El TOC infantil suele debutar entre los 7 y los 10 años de edad y tiene una prevalencia en niños y adolescentes de aproximadamente el 0,3% y el 1,9%, respectivamente. Hay que señalar que un 30% de los pacientes adultos con este trastorno del comportamiento señalan que los primeros síntomas se manifestaron durante la infancia.
Sin embargo, al tratarse de niños conviene hacer una advertencia importante. Y es que todos los niños tienen una cierta actitud obsesiva y de compulsividad que forma parte de su aprendizaje y desarrollo. Los rituales a la hora de irse a dormir, de lavarse o de vestirse son habituales en ellos y deben contemplarse con normalidad. Sólo cuando les dedican mucho tiempo o estos comportamientos no desaparecen con la edad cabe pensar en la posibilidad de que exista un TOC.
Pese a ello, el TOC infantil es una realidad, aún cuando los expertos aseguran que hay un claro infradiagnóstico de este trastorno de ansiedad, ya que muchas veces los pensamientos obsesivos y las compulsiones son considerados por sus padres como manías propias del niño.
Las causas son las mismas que en el caso de los adultos y suelen ser biológicas y psicosociales.
Lo mismo ocurre con los síntomas, aunque estos le afectan especialmente en el colegio y tienen también un impacto significativo en el rendimiento escolar. Así, por ejemplo, puede repetir muchas veces los deberes porque al revisarlos encuentran un error y no basta con corregirlo o borrarlo, sino que el trabajo tiene que estar impoluto y perfecto.
También es posible que no sea capaz de utilizar los baños del colegio por un miedo obsesivo a adquirir cualquier enfermedad (una de las ideas obsesivas más frecuentes) o, por el contrario, pasar mucho tiempo en él para lavarse las manos de forma compulsiva (sucede en el 85% de los niños con TOC).
También pueden obsesionarse con la idea de que a sus padres les va a suceder algo, o tener ideas agresivas relacionadas con la escrupulosidad o la religión.
Entre las compulsiones más frecuentes destacan la necesidad de tocar y contar objetos hasta llegar a un número concreto, o acumular y ordenar cosas ante la incapacidad de deshacerse de ellas, o las relacionadas con el hecho de asegurarse (cerrar la puerta o el grifo, etc.). No obstante, tanto las obsesiones como las compulsiones pueden variar con la edad.
Pronóstico del TOC infantil
Los diferentes estudios que se han realizado muestran que el 36% de los niños con TOC continúan sufriéndolo después de al menos diez años y que aproximadamente el 70% presentan algún trastorno psicopatológico transcurrido ese tiempo.
Además, en su caso esta enfermedad reviste una mayor complejidad a causa de la actividad de ciertas bacterias. Así, algunos niños que padecen una infección de garganta por estreptococos sufren con posterioridad un brote de TOC provocado por una reacción autoinmune frente a esta bacteria que lesiona una zona del cerebro denominada núcleo caudado. Finalmente algunos estudios parecen indicar que en los niños el TOC puede estar asociado a tics motores y vocales, como el síndrome de Tourette.