Cómo mover a una persona que no puede caminar: guía práctica para cuidadores

05/09/2025
incorporar persona problemas movilidad

Ayudar a alguien que ha perdido la movilidad no solo requiere empatía, sino también técnica y planificación. Saber cómo mover a una persona que no puede caminar de forma segura es esencial para evitar lesiones tanto en el cuidador como en la persona cuidada. Ya sea por envejecimiento, enfermedad o una recuperación posthospitalaria, muchas personas mayores necesitan apoyo físico diario para moverse, cambiar de postura o trasladarse de un lugar a otro dentro del hogar.

Esta guía está pensada para acompañarte en ese proceso, con indicaciones claras, fáciles de aplicar y orientadas al bienestar común.

Antes de mover a la persona: preparación y seguridad

La movilización segura comienza mucho antes del propio movimiento. Preparar el entorno, conocer las capacidades de la persona y contar con los apoyos adecuados permite que el traslado sea más fluido y menos exigente.

Evaluar el nivel de movilidad y peso

Antes de actuar, es importante valorar si la persona puede colaborar en algún grado. A veces, aunque no pueda caminar, puede empujar con los brazos, girar el torso o mantener brevemente la postura. Esta participación, por mínima que sea, facilita el proceso y refuerza su autoestima.

Se debe tener en cuenta su peso, la fragilidad de sus huesos y si existen puntos sensibles como una prótesis, úlceras o zonas inflamadas. La valoración inicial permite planificar el tipo de ayuda y cuántas personas serán necesarias para el traslado.

Usar el equipamiento adecuado (sábanas, arneses, etc.)

Contar con herramientas básicas puede marcar la diferencia. Las sábanas deslizantes, los arneses de traslado o los cinturones de sujeción lumbar permiten realizar movimientos más fluidos, con menor esfuerzo y riesgo de sobrecarga.

En el caso de personas encamadas, colocar una sábana doblada bajo el cuerpo desde los hombros hasta las rodillas puede facilitar giros y desplazamientos laterales. No es recomendable improvisar con toallas o mantas gruesas, ya que aumentan la fricción y pueden dañar la piel.

Técnicas para mover a una persona que no puede caminar

Saber cómo mover a una persona que no puede caminar implica conocer maniobras básicas y respetar la biomecánica del cuerpo. La prioridad es proteger la espalda, hombros y muñecas del cuidador, al tiempo que se cuida la estabilidad, dignidad y seguridad de la persona movilizada.

Cómo mover de la cama a una silla de ruedas

Antes de comenzar, hay que asegurarse de que la silla de ruedas esté frenada y próxima a la cama, formando un ángulo de 45°. Si la persona puede colaborar, se le puede pedir que cruce los brazos y flexione ligeramente las piernas.

El cuidador se coloca frente a ella, la sujeta por el tronco o bajo las axilas (sin tirar de los brazos) y realiza la transferencia con un movimiento controlado. Si se dispone de un cinturón de transferencia, este ofrece más seguridad durante el paso.

Cómo girar a una persona encamada

Para cambiar de lado a una persona encamada, lo ideal es hacerlo con suavidad y ritmo. Se flexiona la pierna más alejada del giro y se empuja desde la cadera y el hombro al mismo tiempo, manteniendo la cabeza alineada. Se pueden usar cojines para mantener la postura tras el giro y evitar que regrese a la posición anterior.

Este cambio postural, además de ser necesario para la comodidad, es clave para prevenir úlceras por presión.

Cómo subir o bajar de la cama con ayuda

Para sentar a la persona en el borde de la cama, primero se gira hacia un lado y luego se deslizan sus piernas hacia fuera. El cuidador ayuda a levantar el tronco, usando el brazo más cercano como palanca.

Es importante hacerlo de forma progresiva, dando tiempo a que se adapte la presión arterial, especialmente si la persona lleva tiempo acostada. Una vez sentada, se puede valorar el paso a silla, sillón o inodoro con apoyo.

