Entendemos el ictus o accidente cerebrovascular (ACV) como un trastorno de la circulación cerebral (por una obstrucción o por una hemorragia) que afecta una parte del cerebro y su inicio puede ser súbito o gradual.
En los ictus embólicos, si la circulación cerebral se restablece pronto y el ictus tiene una evolución menor de 2 horas (AIT), hablamos de accidente isquémico transitorio y, en este caso, lo normal es que la capacidad funcional se recupere por completo.
Debido al ictus, parte del cerebro no consigue el flujo de sangre, oxígeno y glucosa que necesita, provocando lesiones temporales o permanentes como consecuencia
Los síntomas de un ictus pueden tardar varias horas en desarrollarse, y este tiempo denominado ventana terapéutica, es un momento clave para evitar o minimizar el daño cerebral.
El tiempo que pasa desde que comienza a producirse el accidente cerebrovascular hasta que se aplica un tratamiento adecuado, es fundamental para una recuperación sin secuelas. Ante cualquier sospecha de ictus se deben realizar estas comprobaciones y acudir a un centro sanitario sin demora:
Existen dos tipos de accidente cerebrovascular:
Ictus isquémico: es causado por la obstrucción de una arteria cerebral, debido a este bajo flujo de sangre, se pueden producir infartos cerebrales irreversibles. Si el accidente es pasajero, hablamos de Ataque Isquémico Transitorio o AIT. Sus consecuencias en el cerebro suelen ser catastróficas y los síntomas producidos muy incapacitantes. En esta categoría encontramos:
Ictus hemorrágico: también denominado hemorragia cerebral, se debe a la rotura de una arteria y al posterior derrame de la sangre en el cerebro, lo que produce una falta de riego consecuente en una parte del cerebro, además de una compresión de estructuras del sistema nervioso central. Generalmente, se debe a la hipertensión arterial, al consumo de alcohol, a determinadas enfermedades de la sangre, al uso de fármacos anticoagulantes o al consumo de drogas. En esta categoría encontramos:
La terapia física es crucial para recuperar funcionalidades como el equilibrio y la movilidad después de un ictus. En Sanitas Mayores, nuestros especialistas trabajan para restaurar la independencia en aquellos que eran autosuficientes antes del accidente.
Nuestro enfoque en la terapia ocupacional se centra en restaurar las actividades cotidianas y las habilidades motoras esenciales para reintegrarse en el entorno. Nuestro equipo médico está comprometido en ayudar a los pacientes a superar desafíos y evitar la frustración.
El ictus puede afectar el habla. Nuestros logopedas trabajan con los pacientes para recuperar la capacidad de comunicarse de manera efectiva, superando la afasia, disartria u otros problemas del lenguaje.
En casos de disfagia post ictus, ofrecemos soluciones especializadas, incluyendo modificaciones dietéticas y técnicas de alimentación segura para prevenir complicaciones nutricionales.
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Tras un año de rehabilitación, solo el 20% de las personas que han sufrido un ictus necesitan ayuda puntual en las actividades cotidianas.
Durante los primeros 3-6 meses lo pacientes en rehabilitación tras un ictus recuperan la mayor parte de los movimientos voluntarios.
La recuperación del lenguaje, el equilibrio y otras tareas rutinarias puede seguir avanzando hasta los 2 años de rehabilitación.
La rehabilitación del ictus se hace posible gracias a un equipo médico dedicado, a familiares entregados y a la voluntad del paciente.
En Sanitas Mayores, líderes en el cuidado integral de mayores en el sector salud, ofrecemos atención especializada para quienes han sufrido un ictus. Nuestros programas de rehabilitación personalizados, diseñados por un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud, están destinados a maximizar la recuperación física y emocional de cada paciente.
Como residencias y centros de día para mayores, entendemos la importancia de un enfoque integral en el cuidado post-ictus. Nuestros servicios incluyen terapia física y ocupacional, así como apoyo psicológico y actividades recreativas adaptadas a las necesidades individuales de cada residente.
En Sanitas Mayores, nos comprometemos a proporcionar un entorno seguro y acogedor donde nuestros residentes puedan recibir la atención especializada que necesitan para recuperarse y mejorar su calidad de vida después de un ictus. Confíe en nosotros para el cuidado experto que su ser querido necesita.
Los hábitos de vida influyen a la hora de producirse un accidente cerebrovascular, una rutina de vida saludable es esencial para evitar este problema.
Trabajamos con un equipo multidisciplinar, para conseguir una rehabilitación efectiva tras sufrir el accidente cerebrovascular y que tu familiar se reincorpore a la vida cotidiana con la mayor normalidad posible.
El objetivo es prevenir complicaciones futuras, ayudar a detectar signos y cómo debemos actuar, crear un programa de rehabilitación post ictus y ayudar para reducir factores de riesgo y hábitos dañinos.