La tricotilomanía es un comportamiento compulsivo que lleva a manipular el pelo estirándolo, retorciéndolo e incluso arrancarlo, con la consecuente pérdida del mismo, ocasionando una apariencia desigual en cuanto a la densidad del cabello Algunos pacientes también se arrancan las cejas, las pestañas o el vello corporal.
En realidad la tricotilomanía es un trastorno de control impulsivo similar al de morderse las uñas. Es más frecuente en las mujeres, en una proporción de 4 a 1 en relación a los hombres, y suele iniciarse antes de los 17 años, habitualmente en la infancia, incluso antes de los seis años.
Cómo detectar la tricotilomanía
La tricotilomanía generalmente se detecta al percibir zonas del cuero cabelludo con escasez de pelo o una apariencia desigual, pero también al sorprender al niño arrancándose un mechón de pelo. Sin embargo, a veces se considera que son episodios puntuales y no una compulsión continuada. Es por ello que debe observarse al niño para identificar otros síntomas propios de la tricotilomanía:
- El niño tira del pelo o lo retuerce con los dedos habitualmente.
- Niega que lo haga cuando se le pregunta.
- Siente alivio o placer después de hacerlo.
- Se percibe en él una sensación de tensión antes de hacerlo.
- Se traga el pelo que se arranca (tricofagia).
- Tiene episodios de ansiedad, tristeza o depresión.
- Tiene una mala imagen de sí mismo.
- Presenta otros comportamientos de autoagresión.
Tratamiento de la tricotilomanía
Cuando la tricotilomanía se inicia antes de los seis años, ésta suele desaparecer sin necesidad de tratamiento y en general suele parase antes del año. Sin embargo, en algunos casos puede ser necesario recurrir a un tratamiento farmacológico con apoyo psicológico.
Aunque no hay un acuerdo sobre los medicamentos más indicados para la tricotilomanía, se ha obtenido buenos resultados en relación a algunos de los síntomas con los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), habitualmente utilizados para el tratamiento de la ansiedad y la depresión. En cuanto a la terapia psicológica, la terapia conductual y las técnicas de contracondicionamientos han demostrado cierta efectividad.