La limitación en la durabilidad funcional de la prótesis de cadera hace que generalmente se trate de aplazar el máximo posible su implantación, utilizando otro tipo de técnicas quirúrgicas. No obstante, existen indicaciones precisas que no permiten el aplazamiento:
- Existencia de artrosis de cadera.
- Artritis reumatoide.
- Fracturas desplazadas.
- Artrodesis, es decir cuando se han fundido los dos huesos de la articulación.
- Si existe un tumor en la cadera.
Asimismo, no hay que olvidar que también existen contraindicaciones claras para la implantación de una prótesis de cadera:
- En caso de infección previa en cualquier parte del organismo, ya que los gérmenes anidan en el material con que se fabrican las prótesis y ello puede provocar su extracción.
- Un mal estado de salud del paciente, ya que se incrementa notablemente los riesgos asociados a la intervención, que en tal caso podrían ser mortales: lesiones de pulmón o corazón, diabetes descompensada, alteraciones de la coagulación de la sangre, etc.
Recuperación de la operación de una prótesis de cadera
El tiempo de recuperación tras una operación de prótesis de cadera variará en función de las características de cada paciente: su edad, la calidad del hueso, las patologías preexistentes, la técnica quirúrgica utilizada y el tipo de prótesis que se ha implantado. Hay que tener en cuenta que por lo general la intervención quirúrgica se realiza mediante técnicas mínimamente invasivas, por lo que suele ser rápida.
En términos generales se debe empezar a caminar el mismo día o al día siguiente de la intervención y antes de recibir el alta hospitalaria (4-5 días) deben cumplirse ciertas condiciones:
- No tener dolor.
- Ser capaz de levantarse de la cama, pasar a la silla de ruedas y caminar con muletas.
- Que no haya infección.
- Y que los controles radiológicos sean normales.
La recuperación total tras la correspondiente rehabilitación puede producirse en el plazo de uno o dos meses, según los casos.
Vivir con una prótesis de cadera
Llevar una prótesis de cadera implica la necesidad de adoptar una serie de precauciones en la vida habitual:
- Acudir con regularidad a la consulta de revisión del traumatólogo para detectar cualquier problema que se produzca en la prótesis.
- No hay que forzar la prótesis, por lo que no se deben realizar ejercicios de impacto ni caminar por terrenos irregulares. Se puede nadar y hacer bicicleta estática, pero con moderación.
- Si se va al dentista, advertirle que se lleva una prótesis de cadera con el fin de que realice un tratamiento preventivo con antibióticos, por ejemplo, si tiene que extraer una muela.
- Cualquier dolor que se produzca en la zona donde está implantada la prótesis debe ser motivo de consulta con el médico de cabecera o el traumatólogo. Lo mismo si hay síntomas de infección.
- Si lo que se produce es una inflamación, hay que ir directamente al hospital, advirtiendo que se es portador de una prótesis.
