La odontosección consiste en seccionar el diente en distintos fragmentos para facilitar un tratamiento posterior, bien sea la restauración de un fragmento o pieza dental o su extracción, evitando que se fracturen las raíces, una complicación muy frecuente. Es un proceso quirúrgico, que puede llegar a afectar incluso al hueso, y en el que es necesario abrir la encía.
La odontosección se decide ante la realización previa de una radiografía en la que se puede apreciar cualquiera de las anomalías para las está indicada cualquiera este tipo de intervención:
- Dientes incluidos.
- Molares superiores o inferiores que se han roto y en los que la corona está muy destruida, o que está tan debilitada que se rompería ante la aplicación de fuerza necesaria para su extracción.
- Dientes multirradiculares (dos raíces o más) en los que las raíces son divergentes o presentan anomalías. Por ejemplo, las muelas cuyas raíces que crecen en direcciones diferentes, sólo pueden extraerse seccionándolas y separándolas.
- Dientes unirradiculares (una raíz) que han sido hipercementados al sufrir un proceso de reconstrucción.
- Molares temporales con raíces que engloban el germen del premolar permanente.
- Dientes implantados en un hueso hipercalcificado, muy cementados o con alguna patología local o sistémica que altere elasticidad.

Tipología de las odontosecciones
- Radiculosección: separación de las raíces para facilitar la extracción de la muela.
- Coronosección: primero se secciona la corona y luego las raíces (rediculosección).
- Se realiza la odontosección para la rehabilitación de una pieza muy comprometida en alguna de sus raíces, eliminando únicamente la raíz que causa el problema.
Hay que tener en cuenta que otro de los objetivos de la odontosección, además de facilitar la extracción de una pieza dental, es el de reducir el trauma posterior a la misma.