Desde el momento en que un niño empieza a andar, lo que se produce en torno a la mitad del segundo año de vida, la autonomía adquirida inicia también una importante etapa de socialización, en paralelo al desarrollo motor y del lenguaje, que adquieren su mayor auge en el momento en que se inicia la escolarización, sea en una guardería o en un colegio, lo que suele ocurrir a partir de los dos años. Éste es un periodo clave en el desarrollo del niño, pues empiezan a asumir la existencia de normas, a comprender los conceptos abstractos, a ampliar su lenguaje y a jugar y convivir con otros niños en un ambiente ajeno a su hogar.
Desarrollo motor
A partir de los dos años el niño adquiere más agilidad en su motricidad y mejora progresiva y rápidamente en su habilidad para correr, saltar, trepar, etc. Incluso se le puede ver bailar cuando escucha música. A los tres años ya tendrá estas capacidades muy desarrolladas y las perfeccionará poco a poco, especialmente a través del juego, que es la mejor manera con la que aprende a conocer sus limitaciones e intenta superarlas.
Lo mismo ocurre con la coordinación y la habilidad motora más fina, la que implica la adquisición de destreza con las manos a la hora de manipular objetos: abrir y cerrar botellas, pasar las páginas de un libro, reconocer formas, texturas y colores, utilizar juegos de construcciones o composiciones de piezas. Esto le permite también aprender a comer y beber por sí mismo. A partir de los 3 años años habrá desarrollado la habilidad suficiente para empezar a manejar los lápices y empezar a hacer garabatos antes de ser capaz de pintar líneas rectas o círculos que cada vez son más precisos, lo que luego les permitirá iniciarse en la escritura.
Visión
La vista se sigue desarrollando durante la edad preescolar, pasando de la mitad, adquirida a los 2 años, a los dos tercios que tendrá a los 5, aunque no acabará de tener su capacidad visual completamente desarrollada hasta que ya esté en el colegio. La agudeza visual del niño sigue aumentando durante la etapa preescolar. Se estima que a los 2 años es la mitad y a los 5 años dos tercios de lo normal. No tendrá la agudeza del adulto hasta la época escolar. Sin embargo, si habrá desarrollado completamente la visión binocular, que es la que le permite reconocer las tres dimensiones, lo que supone calcular distancias y por tanto, reconocer claramente su ubicación. También podrá realizar correctamente los movimientos oculares que luego les permitirá aprender a leer.
A esta edad hay que tener en cuenta varias cosas. La primera es que es frecuente que los niños tengan algún grado de hipermetropía. La segunda es que si presenta alguna dificultad con la visión binocular puede ser un signo de ojo vago. El pediatra realizará las pruebas necesarias para detectar este tipo de anomalía, ya que es el mejor momento para prevenirla y corregirla con facilidad.
Lenguaje
A los dos años, el niño tiene un vocabulario que oscila entre las 20 y las 200 palabras y se expresa con frases muy cortas, de apenas dos palabras. Sin embargo, la evolución del lenguaje será muy rápida. Tanto, que apenas un año después habrá ampliado su léxico hasta las mil palabras y será capaz de realizar construcciones de frases más complejas y largas, introduciendo progresivamente el uso correcto de las normas gramaticales y detallando cada vez más la especialización conceptual descriptiva.
Desarrollo cognitivo
Como es evidente, todo lo anterior lleva asociado el desarrollo cognitivo. La edad preescolar se caracteriza inicialmente porque el niño no para de preguntar. Es la época de los “¿por qué?”, aunque luego vendrán preguntas más complicadas que parten de lo que observa y escucha a su alrededor. La curiosidad es el motor de su desarrollo cognitivo, junto al aumento de la memoria. Primero desarrolla la memoria autobiográfica y poco a poco aumenta la complejidad de sus pensamientos, aprendiendo a reconocer formas, colores y otras cualidades de los objetos, además de relacionar conceptos e introducirse en los más abstractos. A los tres años hará sus primeros pinitos con los números y antes de llegar a la edad escolar podrá contar al menos hasta 10.
Otra de las características de su desarrolló que s poco a poco irá centrando su capacidad de atención y concentración, lo que le permitirá mejorar otras habilidades, como la de colorear dibujos o intentar copiarlos, para luego tratar de dibujar de memoria, siendo característicos los dibujos de los primeros monigotes, en los que identifica las partes más generales del cuerpo humano, y los objetos más cotidianos (casa, árbol, sol, etc.). Éste será el preludio de aprender a leer y a escribir, memorizando y copiando la forma de las letras.
Desarrollo social y afectivo
La autonomía adquirida con el desarrollo motor y cognitivo lleva al niño en edad preescolar a la socialización, a través del juego y la convivencia, tanto con otros niños como con los adultos. La madre comienza a dejar de ser su centro de referencia y a introducirse en la idea de la autosuficiencia, que se inicia con el control de los esfínteres, primero durante el día y luego mientras duerme, hasta que a los cuatro años la mayoría de ellos querrán ir solos al baño.
Cuando juega solo empezará a imitar el mundo que le rodea y a partir de los dos años empezará a jugar con otros niños y más tarde lo hará en grupo. El juego le servirá también para aceptar reglas y normas. A los 4 años la imaginación será también una forma de jugar, ideando situaciones que él vive como reales. Es la etapa de los amigos imaginarios.
También es el momento en que empezará a diferenciar lo que está bien de lo que no lo está, principalmente en función de lo que le dicen sus padres. Pero también empezarán a evidenciar otros signos del desarrollo de la idea de moralidad, como el mostrarse simpático, agradecido o comprensivo. Asimismo, es la etapa de las rabietas y de las respuestas de enfado, en las que trata de reafirmar su autonomía.
Desarrollo sexual
Es importante señalar que es en la edad preescolar cuando el niño reconoce su identidad sexual y aprende a conocer su cuerpo, centrando ocasionalmente su atención sobre los órganos sexuales, los propios y los ajenos. Y ello resulta en muchas preguntas encaminadas a comprender los porqués de las diferencias entre los dos sexos. Incluso, al final de esta etapa de la vida es cuando se empiezan a desarrollar los juegos en los que hay asignación de sexo, como el de mamás y papás, médicos, etc.
