Los trastornos del sueño en el adulto mayor son una causa frecuente de malestar y pérdida de calidad de vida. El descanso reparador es clave para la salud física y mental, pero con la edad, conciliar y mantener el sueño puede convertirse en un desafío. Identificar los tipos de trastornos del sueño en la tercera edad, saber cómo afectan y qué estrategias existen para mejorar el descanso es esencial para las personas mayores y quienes las cuidan.
¿Por qué cambian los patrones de sueño con la edad?
Con el paso de los años, es habitual que las personas mayores noten cambios en su sueño. Dormir menos horas, despertarse con más frecuencia o sentir sueño durante el día son situaciones comunes. No siempre son consecuencia directa de un trastorno, pero sí reflejan un cambio en la fisiología del sueño.
Cambios fisiológicos del sueño en la vejez
En la tercera edad, el cuerpo produce menos melatonina, la hormona que regula los ciclos de sueño. Además, se reduce la cantidad de sueño profundo y aumentan las fases ligeras, lo que facilita despertares nocturnos. Estos cambios fisiológicos explican por qué dormir ocho horas seguidas puede resultar difícil, incluso para personas sanas.
Efecto de medicamentos y enfermedades crónicas
Muchos problemas del sueño en adultos mayores están relacionados con el tratamiento de enfermedades crónicas. Fármacos para la hipertensión, la depresión o el dolor pueden alterar el patrón normal de descanso. También afecciones como la artrosis, el reflujo gastroesofágico o la insuficiencia cardíaca dificultan dormir bien.
Tipos de trastornos del sueño en adultos mayores
Los trastornos del sueño en las personas mayores son variados. Conocerlos permite identificar cuándo consultar al especialista y qué opciones existen para mejorar el descanso.
Insomnio
El insomnio es el más frecuente. Puede manifestarse como dificultad para quedarse dormido, despertares frecuentes o sensación de sueño no reparador. En los ancianos, muchas veces está asociado a preocupaciones, dolor físico o inactividad durante el día.
Apnea del sueño
En la apnea del sueño, la respiración se interrumpe varias veces durante la noche. Esto provoca microdespertares que la persona no recuerda, pero que fragmentan el descanso. Los ronquidos fuertes y las pausas respiratorias detectadas por otros son señales claras.
Síndrome de piernas inquietas
El síndrome de piernas inquietas genera una necesidad imperiosa de mover las piernas, especialmente al acostarse. Esta sensación incómoda impide conciliar el sueño y empeora en reposo. Suele tener relación con déficits de hierro o enfermedades neurológicas.
Sonambulismo en ancianos y otras parasomnias
Aunque menos frecuente, el sonambulismo en ancianos puede presentarse como parte de otras alteraciones cognitivas, como la demencia. También se incluyen aquí despertares confusos, habla durante el sueño o comportamientos automáticos sin recuerdo posterior.
Las parasomnias, en general, son más típicas en jóvenes, pero pueden aparecer en personas mayores y dificultar un descanso reparador.
Trastorno conductual del sueño REM (TCsM)
El trastorno conductual del sueño REM, o TCsM, es una alteración poco conocida pero relevante. Durante la fase REM del sueño (cuando soñamos), el cuerpo debería permanecer inmóvil. En el TCsM, esta inhibición se pierde y la persona puede moverse, gritar o golpear mientras sueña.
Este trastorno está asociado en algunos casos a enfermedades neurodegenerativas y debe ser valorado por un especialista en sueño.
Cómo afectan los trastornos del sueño en la salud
Dormir mal no solo afecta al descanso. Los trastornos del sueño en ancianos tienen consecuencias directas sobre la salud física, mental y emocional.
Riesgo de caídas y deterioro cognitivo
La falta de sueño reparador incrementa la fatiga diurna, el desánimo y la pérdida de atención. Las personas mayores que no descansan bien presentan mayor riesgo de caídas, confusión y dificultades para recordar o planificar tareas.
El deterioro cognitivo puede acelerarse en quienes tienen insomnio crónico o apnea no tratada.
Cambios en el estado de ánimo y funcionalidad
El mal descanso aumenta la irritabilidad, la ansiedad y los síntomas depresivos. Muchas personas mayores dejan de realizar actividades o socializar porque se sienten sin energía. A largo plazo, esto reduce su autonomía y calidad de vida.
Consejos para evitar problemas del sueño en adultos mayores
Aunque no siempre es posible prevenir los trastornos del sueño en las personas mayores, existen medidas prácticas que ayudan a mejorar el descanso.
Higiene del sueño y rutinas nocturnas saludables
Establecer horarios regulares de sueño, cenar ligero y evitar bebidas estimulantes por la tarde son recomendaciones básicas. Es recomendable:
- Limitar las siestas a menos de 30 minutos
- Exponerse a la luz natural durante el día
- Mantener el dormitorio oscuro, tranquilo y a temperatura agradable
- Usar la cama solo para dormir
Estas rutinas, conocidas como higiene del sueño, favorecen la producción natural de melatonina y ayudan al cuerpo a prepararse para el descanso.
Terapias no farmacológicas y tratamiento médico
En la tercera edad, siempre es preferible iniciar el tratamiento con medidas no farmacológicas, como la terapia cognitivo-conductual para insomnio, técnicas de relajación o programas de ejercicio suave. Los hipnóticos o somníferos deben usarse con precaución y siempre bajo control médico.
Cuando existe apnea del sueño, el uso de dispositivos CPAP o tratamientos específicos mejora el descanso y la calidad de vida. En el TCsM, la medicación puede ser necesaria para controlar los episodios nocturnos.
En Sanitas, el descanso forma parte integral del cuidado de las personas mayores. Nuestro equipo identifica y adapta los cuidados según las necesidades de cada residente, asegurando un entorno propicio para un descanso reparador. Identificar y tratar a tiempo los trastornos del sueño permite prevenir complicaciones y mejorar el bienestar general. El descanso es salud.