El cáncer de pulmón es la principal causa de mortalidad por cáncer. Pero lo más importante es que entre el 80 y el 90% de estos fallecimientos se deben directamente al consumo de tabaco. Además, el hábito de fumar incrementa sustancialmente el riesgo de sufrir otros tipos de cáncer:
- Lanringe.
- Boca.
- Nariz.
- Faringe
- Esófago.
- Estómago.
- Páncreas.
- Cuello uterino.
- Riñón.
- Vejiga.
- Ovario.
- Colon.
- Recto.
- Leucemia mieloide aguda.
El humo del tabaco contiene más de 60 agentes carcinógenos, es decir, que pueden causar cáncer. El riesgo de desarrollar cualquiera de los tumores relacionados con el tabaco está determinado por diversos factores:
- Fecha de inicio en el hábito de fumar.
- Número de cigarrillos que se fuma diariamente.
- Duración del hábito.
- Potenciación con otros factores tóxicos.
- Estado físico.
- Susceptibilidad individual.
La combinación de tabaco y alcohol aumenta el riesgo de desarrollar un cáncer orofaríngeo.
Lo cierto es que la gran mayoría de los tumores del aparato respiratorio podrían evitarse si no se fumase nunca. Sin embargo, hay que señalar que cuando se deja de fumar, a los diez años el riesgo de sufrir un cáncer de pulmón se iguala al de los no fumadores, siempre que no exista ya un tumor incipiente en desarrollo.
El riesgo de los fumadores pasivos es también superior al de las personas que no se ven expuestas al humo del tabaco. Las características del humo de segunda mano determinan esta susceptibilidad, ya que contiene una mayor concentración de nicotina, alquitranes y monóxido de carbono que el humo que se inhala directamente al fumar.
Pese a todos estos datos, no hay que olvidar que también existe un factor de susceptibilidad individual, que puede ser de carácter genético y que explicaría por qué razón no todos los fumadores desarrollan un cáncer de pulmón.
