El cuidado de los pies en adultos mayores cobra especial relevancia durante el verano, cuando el calor, la humedad y el tipo de calzado pueden generar molestias e incluso infecciones. En esta etapa de la vida, los pies requieren una atención diaria y preventiva para evitar complicaciones que afecten a la movilidad, el equilibrio o la salud general. A continuación, repasamos los principales riesgos de esta época y cómo minimizarlos.
Importancia del cuidado de los pies en la tercera edad
Los pies sostienen todo el cuerpo y, con la edad, acumulan el desgaste de décadas. Mantenerlos en buen estado no solo previene molestias, sino que también ayuda a conservar la autonomía y prevenir caídas.
Cambios en la piel y circulación con la edad
Con el envejecimiento, la piel pierde elasticidad, se vuelve más fina y se reseca con mayor facilidad. Además, la circulación sanguínea se ralentiza, lo que puede dificultar la curación de heridas y aumentar la sensibilidad al calor. Por ello, el cuidado de los pies en verano debe adaptarse a estas nuevas necesidades.
Riesgos comunes en los pies de adultos mayores
El roce continuo, el uso de calzado cerrado con altas temperaturas y la exposición a superficies calientes pueden causar heridas, ampollas o infecciones que, si no se tratan a tiempo, se agravan. Las personas con diabetes o problemas de circulación deben extremar aún más el cuidado.
Problemas frecuentes en los pies durante el verano
En esta estación, el sudor y la humedad se combinan con el calor para crear un ambiente propicio a problemas cutáneos y circulatorios. Los más frecuentes deben conocerse para prevenirlos desde el primer día.
Hinchazón y retención de líquidos
El calor puede provocar edemas en los pies y tobillos. Esta hinchazón dificulta la movilidad, aumenta la presión del calzado sobre la piel y puede derivar en dolor o lesiones si no se alivia con reposo, hidratación y elevación de las piernas.
Hongos, infecciones y rozaduras
El uso prolongado de sandalias o zapatos cerrados sin buena ventilación puede favorecer la aparición de micosis, ampollas o pequeñas heridas. Las zonas interdigitales suelen acumular humedad, siendo uno de los puntos más sensibles.
Piel seca y agrietada
El calor y el aire seco resecan más la piel, y si no se hidrata correctamente, pueden aparecer grietas profundas en los talones, dolorosas y difíciles de curar. Estas grietas son, además, una vía de entrada para bacterias e infecciones.
Recomendaciones para un cuidado adecuado de los pies en verano
Pequeños gestos diarios pueden marcar una gran diferencia en la salud podológica de las personas mayores, sobre todo cuando las temperaturas aumentan. Para aquellas personas mayores que necesitan apoyo en su rutina diaria, los servicios de cuidados a domicilio de Sanitas permiten mantener estos hábitos de forma segura y continuada en el entorno del hogar.
Higiene diaria y secado correcto
Lavar los pies con agua tibia y jabón suave todos los días ayuda a eliminar bacterias, sudor y suciedad. Es importante secar bien, especialmente entre los dedos, para evitar la proliferación de hongos.
Hidratación específica para la piel de los pies
Aplicar crema hidratante después del lavado es un hábito fundamental. Se recomienda usar productos específicos para pies, que no dejen sensación grasa y que mantengan la piel elástica. Evitar aplicarla entre los dedos es clave para no generar humedad.
Elección de calzado cómodo y transpirable
En verano, el calzado debe permitir la transpiración y no provocar presión en zonas sensibles. Los zapatos con suela antideslizante, tejidos naturales y buena sujeción son ideales.
Un calzado inadecuado puede comprometer el equilibrio y aumentar el riesgo de caídas, sobre todo si el mayor ya presenta dificultades de movilidad o sensibilidad. Evitar calzado sintético o que provoque rozaduras es parte del cuidado diario.
Consejos para prevenir complicaciones graves
Prevenir es más sencillo que curar. Una correcta rutina de cuidados, acompañada de observación frecuente, permite detectar a tiempo cualquier cambio.
Revisión regular de los pies por un especialista
Visitar al podólogo cada cierto tiempo permite tratar callos, durezas y controlar la salud de la piel y las uñas. Esta revisión es aún más importante en personas con movilidad reducida o con dificultad para revisar sus propios pies.
Evitar caminar descalzo en espacios públicos
Las piscinas, duchas comunitarias o vestuarios son lugares donde los hongos se propagan fácilmente. Es preferible usar chanclas o calzado adecuado para protegerse.
Cuidados especiales para personas con diabetes
En personas diabéticas, cualquier herida en el pie puede complicarse si no se detecta a tiempo. Por eso, se recomienda revisar los pies a diario, utilizar calzado cerrado y sin costuras internas, y consultar al médico ante cualquier cambio de color, hinchazón o dolor. En estos casos, los seguros de salud para personas mayores de Sanitas pueden incluir coberturas específicas para podología o revisiones regulares.
Preguntas frecuentes sobre el cuidado de pies en personas mayores
¿Con qué frecuencia deben revisarse los pies?
Lo ideal es observarlos a diario, especialmente si la persona tiene diabetes. Las revisiones profesionales pueden realizarse cada uno o dos meses, según necesidad.
¿Qué hacer si aparecen heridas o infecciones?
Si aparecen heridas o infecciones, se debe limpiar la zona con agua y jabón neutro, secar sin frotar y aplicar un antiséptico. Si no mejora en 24-48 horas o hay enrojecimiento o pus, se debe acudir al médico.
¿Cuáles son los mejores productos para hidratar los pies?
Las cremas con urea al 10-20 %, glicerina o ácido láctico están indicadas para hidratar la piel seca en los pies. Deben ser de rápida absorción y no dejar residuos que puedan provocar caídas.
¿Cómo elegir el calzado adecuado para el verano?
El calzado adecuado para el verano debe ser ligero, con suela antideslizante, buena sujeción y materiales que permitan la transpiración. Se deben evitar las sandalias planas sin soporte o con tiras rígidas que puedan rozar la piel.
