Saber distinguir los síntomas de la demencia
Los olvidos más exagerados y los errores inexplicables a la hora de hacer tareas cotidianas son los síntomas más tempranos de la demencia. Con el paso del tiempo, estos síntomas se agravarán y se producirá una importante pérdida de memoria que afectará tanto al pensamiento como al habla.
Fase inicial
Los primeros síntomas del deterioro cognitivo se manifiestan de distintas maneras, aunque la persona todavía es capaz de desempeñar su actividad profesional sin problemas. En su fase inicial, el enfermo con demencia presenta dificultades para hacer cuentas sencillas, tener una conversación, recordar citas, conversaciones que ha tenido hace poco tiempo, el nombre de las personas y de objetos conocidos. Además, presenta cambios repentinos de humor, sobre todo por la impotencia que le causa el no poder controlar lo que le rodea. La persona tiende a aislarse: sale menos y no socializa. En cuanto al lenguaje y la comprensión, en esta primera fase no presenta grandes problemas, aunque a veces le cuesta encontrar las palabras y mezcla conceptos que no tienen relación.
Fase moderada
En esta fase, la autonomía del enfermo con demencia comienza a disminuir. El paciente no asimila conceptos nuevos, le falla la memoria y, aunque conserva los recuerdos lejanos, estos se ven alterados. Además, en este momento de la enfermedad la persona tiene claros problemas de orientación en el espacio y en el tiempo, haciendo que se pierda en trayectos conocidos con asiduidad. Los arranques de agresividad perduran y el enfermo presenta constantes síntomas de agotamiento, tiene miedos injustificados, camina de un lado a otro, presenta insomnio, etc. Por su parte, el vocabulario se ve más afectado: la comunicación se hace difícil, la persona suele repetir las mismas palabras y no termina las frases. Fallan también los movimientos instintivos, la persona se vuelve lenta y le cuesta mantener el equilibrio. Los gestos básicos, como vestirse o ir al baño, son ahora más difíciles y en ocasiones pueden ir acompañados de temblores y convulsiones.
Fase severa
En esta última fase, el enfermo es absolutamente dependiente y pasa la mayor parte de su tiempo en reposo. El paciente pierde totalmente la memoria y no es capaz de reconocer a las personas que le rodean, aunque sí distingue sus emociones. Sin embargo, no puede comprender lo que se le dice y por consiguiente tiene reacciones incoherentes. Su expresión se limita a los balbuceos y a repetir palabras sin ningún sentido. En esta etapa de la enfermedad la persona pierde el control de su cuerpo y es cuando se produce la muerte a causa de una infección respiratoria o de cualquier otra enfermedad.