¿Por qué lloran los enfermos de alzhéimer? Causas y cómo actuar

18/09/2025
hombre mayor mirando por la ventana

El llanto es una de las formas más visibles en las que la enfermedad afecta a quienes la padecen y a quienes les cuidan.

Por lo tanto, preguntarte por qué lloran los enfermos de alzhéimer te ayuda a entender las causas y a manejarlo cuando cuides a una persona afectada por la enfermedad.

Es justo lo que veremos en este artículo, donde descubrirás por qué se produce el llanto, cómo interpretarlo y qué estrategias puedes aplicar para afrontarlo y prevenirlo.

¿Es normal que una persona con alzhéimer llore con frecuencia?

Sí, es completamente normal que las personas con alzhéimer presenten episodios de llanto frecuentes.

La explicación es doble: por un lado, debido a la alteración neurológica que compromete la capacidad del cerebro para regular las emociones.

Por otro, debido a la alta prevalencia de los síntomas de ansiedad en pacientes con demencia, que según estudios alcanza hasta el 40%.

La una son consecuencia de la otra, y el origen del llanto estaría en esa incapacidad de la persona para gestionar sus sentimientos, alterando la forma en que una persona actúa.

Como resultado, eventos simples o cambios en la rutina pueden provocar sentimientos de tristeza, frustración o confusión, que a menudo se manifiestan a través del llanto. Aquí está precisamente su función: la comunicación.

El llanto como forma de comunicación emocional

Al entrar en las fases avanzadas de la enfermedad, la capacidad de expresar necesidades o molestias mediante palabras disminuye.

Por lo tanto, al enfermo solo le quedan los gestos, la expresión facial y el llanto para comunicarse.

De ahí que, por regla general, el lloro en una persona con alzhéimer debe interpretarse como una señal de que algo no está bien.

Sobre todo porque representa algún tipo de emoción, que no siempre tiene por qué ser tristeza. Puede esconder frustración, confusión, o incluso dolor físico.

Principales causas del lloro en personas con alzhéimer

Antes de profundizar en cada motivo, has de saber que no hay una sola respuesta a la pregunta de por qué lloran los enfermos de alzhéimer.

El llanto puede deberse a factores físicos, emocionales o ambientales, y muchas veces es la única forma que tiene la persona de expresar lo que siente o necesita. Veámoslo:

Miedo, ansiedad o confusión

Imagina despertar sin reconocer dónde estás o ver rostros que te resultan extraños cuando esperas encontrar a seres queridos.

¿No sentirías un miedo profundo? Pues eso es lo que genera la enfermedad de alzhéimer: una sensación cercana al terror que se dispara al percibir como amenazantes o confusas muchas situaciones cotidianas.

Esa pérdida progresiva de la capacidad de interpretar el entorno también genera ansiedad, especialmente en la fase leve, pues la persona es consciente de que su cerebro no es el mismo.

Conforme se avanza de estadio, la ansiedad se agrava y aparece ante cada vez más estímulos difíciles de procesar: ruidos fuertes, luces cegadoras, habitaciones llenas de personas…

Todo esto acrecienta la confusión, que puede desembocar en crisis emocionales y llanto.

Dolor físico o malestar no expresado

Se estima que entre el 50% y 80% de los pacientes con demencia moderada a grave experimentan dolor cada día.

Artritis, problemas dentales, infecciones urinarias, estreñimiento o simples dolores de cabeza, cuando no pueden ser comunicados verbalmente la única salida es el llanto.

Por lo tanto, es fundamental estar atento/a otros signos que acompañan al llanto para poder determinar si la causa subyacente es un dolor o molestar.

Además de las expresiones faciales de dolor, es común que rechacen comer o moverse.

Sensación de soledad o abandono

En el alzhéimer, las personas con demencia pueden sentirse solas incluso estando acompañadas.

Por lo tanto, no estamos hablando solo en los casos en que viven solas, de las que hasta el 62% afirma sentir soledad.

