En Sanitas Mayores contamos con los mejores expertos en Parkinson a disposición de tu familiar, para mejorar su calidad de vida
La enfermedad de Parkinson es un tipo de trastorno del movimiento. Dicho trastorno se produce cuando las neuronas no producen suficiente cantidad de dopamina, cuya falta hace que el control de los movimientos se vea alterado, dando lugar a los síntomas motores típicos como el temblor en reposo o la rigidez. El parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso central de manera crónica y progresiva y la segunda enfermedad con mayor prevalencia después de la enfermedad de Alzheimer.
Afectación unilateral (un lado del cuerpo). Los síntomas suelen ser temblores en alguna de las extremidades y algunas dificultades en su movilidad. Otros síntomas que pueden aparecer son rigidez y discinesias (movimientos anormales e involuntarios).
Afectación bilateral (ambos lados del cuerpo) sin alteración del equilibrio. La postura corporal comienza a deteriorarse, encorvándose un poco hacia delante. Las actividades de la vida diaria, pueden complicarse debido a la aparición de la bradicinesia (lentitud de movimiento).
Afectación bilateral, con afectación del equilibrio. Aumentando el grado de dependencia según evoluciona la enfermedad. Todos los síntomas anteriores se agravan y la dificultad para caminar y mantener el equilibrio correctamente, pueden ser un gran problema en estos estadios. Estas dificultades importantes pueden ocasionar caídas. También pueden aparecer dificultades en el habla y dolor muscular.
En esta fase, el enfermo de Parkinson necesita ayuda de una tercera persona para realizar cualquier tipo de actividad. Las alteraciones y dificultades al hablar se acentúan cada vez más.
Pasados de 5 a 8 años, la persona suele desarrollar complicaciones motoras y síntomas no motores que no responden adecuadamente a la medicación, se alternan periodos de buen y mal control de los síntomas, el "efecto on-off", lo que implica el aumento del nivel de dependencia.
La enfermedad de Parkinson no afecta a todas las personas del mismo modo, y el desarrollo de los síntomas y el ritmo de empeoramiento, evoluciona de forma distinta en cada persona mayor. Los síntomas del Parkinson, en un principio, suelen ser sutiles y evolucionar de forma muy gradual. El paciente de Parkinson puede comenzar a sentir temblores en las manos, un enlentecimiento en la realización de las actividades en su día a día o pueden experimentar lentitud a la hora de escribir o incluso al hablar. Esta primera etapa, en la que comienzan a aflorar los primeros síntomas, puede tener una duración variable dependiendo de la persona.
El temblor es el síntoma que más asociamos a la enfermedad de Parkinson. Este síntoma a menudo comienza en una mano, pie o incluso mandíbula, suele aparecer en estado de reposo o en situaciones de mucho estrés.
La rigidez en las personas con Parkinson presenta una resistencia al movimiento de su cuerpo. Se puede padecer dolores musculares debido a que sus músculos permanecen tensos y contraídos durante mucho tiempo.
Se trata de la lentitud en los movimientos o pérdida de los movimientos espontáneos y voluntarios. Este síntoma es uno de los más frustrantes para las personas, ya que la persona no puede realizar rápidamente los movimientos rutinarios de su día a día.
Este síntoma presenta problemas para estar de pie o incluso caminar. El enfermo de Parkinson puede tener dificultades para mantener el equilibrio y coordinarse, lo que puede producir caídas.
Debido a la perturbación de los movimientos y su lentitud, se pueden experimentar dificultades al caminar. Por ello es común ver a pacientes de Parkinson caminando muy despacio y dando pasos muy cortos.
Trastornos afectivos, alteraciones cognitivas, alucinaciones y delirios, demencia, trastornos del control de impulsos.
Este síntoma presenta problemas para estar de pie o incluso caminar. El enfermo de Parkinson puede tener dificultades para mantener el equilibrio y coordinarse, lo que puede producir caídas.
Debido a la perturbación de los movimientos y su lentitud, se pueden experimentar dificultades al caminar. Por ello es común ver a pacientes de Parkinson caminando muy despacio y dando pasos muy cortos.
Es importante saber qué hacer cuando sospechamos que algún ser querido puede estar en los primeros estadios de la enfermedad. Un diagnóstico precoz puede ser clave para retrasar su desarrollo.
El Parkinson se diagnostica mediante manifestaciones clínicas. La enfermedad de Parkinson no cuenta con marcadores que puedan aparecer al realizar un análisis de sangre o de laboratorio. Se realizan diagnósticos bastante acertados, los síntomas deben incluir lentitud de movimientos (bradicinesia) y además uno de los siguientes síntomas: temblor en reposo, rigidez muscular o inestabilidad muscular.
La exploración física de la persona junto con la historia médica familiar deben ser estudiados minuciosamente, porque aunque no suelen ser los casos más frecuentes, el Parkinson puede presentar una herencia genética. El 90% de los casos de Parkinson no se deben a una alteración genética concreta.
A la hora de diagnosticar la enfermedad de Parkinson el médico puede llevar a cabo diferentes pruebas complementarias de neuroimagen, como puede ser una resonancia magnética nuclear, para descartar otros posibles trastornos.
Tratamiento Farmacológico
A día de hoy no se dispone de un tratamiento curativo para las personas que padecen parkinson. La medicación, se centra en reestablecer el contenido de dopamina en el cerebro con el objetivo de mejorar los síntomas y la calidad de vida.
Tipos de tratamiento farmacológico
Cirugía para la enfermedad de Parkinson
En los últimos años se han realizado estudios que han llevado a grandes progresos en las técnicas quirúrgicas. Para el tratamiento del Parkinson, puede considerarse en los casos en los que la terapia mediante medicamentos no es suficiente.
Tratamiento no farmacológico
Las terapias rehabilitadoras son elementos fundamentales en el manejo global de la enfermedad de Parkinson y han de ser adaptadas a las necesidades de cada persona. Los objetivos se centran en conseguir que la persona consiga una mayor autonomía e independencia, que le permita afrontar las dificultades en la vida diaria.
En Sanitas Mayores sabemos que los cuidadores de personas con Parkinson son fundamentales para garantizar su bienestar. Por eso, nuestros cuidadores son expertos en proporcionar los mejores cuidados personalizados. Desde el momento en el mayor es residente en alguno de nuestros centros o son usuarios de nuestros servicios en su hogar, estudiamos a fondo su caso, sus hábitos, personalidad y necesidades... para prestar los mejores cuidados y servicios para él y su familia