La ley de dependencia de se aprobó en el año 2006 con el fin de regular la atención a la dependencia en el sistema público de protección social. En ella se contempla de forma específica la prevención y la atención a las personas dependientes, así como el catálogo de prestaciones al que tienen derecho en función del grado de dependencia que presentan.
- Grado I de dependencia moderada: se refiere a personas que necesitan al menos una vez al día ayuda para realizar algunas actividades básicas de la vida diaria (ABVD) o requieren una ayuda limitada en relación a su autonomía personal.
- Grado II de dependencia severa: en este grado se incluyen aquellas personas que, sin necesitar el apoyo continuo de un cuidador, necesitan dos o tres veces al día para la realización de actividades básicas de la vida diaria o en relación a su autonomía personal.
- Grado III de gran dependencia: se refiere a personas que han perdido completamente su autonomía física, que tienen su capacidad mental, intelectual o sensorial significativamente disminuidas y que, como consecuencia necesitan el apoyo continuado de otra persona para su cuidado.

Asimismo, cada uno de estos grados de dependencia se subdivide en dos niveles, siendo el nivel 1 el que implica una menor necesidad de ayuda.