El origen de este sentimiento está en el aislamiento natural que padecen conforme avanza la patología, y que muchas veces se agrava por el estigma que aún rodea a la enfermedad.

Y es que muchas personas pierden amistades cuando se conoce el diagnóstico, mientras que en otros casos la ausencia de conexiones sociales viene dada por la dificultad para comunicarse.

En ambos casos, la impotencia que pueden sentir al no poder cambiar o revertir su situación explicaría por qué lloran las personas con alzhéimer.

Cambios en el entorno o rutinas

El cerebro del enfermo de alzhéimer se ve obligado a procesar información con excesivo estrés cuando ocurren demasiados cambios en el entorno.

Ese estrés es el que ocasiona llanto, y que es muy habitual en acontecimientos como una mudanza, un horario de comida distinto, la presencia de un invitado desconocido, etc.

De ahí que se diga que las personas con alzhéimer necesitan rutinas consistentes, porque esto genera la predictibilidad necesaria para que el cerebro funcionar con más calma.

¿Qué hacer cuando una persona con alzhéimer llora?

Cuando te enfrentas al llanto de tu ser querido, es normal que desesperes. Pero esto es justo lo que la persona no puede percibir, pues influye en su tranquilidad.

Aquí, queremos darte algunas claves para responder con calma, comprensión y eficacia:

Claves para responder con calma y comprensión

Cuando te encuentres ante un episodio de llanto, hay algo que debes tener en mente: tu objetivo es evitar la escalada emocional.

Acércate con movimientos suaves y habla con voz calmada. Evita hacer preguntas que esperen una respuesta compleja, como «¿qué te pasa?», o «¿por qué lloras?».

En su lugar, utiliza frases de validación como «veo que te sientes triste» o «estoy aquí contigo».

El contacto físico suave, como dar la mano o un abrazo, también es fuente de consuelo inmediato si la persona lo acepta.

Una vez veas a la persona algo más calmada, intenta identificar la causa subyacente. ¿Necesita ir al baño? ¿Tiene hambre? ¿Le duele algo? ¿Hay demasiado ruido en el ambiente?

A veces, un simple cambio de habitación o salir al jardín puede interrumpir el ciclo emocional negativo.

Pero también puedes aplicar la distracción positiva, que consiste en proponerle actividades que desvíen su atención: poner música que le guste, mostrar fotografías familiares o realizar alguna manualidad.

Cómo prevenir episodios de lloros en personas con alzhéimer

Prevenir es siempre más sencillo que actuar cuando el llanto ya ha comenzado, y una buena forma de hacerlo es desde el entorno que rodea al enfermo de alzhéimer y las rutinas que lleva a cabo en él.

Dos estrategias que, junto a la estimulación emocional positiva, ayudarán a prevenir la confusión y la angustia que preceden al lloro:

Crear entornos tranquilos y seguros

El espacio físico influye directamente en el bienestar emocional del paciente con alzhéimer.

Por eso, la primera norma al pensar y diseñar el entorno ideal para tu ser querido es que transmita tranquilidad.

Puedes lograrlo así:

  • Elimina el desorden: mantén solo los objetos esenciales a la vista.
  • Consigue una iluminación tenue: utiliza luces suaves y evita los contrastes bruscos de luz y sombra.
  • Controla los niveles de ruido: los sonidos de fondo como televisores encendidos, conversaciones múltiples o ruidos de tráfico pueden crear confusión y ansiedad. Crea zonas de silencio donde la persona pueda refugiarse cuando se sienta abrumada.
  • Decora con objetos familiares: fotografías, muebles conocidos, u otros elementos que conecten con recuerdos positivos. Pueden prevenir episodios de desorientación que conduzcan al llanto.
  • Añade señalización clara: coloca señales o etiquetas visibles en puertas y zonas clave, usando imágenes o palabras sencillas. Esto facilita la orientación y reduce la sensación de desamparo.

