Una de las preguntas más dolorosas que se hacen los familiares cuando reciben el diagnóstico de Alzheimer en una persona mayor es: ¿a quién olvidará primero mi ser querido?
Esta guía está pensada para ti, que cada día das lo mejor de ti como cuidador y necesitas entender qué está pasando tras los silencios y las miradas vacías.
En las próximas líneas te contaremos cuál suele ser el orden y la progresión habitual del olvido en cada etapa de la enfermedad, así como los factores que lo retrasan o lo aceleran.
Así, descubrirás por qué los amigos distantes y los rostros esporádicos se desdibujan antes que los hijos o la pareja, y qué señales tempranas debes atender.
¿Quiénes son las primeras personas que olvida un enfermo de Alzheimer?
Contrariamente a lo que muchos piensan, el Alzheimer no sigue un patrón específico sobre qué personas se olvidan primero, aunque sí hay dos factores que parecen influir: la frecuencia de contacto y la intensidad de la relación emocional.
De ahí que cuánto más cercanas sean las personas al enfermo, menor sea la tendencia al olvido. Vamos a verlo:
Familiares cercanos: pareja e hijos
Las personas con Alzheimer suelen reconocer durante más tiempo a aquellos con quienes mantienen contacto diario.
En las primeras etapas, tu ser querido identificará sin dificultad a su pareja, a ti, a hijos que viven en casa o familiares que le visitan frecuentemente .
Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa hacia la fase moderada, será cada vez más común que confunda a los familiares cercanos o llamarlos por nombres incorrectos.
Ojo: no significa que los haya olvidado. Es consciente de que son personas importantes, reconoce sus rostros y sus voces (o a veces, una de las dos) pero no sabe exactamente quiénes son.
Aquí, recordamos con mucho cariño el caso de María, una mujer de 75 años con Alzheimer moderado que ya no reconocía a su hija por su nombre. Aun así, le decía a menudo: «Sé que eres alguien que me quiere».
Amigos y conocidos
Los amigos y conocidos suelen ser de las primeras personas que desaparecen de la memoria del enfermo de Alzheimer, aunque dependerá de la relación individual con cada uno.
Esto ocurre porque el contacto suele ser menos frecuente que con la familia directa, así que desde la primera fase tu familiar ya puede tener dificultades para recordar los nombres de estas personas.
Esta pérdida de reconocimiento se acelera todavía más con aquellas no forman parte del entorno diario del paciente, como ocurre con los compañeros de trabajo o conocidos con los que no hay una relación muy estrecha.
Personas y eventos menos frecuentes en la vida del paciente
Precisamente esos conocidos ocasionales, vecinos que se ven esporádicamente o personas relacionadas con actividades específicas (como el médico de cabecera que solo se ve en consultas) son los primeros en ser olvidados.
La doctora Marina Eguren, especialista en geriatría, señala la razón: «Lo último que se pierde es lo que primero que se aprende. Recuerdan cosas de su infancia pero no las que pasaron recientemente».
Por eso, las últimas personas que se olvidan suelen ser las que más tiempo llevan en la vida del paciente, tal y como hemos visto.
Etapas del Alzheimer y la pérdida progresiva de recuerdos personales
Para entender mejor a quién olvidan primero los enfermos de Alzheimer, es útil conocer cómo evoluciona la enfermedad en sus diferentes etapas.
Y es que la pérdida de reconocimiento de las personas del entorno es gradual y presenta distintos signos según pasa el tiempo:
Primera etapa: pérdida de recuerdos recientes
En la fase inicial del Alzheimer, que suele durar entre 2 y 4 años, la pérdida de memoria afecta principalmente a los acontecimientos recientes.
Este tipo de olvido se manifiesta en el día a día a través de pequeños despistes que van haciéndose más frecuentes:
- Olvidar conversaciones que tuvo ese mismo día.
- Desconocer los nombres de conocidos ocasionales.
- No recordar dónde conoció a ciertas personas.
- Repetir las mismas preguntas varias veces.
- No recordar dónde ha dejado objetos cotidianos.
Sin embargo, sí conserva los recuerdos a largo plazo como son los acontecimientos de su infancia y juventud.
Así, es común que sí recuerde los nombres de amigos del colegio que más le marcaron o que rememore vivencias emocionales de su pasado.
Además, en esta etapa todavía se mantiene la capacidad de reconocer rostros familiares.
Etapa media: olvido de personas cercanas
La fase moderada del Alzheimer, que puede durar hasta 10 años, marca el inicio del deterioro en el reconocimiento de personas cercanas.
Esta etapa es la más dura para ti y tu familia, porque empezaréis a notar que la persona con Alzheimer os está olvidando. Algunos síntomas de esta situación en el día a día:
- Apenas recuerda los nombres de sus nietos.
- Confunde a sus hijos entre sí.
- Desconfía de la familia.
- No reconoce a muchos de sus familiares.
- Es incapaz de ubicar a las personas en el tiempo.
Estos marcan el inicio de la agnosia, que es la incapacidad para reconocer objetos y personas familiares.
También puede experimentar episodios de desorientación temporal, sin saber qué día es o confundiendo las estaciones del año.
Vosotros, por vuestra parte, empezaréis a sentir lo que se conoce como «duelo en vida». Es, ni más ni menos, que una profunda tristeza al sentir que habéis perdido a vuestro ser querido aunque siga físicamente presente.
Es recomendable que busques apoyo psicológico tanto para ti como para otros miembros de la familia, ya que el impacto emocional de esto puede ser abrumador.
