Residencias, Centros de día y Programa de servicios y cuidados en tu hogar. Para todos, seas o no de Sanitas.
La demencia es una enfermedad mental que se va manifestando de manera progresiva, es posible que, en fases muy tempranas, los síntomas se confundan con despistes, olvidos sin importancia o poca atención. El nivel de velocidad o progresión de los síntomas dependerá de la persona y del tipo de demencia que sufra.
La pérdida de memoria es uno de los síntomas más generales de las personas que sufren demencia. Aunque, una pérdida de memoria no significa que se tenga una demencia. Lo mismo ocurre con las personas mayores, con el paso del tiempo la capacidad de recordar las cosas se va perdiendo, pero esto no significa que todas las personas con la edad vayan a tener demencia. Para que se pueda considerar una demencia deben manifestarse al menos dos problemas en las funciones neuronales, como, por ejemplo, la pérdida de memoria y la dificultad de lenguaje.
Existen una serie de signos o síntomas que se manifiestan con frecuencia y son comunes en todas las personas mayores que sufren demencia:
En la fase inicial existe un deterior cognitivo leve. La memoria a corto plazo se deteriora, la capacidad de aprendizaje se vuelve complicada y retener nueva información es difícil. Comienzan las primeras dificultades con el lenguaje, el paciente sufre cambios de humor y de personalidad. En cuanto a las rutinas diarias, se vuelven complicadas.
En esta fase, es posible que sean los familiares o amigos los que se den cuenta de los primeros síntomas del paciente, de sus olvidos y dificultades.
En la fase intermedia, el deterioro cognitivo es moderado. La memoria a largo plazo comienza a fallar, aunque no la han perdido totalmente. Su capacidad de lenguaje es complicada, dicen frases sin sentido y pronuncias palabras erróneas. Ya no son capaces de aprender o recordar información nueva. Para realizar rutinas básicas como bañarse, comer, vestirse, etc. necesitan ayuda. Se pueden volver irritables, egocéntricos o bien sufrir apatía, depresión, aislamiento social, etc.
En esta fase tienen grandes dificultades para mantener su conocimiento del espacio y lugar, es decir, es fácil que se desorienten o no reconozcan lugares habituales. Suelen sufrir trastornos de sueño y pueden volverse agresivos.
En la fase más avanzada, el deterioro cognitivo es grave e irreversible. Los pacientes se han convertido en personas totalmente dependientes. No pueden realizar rutinas diarias por su cuenta, hay que moverles, alimentarles, bañarles, etc. Pierden la memoria a corto y largo plazo. No reconocen a sus familiares, ni los objetos cotidianos. Como no se mueven o tienen dificultades para tragar, es fácil que pueden sufrir otras enfermedades consecuencia de su pérdida de funciones.
En estas fases es necesario que el paciente esté asistido por personal especializado, en centros adaptados.