El síndrome de la vejiga hiperactiva es un trastorno urinario que se da con mayor frecuencia en mujeres y personas mayores y que se caracteriza por sentir urgencia por orinar (ganas repentinas de hacerlo, con la sensación de que no se llega a tiempo al baño), hacerlo muchas veces a lo largo del día (más de seis) o sufrir episodios de incontinencia urinaria (pérdidas involuntarias de orina) y nocturia (despertarse varias veces durante la noche para orinar). Además también pueden darse otros síntomas secundarios, tales como dolor de cabeza, boca seca o visión borrosa, entre otros. Se trata de un problema que tiene un claro impacto en la calidad de vida de quien lo sufre y que puede llevarle a reducir significativamente su actividad social y condicionar negativamente la laboral.
- Anomalías congénitas del tracto urinario inferior.
- Enfermedades neurológicas, como Parkinsom, ictus o esclerosis múltiple.
- Debilidad de los músculos del suelo pélvico.
- Haber tenido múltiples partos.
- Obesidad mórbida.
- Sedentarismo.
- Diabetes.
- Traumatismos.
- Algunas enfermedades infecciosas.
- Trastornos psicológicos.
- Tabaquismo.
Prevención y tratamiento del síndrome de la vejiga hiperactiva
El síndrome de la vejiga hiperactiva puede prevenirse siempre que no sea consecuencia de un traumatismo o de una enfermedad concreta. De hecho existen una serie de recomendaciones que pueden resultar eficaces:
- Fortalecimiento de los músculos del suelo pélvico mediante ejercicio específicos.
- Una alimentación sana y equilibrada.
- Evitar el consumo de bebidas diuréticas, como las que contienen cafeína, la cerveza, las carbonatadas (con gas) y otras.
- Dejar de fumar.
- No consumir alcohol.
- Realizar ejercicio físico de manera habitual.
En lo que respecta al tratamiento, además de las anteriores recomendaciones hay otras que permiten el control de los síntomas de este trastorno urinario, como evitar el estreñimiento, no llevar prendas ajustadas que puedan presionar sobre la vejiga o el entrenamiento para el control de los episodios de urgencia: permanecer quieto, en pie y hacer fuerza sobre los músculos de la vejiga hasta que desaparezcan las ganas de orinar (tras dos meses se obtienen buenos resultados).
Además de todo ello, también cabe el tratamiento farmacológico, aunque los medicamentos que se utilizaban tradicionalmente, los anticolinérgicos, no resultaban demasiado eficaz y causaba efectos adversos significativos. En la actualidad se dispone de un nuevo fármaco para la vejiga hiperactiva, denominado mirabegron, que actúa causando la relajación de los músculos de la vejiga, lo que induce un incremento de su capacidad y, por tanto, un mejor control de la micción y la urgencia.
Éste es el mismo objetivo con el que se utiliza desde hace muy poco una solución inyectable en el tratamiento del síndrome de la vejiga hiperactiva, que se administra inyectándola en el músculo de la vejiga.