina, lo que ayuda a disminuir el temblor y la rigidez muscular. También se utilizan para controlar la salivación excesiva. 
  • Amantadina: estimula la liberación de dopamina y disminuye los movimientos involuntarios (discinesias). Se administra en etapas tempranas del Parkinson, retrasando el uso de levodopa. 
  • Cirugía para el Parkinson: en casos donde los medicamentos no logran el control adecuado de los síntomas, se puede recurrir a procedimientos quirúrgicos, como la estimulación cerebral profunda (DBS), una técnica que ha mostrado grandes progresos en los últimos años. 
      

Tratamiento no farmacológico del Parkinson

Las terapias no farmacológicas juegan un papel fundamental en el tratamiento integral del Parkinson. Están orientadas a mejorar la autonomía e independencia de la persona, permitiéndole afrontar mejor las dificultades diarias. Entre las principales terapias encontramos: 

  • Fisioterapia: ayuda a mejorar la calidad del movimiento, el control postural, la marcha y la estabilidad. Además, reduce la espasticidad, los temblores y la fatiga, promoviendo la independencia física. 
  • Logopedia: trabaja con los trastornos del habla y la hipofonía, fundamentales para mejorar la comunicación. Además, aborda problemas relacionados con la deglución. 
  • Terapia ocupacional: su objetivo es mantener la autonomía en las actividades cotidianas, adaptando los entornos y enseñando técnicas para mejorar la independencia en la vida diaria. 
  • Psicología: aborda los aspectos emocionales, cognitivos y conductuales que pueden surgir con el Parkinson, ayudando a los pacientes a lidiar con la depresión, ansiedad y otros problemas derivados de la enfermedad.
       

Los tratamientos deben ser personalizados según la etapa de la enfermedad y las necesidades del paciente. En Sanitas, nuestros centros especializados para mayores ofrecen terapias adaptadas a cada caso, con un enfoque integral para maximizar los beneficios del tratamiento. 

Esperanza de vida en pacientes con Parkinson

Gracias a los avances en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, la esperanza de vida en pacientes con Parkinson ha mejorado significativamente en los últimos años, muchas personas con Parkinson pueden vivir una vida larga y satisfactoria, similar a la de aquellas personas que no padecen esta enfermedad. 

El Parkinson es una enfermedad progresiva, pero la calidad de vida y la esperanza de vida pueden mantenerse estables durante muchos años con los tratamientos actuales.

Centros especializados en rehabilitación de parkinson

En Sanitas Mayores, sabemos que los cuidadores de personas con Parkinson son fundamentales para garantizar su bienestar. Por eso, contamos con los mejores expertos en rehabilitación de Parkinson, quienes ayudan a mejorar su calidad de vida.  

Desde las fases iniciales de la enfermedad, las terapias no farmacológicas son muy importantes para conseguir una mejor respuesta a los tratamientos que aplicamos. Nuestras residencias y centros de día, son otro lugar perfecto donde poder realizar actividades que favorecen la socialización, en un entorno adaptado y con actividades ideadas para personas con esta enfermedad. 

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