La incontinencia fecal es una condición que puede afectar seriamente la calidad de vida de las personas mayores. Consiste en la pérdida involuntaria de heces o gases, y aunque muchas veces se evita hablar de ello por vergüenza, es más común de lo que se cree. Puede manifestarse de forma leve, como pedos con caca, o ser más grave e implicar escapes completos.
Detectarla a tiempo y aplicar el tratamiento adecuado mejora la autonomía, la autoestima y la tranquilidad tanto del paciente como de su entorno.
¿Qué es la incontinencia fecal?
La incontinencia fecal es la incapacidad para controlar la expulsión de heces, gases o líquidos rectales. En personas mayores, suele estar asociada a un deterioro del control muscular o a problemas neurológicos. No debe confundirse con trastornos digestivos ocasionales: cuando se vuelve repetitiva o impredecible, requiere atención médica.
¿A quiénes afecta más la incontinencia fecal?
Aunque puede aparecer a cualquier edad, es más frecuente en adultos mayores, especialmente en mujeres que han tenido partos complicados, personas con demencias, enfermedades neurológicas o tras cirugías digestivas. Del mismo modo, pueden sufrirla personas con estreñimiento crónico, diarreas frecuentes o pedos líquidos persistentes.
Causas frecuentes de la incontinencia fecal en adultos mayores
El control intestinal requiere un sistema nervioso en buen estado, músculos pélvicos funcionales y un colon regulado. Cuando uno o más de estos factores falla, se pierde el control del esfínter anal.
Cambios musculares y neurológicos
Con la edad, los músculos del suelo pélvico y el esfínter anal pueden debilitarse, dificultando el cierre completo del canal anal. Si además existe una alteración neurológica (como en el párkinson o tras un ictus), el cerebro no envía bien la señal de retención, y se producen gases con caca o incluso pérdidas de heces.
Trastornos digestivos y cirugías previas
Enfermedades como el síndrome del intestino irritable, la colitis o las diarreas frecuentes pueden provocar episodios de flatulencias con líquido. También hay casos tras cirugías de colon o recto, donde la sensibilidad rectal se reduce. En estos contextos, lo que al principio son pedos con heces esporádicos puede convertirse en una incontinencia fecal establecida.
Síntomas y diagnóstico de la incontinencia fecal
La sintomatología puede variar según el caso. Algunas personas presentan pérdidas leves de mucosidad o gases mal controlados, mientras que otras no pueden prever la evacuación.
Pruebas médicas y evaluación
El diagnóstico se realiza a través de una historia clínica completa, exploración física y pruebas específicas como la manometría anal (para valorar la fuerza del esfínter) o una ecografía endoanal. El objetivo es descartar causas tratables y diseñar un plan personalizado.
Tratamientos para la incontinencia fecal
El tratamiento de la incontinencia fecal dependerá de la causa y puede contemplar diferentes aspectos:
- Medidas dietéticas dirigidas a evitar deposiciones líquidas o explosivas, como evitar el alcohol, las bebidas estimulantes, los alimentos que producen flatulencia, productos lácteos, etc.
- Reeducación de los hábitos de deposición
- Fortalecimiento de los músculos del suelo pélvico mediante la práctica habitual de ejercicios específicos.
- Consumir fibra para endurecer las heces o utilizar medicamentos para combatir la diarrea.
- En ocasiones puede ser necesaria la intervención quirúrgica mediante diferentes técnicas.
La buena noticia es que existen tratamientos eficaces, y en muchos casos se mejora sin necesidad de cirugía. El abordaje depende de la causa, la frecuencia y el impacto sobre la vida diaria.
Cambios en la dieta y estilo de vida
Modificar la alimentación es una medida básica. Se recomienda evitar irritantes como el café, el alcohol o las comidas muy grasas, y aumentar el consumo de fibra para regular el tránsito intestinal. En algunos casos, el control de los pedos con líquido o los episodios de diarrea mejora con una dieta baja en FODMAP.
Mantener un horario regular para ir al baño y realizar ejercicios de control del esfínter favorece la mejora. Sentarse en el baño todos los días a la misma hora, se tengan ganas o no, con el fin de establecer rutinas.
Terapias físicas y medicamentos
La fisioterapia del suelo pélvico puede fortalecer los músculos responsables del control intestinal. Existen medicamentos que ayudan a compactar las heces o a regular la motilidad intestinal. En casos de flatulencias con heces o escapes frecuentes de gases, también pueden indicarse tratamientos para reducir la producción de gas.
Cirugías en casos graves
Si los tratamientos conservadores no funcionan y la incontinencia afecta seriamente a la calidad de vida, se valora la opción quirúrgica. Ya sea para reparar los músculos del esfínter, sustituirlo por uno artificial o realizar una colostomía, lo que supone abrir un orificio a través de la pared abdominal de manera que las heces puedan salir por él y ser recogidas en una bolsa que se ubica alrededor de la apertura. Este último tipo de cirugía únicamente se realiza cuando todos los demás tratamientos han fracasado.
Otra de las técnicas más utilizadas es la neuromodulación sacra, que estimula los nervios responsables del control esfinteriano.
Cómo cuidar a una persona mayor con incontinencia fecal
Afrontar esta situación requiere comprensión, apoyo emocional y una atención adaptada. El objetivo no es solo controlar los síntomas, sino preservar la dignidad y el confort del paciente.
Higiene y apoyo emocional
El uso de productos absorbentes, cremas barrera y una higiene cuidadosa previenen irritaciones y mejoran la comodidad. Pero tan importante como la higiene es el acompañamiento emocional: sentirse comprendido y respetado alivia la ansiedad y el aislamiento que a menudo acompañan a este problema.
Consejos para cuidadores
Los cuidadores deben estar informados y contar con apoyo profesional. Crear rutinas, adaptar la dieta y fomentar la comunicación abierta sobre los síntomas (como flatulencias incontroladas) ayuda a normalizar la situación y actuar sin tabúes.
La incontinencia fecal en personas mayores no es un tema menor ni algo con lo que deban resignarse a vivir. Con un diagnóstico, tratamiento y acompañamiento adecuado, es posible recuperar el control y mejorar el bienestar diario.
En Sanitas contamos con profesionales especializados y planes de atención individualizados para abordar esta situación con respeto, eficacia y humanidad. Infórmate sobre nuestras residencias y centros de día.