Cómo prevenir la ansiedad y la depresión en adultos mayores

21/07/2025
Prevenir depresión ansiedad mayores

La prevención de la depresión en adultos mayores y el control de la ansiedad en la tercera edad son aspectos esenciales para el bienestar emocional en esta etapa de la vida. La jubilación, la pérdida de seres queridos, los problemas de salud y la soledad son factores que pueden favorecer la aparición de trastornos emocionales.

Saber cómo prevenir la ansiedad y la depresión permite actuar a tiempo, proteger la salud mental y mejorar la calidad de vida en la vejez. En este artículo te lo contamos.

¿Por qué es importante prevenir la ansiedad y la depresión en la vejez?

La depresión y la ansiedad en adultos mayores no deben considerarse una consecuencia inevitable del envejecimiento. Son trastornos que afectan de forma real a la salud física y emocional y, si no se detectan ni tratan, incrementan el riesgo de aislamiento, deterioro cognitivo e incluso mortalidad.

En la tercera edad, los síntomas emocionales suelen pasar desapercibidos, ya que pueden confundirse con apatía, cansancio o problemas físicos. Por eso, la prevención y la detección temprana son primordiales para intervenir antes de que la situación empeore.

Factores de riesgo en personas mayores

Existen circunstancias que aumentan la probabilidad de desarrollar ansiedad o depresión:

  • Pérdida de autonomía y aumento de la dependencia.
     
  • Aislamiento social o pérdida de la red afectiva.
     
  • Dolor crónico o enfermedades degenerativas.
     
  • Cambios vitales como la jubilación o el ingreso en un centro residencial.
     

Identificar estos factores ayuda a aplicar estrategias preventivas desde las etapas iniciales.

Cómo prevenir la ansiedad en adultos mayores

Saber cómo prevenir la ansiedad en adultos mayores implica actuar sobre los factores emocionales y físicos que desencadenan esta alteración. El objetivo es mantener un equilibrio emocional y un entorno seguro y predecible que reduzca la sensación de amenaza o incertidumbre.

Actividades psicosociales y de estimulación

Las actividades psicosociales son una herramienta clave para prevenir la ansiedad en personas mayores, ya que combinan estimulación cognitiva, relación social y sensación de logro personal. Participar en talleres de manualidades, escritura creativa o juegos de mesa permite ejercitar la mente y reforzar la autoestima. Estas actividades favorecen la concentración y desvían la atención de preocupaciones, disminuyendo la sensación de ansiedad.

Las dinámicas grupales, como el teatro, la musicoterapia o los coros, generan vínculos y favorecen el intercambio de experiencias entre iguales. Además, estas actividades aportan estructura a la rutina diaria, otro aspecto importante en el manejo de la ansiedad. La interacción social que se da en estos contextos ayuda a la persona a sentirse parte activa de un grupo, reduciendo el sentimiento de soledad o aislamiento.

Rutinas saludables y ejercicio físico

El establecimiento de rutinas diarias estables es una de las estrategias más efectivas para prevenir la ansiedad en la tercera edad. Seguir horarios regulares para las comidas, las actividades y el descanso favorece la sensación de seguridad y control, algo especialmente importante cuando la persona mayor comienza a sentirse insegura ante los cambios.

El ejercicio físico moderado desempeña un papel fundamental en la prevención y control de la ansiedad. Caminar cada día, practicar ejercicios acuáticos o realizar estiramientos suaves estimula la producción de endorfinas, hormonas que generan sensación de bienestar. El movimiento contribuye, además, a liberar tensiones físicas acumuladas y a combatir el insomnio, otro factor que suele agravar el estado ansioso.

A nivel emocional, la actividad física mejora la autoestima y refuerza la percepción de autonomía, elementos clave para evitar la aparición de trastornos emocionales.

Alimentación y calidad del sueño

Una alimentación equilibrada no solo contribuye a la salud física, sino también al bienestar emocional. Incluir alimentos ricos en triptófano (como los frutos secos o el pescado azul), antioxidantes y vitaminas del grupo B favorece el equilibrio del sistema nervioso. Reducir el consumo de estimulantes, como el café o el chocolate, es básico, especialmente por la tarde y noche, para evitar el aumento de la ansiedad.

En cuanto al descanso, la calidad del sueño es determinante. Dormir mal favorece la irritabilidad y aumenta la sensación de inquietud. Para evitar el insomnio, conviene cenar ligero, evitar las pantallas antes de acostarse y mantener horarios estables. Si la persona presenta despertares nocturnos frecuentes o dificultad para conciliar el sueño, es recomendable revisar sus hábitos diarios y buscar orientación profesional. Un descanso reparador es clave para mantener la estabilidad emocional en los adultos mayores.

Cómo prevenir la depresión en adultos mayores

La prevención de la depresión en los ancianos requiere una combinación de estimulación cognitiva, actividades significativas y apoyo emocional continuo. La clave está en reforzar la autoestima y el sentimiento de utilidad de la persona.

Favorecer la participación en actividades grupales, talleres creativos o voluntariado contribuye a mantener un propósito vital. La actividad diaria y la interacción social son las mejores herramientas para combatir la apatía y el aislamiento, principales desencadenantes de la depresión.

El ejercicio físico y la vida al aire libre tienen un efecto antidepresivo natural. Caminar en grupo, cuidar un huerto o practicar baile adaptado son alternativas accesibles que aportan beneficios tanto físicos como emocionales.

El papel de la familia y el entorno en la prevención

El entorno afectivo es clave en la prevención de la ansiedad y la depresión. Familiares y cuidadores deben implicarse activamente, ofreciendo apoyo y acompañamiento.

Acompañamiento emocional

Escuchar, validar emociones y permitir que la persona exprese sus miedos y preocupaciones es tan importante como cubrir sus necesidades físicas. Evitar frases como “no te preocupes por eso” y fomentar un diálogo sincero ayuda a reducir la sensación de soledad emocional.

Involucrar al mayor en la toma de decisiones, respetar su autonomía y valorar sus opiniones refuerza la autoestima y previene el sentimiento de inutilidad.

Promoción de la vida social activa

Favorecer la participación en actividades comunitarias, visitas familiares o reuniones con amigos es esencial. Mantener el contacto con el entorno ayuda a reducir el aislamiento y fomenta el bienestar emocional.

Señales de alerta: ¿cuándo pedir ayuda profesional?

Aunque las estrategias preventivas son eficaces, es importante saber cuándo es necesario acudir a un especialista.

Síntomas frecuentes en el adulto mayor

Señales que indican la posible presencia de ansiedad o depresión:

  • Apatía prolongada o pérdida de interés por actividades habituales.
     
  • Insomnio o hipersomnia.
     
  • Cambios bruscos de humor.
     
  • Irritabilidad o tristeza constante.
     
  • Retraimiento social.
     
  • Disminución del apetito.
     

Ante estos síntomas persistentes, es recomendable consultar a un médico o psicólogo especializado en mayores.

Intervenciones psicológicas recomendadas

Las terapias psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual adaptada a mayores, ofrecen buenos resultados en el manejo de la ansiedad y la depresión. En algunos casos, el tratamiento farmacológico puede ser necesario, siempre supervisado por el equipo médico.

En Sanitas, trabajamos en la prevención de la depresión y el control de la ansiedad en adultos mayores mediante programas personalizados que combinan apoyo emocional, actividades significativas y cuidados integrales. Prevenir es cuidar: el bienestar emocional es tan importante como la salud física en la vejez.

Miryam Piqueras Bravo

Miryam Piqueras Bravo

Directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores

Contenido revisado por profesionales médicos y especializados de Sanitas Mayores.

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