Una de cada tres personas sufrirán un cáncer a lo largo de su vida, esencialmente porque el envejecimiento es el principal factor de riesgo. La relación del ser humano con el medioambiente genera mutaciones genéticas que se van acumulando con el tiempo, de modo que conforme aumenta la edad mayor es el riesgo de que aparezca un cáncer. La raza y el sexo también pueden condicionar la aparición de determinados tipos de cáncer.
El tabaquismo y el abuso del alcohol son los dos factores de riesgo evitables más importantes. Sobre el primero se ha demostrado su vinculación a los cánceres de pulmón, esófago, laringe, boca, garganta, riñón, vejiga, páncreas, estómago y cérvix. Igualmente, la inhalación del humo del tabaco es un factor de riesgo en los fumadores pasivos. En cuanto al alcohol, éste es un factor determinante en la aparición del cáncer de hígado; aunque recientes investigaciones también lo relacionan con los cánceres de mama, recto, faringe, laringe y esófago.

Otro factor de riesgo es la exposición a numerosas sustancias químicas, como asbestos, las aflatoxinas (contaminantes de los alimentos), el arsénico (contaminante del agua de bebida) o la contaminación producida por la combustión del gasóleo. El listado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) contiene miles de sustancias consideradas carcinógenas, es decir que pueden causar un cáncer.
La exposición prolongada a la radiación ultravioleta procedente del Sol es, asimismo, un factor de riesgo determinante frente al melanoma. Pero también otros tipos de radiación pueden predisponer la aparición de un cáncer.
En relación a la dieta, el abuso de determinados tipos de alimentos, así como la ingesta reducida de frutas y verduras están considerados un factor de riesgo. Asimismo, recientes investigaciones relacionan la obesidad con una mayor predisposición a padecer un cáncer.
Finalmente, algunas infecciones constituyen un factor de riesgo frente al cáncer, como es el caso de la infección por papilomavirus (VPH), que puede causar cáncer de cuello uterino.