Evitar lesiones en espalda, hombros y muñecas

El cuidado postural del cuidador es tan importante como la técnica. Se recomienda:

  • Flexionar las rodillas, no la espalda
     
  • Mantener los pies separados y firmes
     
  • Usar el peso del cuerpo, no solo la fuerza de los brazos
     
  • No realizar giros bruscos
     

Usar calzado cerrado, evitar suelos resbaladizos y trabajar siempre desde una posición cómoda también reduce el riesgo de lesiones.

Uso de ayudas técnicas para la movilización

Las ayudas técnicas para la movilización son aliadas indispensables cuando la persona tiene una movilidad muy reducida o si el cuidador no puede realizar el esfuerzo físico necesario.

Grúas domiciliarias y transferencias asistidas

Las grúas de traslado permiten levantar a la persona desde la cama, el sillón o incluso el suelo sin necesidad de cargar peso. Se usan con arneses ajustados al cuerpo y permiten realizar transferencias sin esfuerzo.

Estas grúas pueden ser manuales o eléctricas, y están disponibles para uso domiciliario. Son especialmente útiles en centros para personas dependientes, pero también se utilizan en el hogar con buenos resultados.

Tablas de transferencia, discos giratorios y sillas con freno

Otros dispositivos útiles incluyen:

  • Tablas de transferencia, que facilitan el paso de la cama a la silla
     
  • Discos giratorios, ideales para giros suaves al sentar o levantar
     
  • Sillas con freno y reposabrazos móviles, que aportan seguridad y accesibilidad
     

En Sanitas, nuestros profesionales valoran qué dispositivos se adaptan mejor a cada caso y enseñan a familiares a utilizarlos correctamente.

Cuidados posteriores a la movilización

Una vez realizado el traslado, es importante asegurarse de que la persona esté cómoda, bien posicionada y sin riesgo de lesiones. El momento posterior a la movilización también forma parte del cuidado integral.

Revisión de la piel y prevención de úlceras

Es recomendable observar la piel, especialmente en zonas de apoyo como talones, sacro y codos. Si hay enrojecimiento, zonas irritadas o humedad persistente, conviene comunicarlo al equipo médico.

Usar cojines antiescaras, cambiar de postura con frecuencia y mantener la piel limpia y seca son estrategias clave para evitar complicaciones cutáneas.

Higiene y comodidad post traslado

Aprovechar el cambio de postura para ajustar la ropa, peinar o hidratar la piel ayuda a mejorar el confort. Además, es un buen momento para ofrecer líquidos, controlar la temperatura del ambiente y asegurarse de que tiene a mano objetos personales o un timbre de aviso si lo necesita.

Saber cómo mover a una persona que no puede caminar es una parte básica del cuidado diario en la tercera edad. Con formación, práctica y apoyo profesional, se puede hacer de forma segura, preservando la autonomía, la dignidad y el bienestar de quien recibe y ofrece el cuidado. En Sanitas te acompañamos en este proceso con soluciones adaptadas, fisioterapia especializada y asesoramiento para cuidadores.

Miryam Piqueras Bravo

Miryam Piqueras Bravo

Directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores.

Doctora en Medicina Familiar y Comunitaria, con más de 13 años de experiencia en atención primaria, medicina socio-sanitaria, supervisión y dirección médica.
Nº de Colegiada: 282858641.

La información facilitada por este medio no puede, en modo alguno, sustituir a un servicio de atención médica directa, así como tampoco debe utilizarse con el fin de establecer un diagnóstico, o elegir un tratamiento en casos particulares. En este servicio no se hará ninguna recomendación, explícita o implícita, sobre fármacos, técnicas, productos, etc... que se citarán únicamente con finalidad informativa. La utilización de este servicio se lleva a cabo bajo la exclusiva responsabilidad de los usuarios.

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