Ponemos a tu disposición a nuestros mejores expertos en ictus para ayudar a tu ser querido a superar las secuelas sufridas y para que pueda reincorporarse a la vida cotidiana con la mayor normalidad posible.
Entendemos ictus o accidente cerebrovascular (ACV) como un trastorno de la circulación cerebral que altera una parte del cerebro y su inicio puede ser súbito o gradual. Afecta cada año alrededor de unas 120.000 personas en España, de los cuales 80.000 fallecerán o quedarán con una discapacidad de por vida.
Si la circulación cerebral se restablece pronto y el ictus tiene una evolución menor de 2 horas (AIT), hablamos de accidente isquémico transitorio y, en este caso, lo normal es que la capacidad funcional se recupera por completo. Las consecuencias son que, debido al ictus, parte del cerebro no consigue el flujo de sangre, oxígeno y glucosa, que necesita, provocando lesiones temporales o permanentes.
Los síntomas pueden tardar varias horas en desarrollarse y este tiempo, denominado ventana terapéutica, es un momento clave para evitar o minimizar el daño cerebral.
Pérdida repentina de fuerza o entumecimiento de cara, brazo o pierna, especialmente en un lado del cuerpo.
Dificultades para hablar o entender lo que se le dice.
Problemas para ver con uno o ambos ojos
Pérdida de la estabilidad y de la coordinación, problemas para caminar y para coordinarse.
Severos y sin causa aparente.
El tiempo que pasa desde que comienza a producirse el accidente cerebrovascular hasta que se aplica un tratamiento adecuado es fundamental para una recuperación sin secuelas. Ante cualquier sospecha de ictus se deben realizar estas comprobaciones:
- Sonreír (evaluar si existe Asimetría facial): debido a la cantidad de músculos implicados en este gesto, una sonrisa puede demostrar si la persona tiene dificultades de movilidad. En caso de ictus, presentará gestos asimétricos.
- Levantar los brazos (evaluación de la fuerza): las personas con síntomas de ictus pierden fuerza en las extremidades, por lo que levantar las extremidades superiores ayuda a detectar este accidente.
- Hablar (evaluación lenguaje): la dificultad en el habla y en el entendimiento es otro de los síntomas del ictus cerebral. Si se está produciendo el ictus, la persona no hablará con claridad.
En cualquiera de estos supuestos, y aunque los síntomas hayan sido transitorios, es de vital importancia acudir a un centro sanitario sin demora, puesto que algunos tratamientos sólo son efectivos en un corto periodo de tiempo tras el inicio de los síntomas, en concreto en las primeras horas.
Existen dos tipos de accidente cerebrovascular:
El diagnóstico del ictus es predominantemente clínico pero siempre se va a complementar con técnicas de neuroimagen, como por ejemplo TAC o resonancia magnética en función de la sospecha clínica.
La recuperación tras el ictus tiene una evolución poco predecible y casi nunca es absoluta, pero se pueden hacer importantes progresos si se hace bien desde el principio. Una rehabilitación precoz es la mejor manera de asegurar el máximo de recuperación y la evaluación previa de las áreas afectadas, permitirá decidir mejor la rehabilitación a escoger.
Tiempo de rehabilitación tras un ictus:
El tratamiento de los mayores que han sufrido un ictus se centran en:
El mejor tratamiento para el ictus es la prevención. Los hábitos de vida influyen en buena parte a la hora de producirse un accidente cerebrovascular, por ello, una rutina de vida saludable es esencial para evitar este problema, una buena alimentación o el ejercicio podrían ser el mejor tratamiento para prevenir el ictus.
La actividad constante es importante en el proceso de rehabilitación, por eso procuramos que el mayor esté continuamente activo, ofreciendo un amplio abanico de actividades que poder realizar a la vez que se relaciona con sus compañeros y cuidadores.
Nuestros profesionales programan una serie de terapias personalizadas. Con ellas, estimulamos las áreas afectadas, con el fin de acelerar su recuperación.
Realizamos una revisión continua de la medicación del mayor, así nos aseguramos que el tipo de medicación, la indicación y las dosis, son los adecuados en cada momento de la enfermedad.
Volver a las actividades cotidianas con ayuda de un familiar o de un cuidador es necesario para terminar la recuperación. Es fundamental realizar una readaptación en el domicilio y retomar las actividades que se realizaban de forma previa al accidente en la medida de lo posible.
Sanitas Mayores cuenta con dispositivos de ayuda en todos sus centros para proporcionar a los mayores la mayor autonomía posible a la hora de realizar sus actividades cotidianas. También puedes utilizar el Programa de Cuidados “En casa contigo” que te ofrece los cuidados y terapias necesarias para la rehabilitación sin salir del domicilio y cerca de la familia.
Es importante que la persona mayo realice las actividades diarias que le aportan autonomía tanto en el hogar como en el ámbito social. Si presenta dificultades, puede recurrir a la terapia ocupacional
Cuidar la higiene es importante, sobre todo en personas con incontinencia, para evitar infecciones. En la medida en que el mayor sea capaz, es bueno fomentar la máxima autonomía.
Es una tarea importante para aumentar la independencia del enfermo. Debe hacerlo sin ningún tipo de ayuda, reservando las intervenciones del cuidador solo para aquello que no puede hacer.
Los cuidados tras el ictus incluyen una alimentación equilibrada para el mayor, siempre potenciando la máxima autonomía En caso de disfagias, es necesario ayudar y adaptar la dieta a su condición.
Cuando existe inmovilidad, los cuidados tras el ictus indican acomodarlos en la cama con cojines y cambiarlos de postura cada 3 o 4 horas para evitar úlceras por presión. Además, el cuidador siempre debe dirigirse o acercarse a él por el lado afectado para estimular su recuperación.
Aunque tenga dificultades para expresarse, fomentar la conversación es muy positivo. Hay que procurar hablar con frases cortas y facilitar las respuestas ofreciéndole distintas opciones.
Es fundamental en los cuidados tras el ictus que el mayor tenga ratos de ocio. En estas ocasiones, es necesario adaptar las actividades a sus limitaciones.
Dado que el descanso nocturno es importante, debemos controlar periodos excesivos o prolongados de sueño diurno.