La definición de diarrea en el niño se establece, como en el adulto, como un aumento de la frecuencia de las deposiciones con pérdida de consistencia de las mismas hasta el punto de ser blandas o acuosas. Sin embargo, la consideración de diarrea prolongada se determina cuando esta situación se mantiene durante más de dos semanas y crónica si supera las cuatro semanas. Otra diferencia en cuanto a los dos grupos etarios es que en los niños sí se da importancia al volumen de las heces, ya que éste varía con la edad. De hecho, se puede establecer un diagnóstico de diarrea cuando el volumen de heces supera los 10 gramos por kilo de peso y día o bien 200 gramos por metro cuadrado de superficie corporal diarios.
Si se tiene en cuenta que la alimentación implica incorporar nutrientes básicos al organismo para que estos sean en primer lugar digeridos y posteriormente absorbidos en el intestino para ser incorporados a la circulación sanguínea y linfática (y de este modo transportados a los tejidos y células que los requieren). La alteración de cualquiera de estos mecanismos pude causar un cuadro de diarrea aguda y, si se mantiene en el tiempo, una diarrea prolongada o crónica. Asimismo, en función de cuál sea la alteración se diferencian cuatro tipos básicos:
- Osmótica. El intestino no es capaz de absorber al menos una parte de determinados nutrientes, como los carbohidratos. Son de consistencia acuosa.
- Secretora. Las heces contienen mucho agua y electrolitos al superarse la capacidad de absorción intestinal, lo que frecuentemente ocurre a causa de una infección por enterobacterias.
- Mala motilidad intestinal. Es una de las más frecuentes en los niños y puede deberse tanto a un exceso como a un defecto de motilidad.
- Inflamatoria. Las causas pueden ser infecciosas o inmunológicas, pero siempre producen un proceso inflamatorio que afecta directamente a la mucosa de la pared intestinal.
Causas
La diarrea crónica infantil puede ser el resultado de una de estas alteraciones o la combinación de varias de ellas, como sucede en el caso de la denominada diarrea inespecífica del bebé, que se da en niños de 1 a 3 años de edad y que constituye el principal motivo de consulta con el pediatra por cuadros diarreicos. En este caso coinciden como factores causales el aumento de secreción de prostaglandinas, la alteración de la motilidad intestinal y el exceso de sales biliares. No hay otros síntomas asociados, salvo la presencia en las heces de restos de alimentos, pero no requiere un tratamiento específico, ya que tienden a remitir por sí solas en torno a los 3-4 años de edad. Únicamente hay que mantener una dieta equilibrada evitando el exceso de líquidos (especialmente zumos) y dietas astringentes ricas en carbohidratos y pobres en grasas.
Hecha esta salvedad, cabe señalar que durante la infancia, con mayor o menor frecuencia, existen cuadros clínicos muy característicos que pueden producir diarrea prolongada o crónica, especialmente aquéllos que se refieren a la introducción de nuevos alimentos en la dieta del bebé:
- Enfermedad celiaca. Se debe la intolerancia al gluten, motivada por factores inmunológicos en niños genéticamente predispuestos.
- Intolerancia a la fructosa. La causa es una mala absorción de los azúcares (fructosa).
- Intolerancia a la lactosa. Si el sistema digestivo es incapaz de asimilar esta proteína contenida en la leche.
- Síndrome postenteritis. En este caso se da una superposición de diferentes causas: lesión de la mucosa intestinal que no remite, intolerancia a los carbohidratos y en ocasiones a determinadas proteínas, crecimiento excesivo de las colonias bacterianas y desnutrición.
- Sobrecrecimiento bacteriano. Como indica su denominación, se debe a un crecimiento anormal de las bacterias intestinales que puede estar motivado por diferentes enfermedades: malformaciones congénitas del aparto digestivo, enfermedad de Crohn, insuficiencia pacreática exocrina, , trastornos de la motilidad, etc.
- Enfermedad inflamatoria intestinal. Hay tres patologías características que se engloban en este epígrafe; colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn y colitis inespecífica. Puede haber presencia de moco y sangre en las heces si la parte del intestino afectada es el colon o una alteración del peso y el crecimiento del niño si es el intestino delgado el afectado.
- Fibrosis quística. Es una enfermedad hereditaria que afecta básicamente al aparato respiratorio, aunque también al digestivo con una insuficiencia pancreática, que es la que genera la diarrea crónica.
Tratamiento
El tratamiento de la diarrea crónica infantil dependerá siempre de cuál sea la causa, para lo que es esencial un diagnóstico correcto, pues el tratamiento etiológico será el pilar fundamental, si bien mientras se establece el diagnóstico preciso deberá mantenerse una terapia nutricional dirigida a evitar la persistencia de la diarrea.