Etapa avanzada: pérdida casi total del reconocimiento
En la fase avanzada del Alzheimer, que corresponde a la etapa más grave de la enfermedad, la persona ya no puede reconocer ni recordar a las personas que tiene delante.
Es la culminación del proceso que se inicia en el estadio moderado de la enfermedad con la agnosia: al final, el enfermo desconoce por completo a su pareja de toda la vida, a sus hijos y a él mismo cuando se mira a un espejo.
Si la etapa de olvido de personas cercanas tiene un impacto emocional importante en sus familiares, la de pérdida total es devastadora.
Lo que puede ayudarte a ti y a toda tu familia es recordar que, aunque vuestro ser querido no os reconozca, la memoria afectiva se mantiene hasta el final:
- Sigue percibiendo vuestro cariño.
- Sigue sintiéndose feliz a vuestro lado.
- Sigue encontrando el amor en una mirada.
- Sigue disfrutando de vuestro contacto físico.
- Sigue reconfortándose con vuestra voz calmada y vuestros gestos de afecto.
Todo ello con mucho menos sufrimiento para él que en otras etapas, pues existe una pérdida de conciencia casi total de su situación.
Factores que influyen en a quién olvida primero un enfermo de Alzheimer
Ya sabemos que el orden en que una persona con Alzheimer olvida a sus seres queridos no es el mismo en todos los pacientes, pero que tampoco es aleatorio.
Y es que en él influyen varios factores que determinan este proceso de pérdida progresiva del reconocimiento:
- Frecuencia de contacto diario y grado de implicación.
- Antigüedad e intensidad de la relación emocional.
- Memoria asociativa con rutinas o actividades.
Todos ellos están estrechamente relacionados y son determinantes para la construcción de la memoria afectiva, como vamos a ver ahora:
Relación emocional y frecuencia de contacto
El olvido de una persona por parte de otra que sufre de Alzheimer está condicionado por el tipo de relación: ¿Se trata de una persona cercana con la que mantiene trato casi a diario, o todo lo contrario?
En el primer caso, tiene lugar una repetición que fomenta los recuerdos, junto a algo todavía más importante: la huella emocional del vínculo.
Y es que la memoria afectiva, que se basa en las emociones y sentimientos, es una de las últimas en deteriorarse. Por eso, aunque tu pariente no reconozca a sus seres queridos, sí va a seguir sintiendo el calor y bienestar familiar.
De ahí que lo más correcto no sea hablar de relaciones a secas, sino de relaciones emocionales. Porque cuánto más intensas sean, mayor recuerdo van a generar en la persona con Alzheimer.
Ahora bien, esa intensidad puede ser positiva o negativa, tal y como ejemplifica la investigadora Edmarie Guzmán-Vélez:
«Sí, quizá no recuerda que lo llevaste a comer su comida favorita o que le llevaste a ver su película favorita, pero ese momento de felicidad, ese sentimiento positivo va a continuar estando ahí».
De la misma forma, «[…] si se le grita o pasa algo que le haga sentir triste, ese sentimiento va a permanecer durante tiempo».
Y, añade, «lo que significa que es sumamente importante que dediquemos tiempo a tratar de promover emociones positivas y minimizar lo máximo posible las emociones negativas».
De ahí que no sea posible responder de manera categórica a la pregunta de a quién olvidan primero los enfermos de Alzheimer, pues el componente emocional es muy fuerte y condiciona la respuesta.
Grado de implicación en la vida diaria del paciente
El vínculo emocional que se crea en todas las relaciones va estrechamente ligado al contacto diario. En el caso del paciente del Alzheimer, hablaríamos del grado de implicación en su cuidado.
Así, las personas que ejercen de cuidadores tienden a ser reconocidas durante más tiempo.
Nos referimos tanto al cuidador principal, que suele ser la pareja o un hijo, como al resto. Ahora bien: aquella que le proporcione al enfermo mayor cantidad de cuidados básicos (alimentación, higiene o compañía) será la que mantenga un lugar privilegiado en su memoria.
El motivo es que estas actividades generan vínculos emocionales positivos que refuerzan día a día la memoria afectiva.
¡Pero no son las únicas! Las personas del entorno del paciente con Alzheimer pueden fortalecer el vínculo con él con gestos y acciones cotidianas como estas:
- Participar en las comidas: ayudar a preparar sus alimentos favoritos o compartir el momento de alguna de las comidas diarias.
- Actividades de higiene personal: colaborar en el aseo diario de forma respetuosa y cariñosa.
- Escuchar música juntos: cantar canciones conocidas o escuchar melodías de su juventud.
- Mirar fotografías familiares: repasar álbumes de fotos y recordar momentos importantes.
- Realizar paseos: caminar juntos por lugares familiares o parques cercanos.
- Actividades de reminiscencia: conversar sobre recuerdos del pasado y experiencias compartidas.
- Contacto físico afectuoso: dar abrazos, caricias o simplemente tomar la mano.
- Mantener rutinas compartidas: realizar actividades cotidianas como doblar ropa o preparar té.
- Juegos sencillos: participar en juegos de mesa adaptados o rompecabezas fáciles.
- Celebrar fechas especiales: recordar cumpleaños, aniversarios o festividades importantes.
Todas estas acciones contribuyen a mantener la conexión emocional, que es la última en perderse en el proceso de la enfermedad.
Recuerda que no estás solo en este proceso: existen grupos de apoyo y profesionales que pueden estar a tu lado y guiarte en cada paso del camino.
Consulta nuestros consejos para afrontar el cuidado de una persona con Alzheimer, y aprende a cuidar bien. Nosotros también te acompañamos.