Se denomina catarata a un trastorno ocular propio del envejecimiento en el que el cristalino se vuelve opaco, a causa de la acumulación de células muertas. Se puede formar a partir de los 55 años de edad y, aunque tiene un sencillo tratamiento, es una de las principales causas de ceguera en los países subdesarrollados. No obstante, hay un tipo de catarata que se produce en recién nacidos (catarata congénita) a causa de factores hereditarios o lesiones producidas durante el desarrollo del embrión.
Síntomas de las cataratas
Por lo general, las cataratas se desarrollan lentamente y cursan con un deterioro, también lento, de la visión:
- Visión borrosa, velada o nublada.
- Sensibilidad a la luz fuerte.
- Percibir un halo alrededor de los focos de luz.
- Visión doble.
- Los colores pierden intensidad.
- Dificultad para ver el contorno de las cosas.
-
Dificultad para ver de noche o con la luz tenue.
Cuando las cataratas empiezan a desarrollarse lo normal es que no se produzcan síntomas y que éstos solo sean apreciables en torno a los 70-75 años de edad. El proceso suele ser paralelo en ambos ojos, aunque en ocasiones puede haber alguna diferencia entre ambos.

Causas de las cataratas
Aunque las cataratas forman parte del proceso natural de envejecimiento, hay factores que pueden acelerar su formación:
- Lesiones del ojo, especialmente si cursan con inflamación.
- Patologías oculares previas (uveítis, glaucoma, miopía elevada o distrofias hereditarias del fondo del ojo.
- Diabetes.
- Tabaquismo.
- Antecedentes familiares.
- Exposición excesiva a la luz solar (ultravioleta) u otros tipos de radiación.
- Tratamientos con ciertos medicamentos (por ejemplo, corticoesteroides).
Tratamiento de las cataratas
Inicialmente, si la alteración de la visión es todavía leve, es probable que el oftalmólogo recomiende adoptar algunas medidas para mejorarla, como aumentar la intensidad de las luces de casa, utilizar gafas de sol o cambiar la graduación de las gafas.
Sólo cuando los trastornos de la visión sean lo suficientemente apreciables (afectan al desarrollo de las actividades cotidianas) y el oftalmólogo lo considere oportuno se optará por el único tratamiento curativo, que es la cirugía. En la actualidad la operación de cataratas es un procedimiento rutinario y muy seguro, gracias a los importantes avances que la introducción del láser ha aportado a las técnicas quirúrgicas.
En la intervención se rompe y se extirpa la catarata, al tiempo que se coloca una lente correctora en el interior del ojo, lo que permite eliminar la miopía, la presbicia o el astigmatismo. La recuperación es prácticamente inmediata, por lo que no se necesita ingresar en el hospital, y apenas se producen complicaciones.