La comunicación médico-paciente es una parte esencial del afrontamiento del cáncer. Desde el momento en que se produce el diagnóstico de un cáncer, el oncólogo informará al paciente de todos los aspectos relacionados con el mismo y las opciones terapéuticas disponibles, así como de los objetivos del tratamiento. El paciente, por su parte, debe plantearle hasta dónde quiere llegar a saber y exponer todas sus dudas sobre el diagnóstico y el tratamiento, e incluso implicarse en las decisiones que se han de tomar:
- Qué tratamiento es el más idóneo.
- Si se puede o no seguir trabajando.
- Si se necesita apoyo psicológico para uno mismo o un familiar.
- Qué hacer en el futuro si no hay respuesta al tratamiento.
- Si entrar o no en un ensayo clínico.
- Cómo afrontar el final, etc.
Durante el tratamiento serán muchas las ocasiones de consultar al oncólogo los acontecimientos clínicos, las hábitos a cambiar, las medidas preventivas a adoptar, cómo combatir los efectos adversos de la quimioterapia o la radioterapia, qué hacer para mejorar la calidad de vida, etc.
Se ha comprobado que una buena comunicación entre el médico y el paciente con cáncer mejora de forma significativa la actitud de este último ante la enfermedad e influye positivamente en su relación con los familiares y el círculo social más próximo.
