La arteriosclerosis en las piernas, también conocida como aterosclerosis obliterante, es una enfermedad vascular que afecta de forma significativa a personas mayores. Consiste en el endurecimiento y estrechamiento de las arterias que irrigan las extremidades inferiores, lo que reduce el flujo sanguíneo y puede comprometer seriamente la movilidad y la calidad de vida si no se detecta a tiempo.
¿Qué es la arteriosclerosis y cómo afecta las piernas?
La arteriosclerosis es un proceso progresivo que consiste en el engrosamiento de las paredes arteriales debido a la acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en su interior. Cuando este fenómeno se produce en las arterias que nutren las piernas, se habla de arterioesclerosis de las extremidades o aterosclerosis en los miembros inferiores.
Esta patología puede desarrollarse de forma silenciosa durante años hasta que los síntomas se manifiestan. Es más común a partir de los 60 años, especialmente si existen factores de riesgo como hipertensión, diabetes, colesterol elevado o tabaquismo.
Síntomas de arteriosclerosis en las piernas que no debes ignorar
Cuando la arteriosclerosis en las piernas avanza, comienzan a aparecer molestias asociadas a la falta de oxígeno en los músculos. Es importante reconocer los signos y buscar atención médica lo antes posible.
Dolor, calambres y otros signos de aterosclerosis en miembros inferiores
Uno de los síntomas más habituales es la claudicación intermitente: dolor o calambres en las piernas al caminar que desaparecen al descansar. También puede notarse sensación de debilidad, entumecimiento o frialdad en los pies.
A medida que el riego sanguíneo empeora, el dolor puede aparecer incluso en reposo, sobre todo por la noche. En fases más avanzadas, la piel puede presentar cambios de coloración, úlceras que no cicatrizan o pérdida de vello en la zona afectada.
Cómo detectar la arterioesclerosis de las arterias de las piernas a tiempo
El diagnóstico precoz es clave para evitar complicaciones como úlceras crónicas, infecciones graves o incluso amputaciones. Para ello, se utilizan pruebas como el índice tobillo-brazo (ITB), ecografía Doppler o angiografías. Si notas síntomas persistentes en las piernas al caminar o en reposo, es recomendable acudir al especialista para una evaluación vascular completa.
Tratamientos para la arteriosclerosis en las piernas
Una vez confirmado el diagnóstico de arteriosclerosis en las piernas, el tratamiento debe adaptarse a la fase de la enfermedad, los síntomas y el estado general del paciente. El objetivo principal es mejorar la circulación sanguínea, aliviar el dolor y prevenir complicaciones vasculares graves, como las úlceras, infecciones o incluso amputaciones.
Terapias y medicamentos para arteriosclerosis obliterante
En fases iniciales, el tratamiento suele comenzar con medicación oral que permite frenar la evolución de la enfermedad y mejorar el estado de las arterias. Los más habituales son:
- Antiagregantes plaquetarios (como el ácido acetilsalicílico), que reducen el riesgo de formación de trombos y mejoran el flujo sanguíneo.
- Estatinas, destinadas a controlar los niveles de colesterol y reducir el riesgo cardiovascular global.
- Vasodilatadores periféricos, que ayudan a mejorar la circulación en las extremidades afectadas.
- En algunos casos, se pueden administrar fármacos para aliviar los calambres y el dolor al caminar, como cilostazol o naftidrofurilo, aunque su uso debe estar siempre supervisado por un especialista.
Cuando existe un estrechamiento grave de las arterias o ya se ha producido una obstrucción parcial o total, el tratamiento puede requerir intervenciones más complejas:
- La angioplastia, una técnica mínimamente invasiva que permite abrir la arteria afectada mediante un catéter con balón y, si es necesario, colocar un stent.
- La cirugía de bypass arterial, que crea una vía alternativa para restablecer el flujo sanguíneo mediante un injerto.
En personas mayores o con otras patologías, se valora cuidadosamente la idoneidad de estas técnicas para asegurar el máximo beneficio con el menor riesgo posible.
Recomendaciones para mejorar la circulación y prevenir complicaciones
Además del tratamiento médico, es esencial adoptar una serie de cambios en el estilo de vida que actúan como complemento terapéutico y preventivo. Estos hábitos pueden reducir significativamente los síntomas de la arteriosclerosis y evitar su progresión:
- Dejar de fumar por completo, ya que el tabaco daña las paredes arteriales y es uno de los factores de riesgo más importantes en esta enfermedad.
- Practicar ejercicio físico moderado y constante, especialmente caminar cada día al menos 30 minutos. La marcha activa mejora el riego sanguíneo, favorece la creación de vasos alternativos (circulación colateral) y reduce el dolor.
- Seguir una dieta cardiosaludable, con bajo contenido en grasas saturadas y azúcares refinados. Se recomienda aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, pescado azul y aceite de oliva.
- Controlar los factores de riesgo asociados, como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus y el colesterol elevado. Para ello, puede ser necesario ajustar la medicación o reforzar los controles periódicos.
- Cuidar la piel de pies y piernas, prestando atención a la aparición de heridas, úlceras o infecciones. Una piel bien hidratada y vigilada reduce el riesgo de complicaciones, sobre todo si hay antecedentes de mala circulación.
Además, conviene elevar las piernas en reposo, evitar el sedentarismo prolongado y utilizar calzado cómodo que no dificulte la circulación. Todas estas acciones, combinadas con el tratamiento médico, mejoran la calidad de vida y ayudan a frenar la arterioesclerosis de forma eficaz.
La arteriosclerosis en las piernas es una enfermedad seria, pero con diagnóstico precoz, tratamiento adecuado y cambios en el estilo de vida, es posible mantener una buena calidad de vida y evitar complicaciones vasculares. En Sanitas, te ayudamos a cuidar tu salud vascular con atención especializada y programas de seguimiento personalizados.