Hoy en día, la epidemia de sobrepeso en la población adulta incide de forma considerable en la morbilidad y la mortalidad en el mundo desarrollado y en algunos países en vías de desarrollo.
Aunque durante la infancia se presentan menos problemas relacionados con el peso que en la edad adulta, los niños con sobrepeso corren el riesgo de convertirse en adolescentes y adultos con sobrepeso y, por lo tanto, de padecer los problemas de salud que esto conlleva.
Por este motivo, el sobrepeso de los jóvenes ha pasado a ser una de las prioridades en materia de salud pública.
En la última década se ha prestado una atención considerable a la prevalencia y los riesgos de la obesidad en adultos. Ahora, la prensa médica está mostrando un interés creciente por el incremento generalizado de la obesidad en la infancia y la adolescencia.
La mayoría de los países europeos presentan tasas de prevalencia del sobrepeso y la obesidad superiores al 10% en niños y niñas de 10 años. Más preocupante todavía es el hecho de que varios países, como Grecia, Italia o Malta1,2, tengan índices superiores al 30%.
También es evidente que existen variaciones geográficas sustanciales; en Europa, son los países del este y del sur los que presentan niveles especialmente elevados.
Las definiciones de sobrepeso y obesidad infantiles varían entre los distintos estudios epidemiológicos, lo que dificulta las comparaciones internacionales de los datos.
Recientemente, un grupo de expertos internacionales del equipo de trabajo International Obesity Task Force, que es un comité de la Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad (International Association for the Study of Obesity), ha creado unos nuevos parámetros para niños que facilitarán la comparación de los índices de obesidad infantil y contribuirá a su vigilancia en el futuro.
Las razones de este aumento siguen siendo objeto de debate. Los factores genéticos pueden tener una gran influencia en la predisposición individual a la obesidad; sin embargo, la genética por sí sola no explica el fuerte incremento de la obesidad infantil observado en los últimos años.
Sólo un porcentaje reducido de los casos de obesidad infantil puede atribuirse a trastornos de tipo endocrinológico o a otros problemas físicos subyacentes.
Anteriormente se consideraba que el sobrepeso infantil no era perjudicial, se pensaba que un niño gordo era un niño sano. Ahora se sabe que existen problemas inmediatos y futuros asociados con la obesidad infantil.
Aparte de los problemas físicos y emocionales que surgen en la infancia, los estudios a largo plazo han demostrado que la obesidad adolescente es muy a menudo un indicio de obesidad adulta, especialmente si los padres también son obesos.
Asimismo, la obesidad aparece en etapas anteriores del desarrollo, lo que conlleva no sólo un mayor riesgo de padecer enfermedades, sino también un problema social y económico más grave.
Por todos estos motivos, detener el aumento de la incidencia del sobrepeso infantil constituye una de las prioridades en el ámbito de la salud pública.
Como en el caso del sobrepeso en adultos, resultaría más eficaz prevenir esta condición que luchar contra ella.