Un entorno adaptado y seguro te ayudará a prevenir el llanto y fomentará la autonomía y la tranquilidad de tu pariente.

Mantener rutinas y hábitos estables

Las rutinas son la base de la estabilidad emocional de las personas con alzhéimer, y los cambios en ellas la principal fuente de incomodidad.

Por eso, al cuidar debes procurar mantener unos hábitos estables en el día a día:

  • Establece horarios fijos: para comidas, medicación, actividades y descanso. Utiliza recordatorios visuales como calendarios con imágenes o notas escritas en lugares estratégicos.

  • Mantén la misma secuencia: en aquellas actividades como vestirse o comer, ya que estos patrones automáticos se conservan más tiempo.

  • Avisa con tiempo si hay algún cambio: lo ideal es informar de los cambios con unas horas de antelación, pero sin anticipar demasiado para no generar ansiedad. Por ejemplo, avisa por la mañana si por la tarde habrá una visita o una cita médica.

  • Adapta las rutinas: conforme progrese la enfermedad, lo recomendable es simplificar las tareas y eliminar aquellas que ya no pueda realizar.

  • Prevé pausas y momentos de descanso: no sobrecargues el día de actividades. Deja tiempo para el descanso y la relajación, ya que el cansancio puede aumentar la irritabilidad y el llanto.  

Así pues, manteniendo rutinas claras y predecibles, reducirás el estrés de tu ser querido y la confusión que tantas veces deriva en llanto.

Estimulación emocional positiva

Si el llanto constituye una respuesta emocional negativa, algo que puedes hacer es estimular la aparición de sensaciones agradables.

En ello consiste la estimulación emocional positiva, y que puedes conseguir con varios tipos de actividades:

  • Musicoterapia: crea listas de reproducción con canciones de su juventud que le puedan evocar emociones positivas. Está demostrado que la memoria musical se conserva más tiempo que otras funciones cognitivas, y que es una herramienta terapéutica que favorece la plasticidad, el aprendizaje y la reorganización neurológica.

  • Reminiscencia: consiste en evocar recuerdos del pasado mediante álbumes de fotos, objetos personales o conversaciones sobre experiencias vividas para fortalecer la identidad y la autoestima.

  • Contacto con la naturaleza: pasear por un parque, cuidar plantas o simplemente sentarse al aire libre mejora el estado de ánimo y estimula las habilidades cognitivas y funcionales.

  • Encuentros sociales: programa visitas cortas con personas que conozca, ya sean amigos o familiares (los encuentros largos pueden resultar agotadores). En ellas, podéis llevar a cabo alguna actividad grupal sencilla como escuchar música o ver fotografías en familia; esto alimentará el sentimiento de pertinencia, se sentirá querido/a y arropado/a y le aportará un gran bienestar.

  • Actividades multisensoriales: proporciónale estímulos agradables a través de la música, aromas suaves, texturas y colores relajantes.  

Al fomentar emociones positivas y mantener una vida social adaptada a sus capacidades, podrás prevenir el llanto y mejorar su calidad de vida.

¿Cuándo el llanto puede ser un síntoma de otro problema?

A veces, el porqué lloran las personas con alzhéimer no se debe solo a la enfermedad, sino que puede ser la señal de un problema añadido.

Reconocerlo es importantísimo para buscar ayuda profesional a tiempo, así que vamos a profundizar en ellos:

Depresión, dolor físico o efectos secundarios de fármacos

Hay algunos síntomas que pueden confundirse como propios de la enfermedad de alzhéimer que indican que la depresión está detrás del llanto:

  • Pseudoafecto bulbar (PBA) o labilidad emocional: es una condición neurológica que causa episodios incontrolables de llanto o risa que no corresponden con el estado emocional real de la persona. Afecta aproximadamente al 29% de los pacientes con alzhéimer y requiere evaluación médica especializada para su diagnóstico y tratamiento.
  • Depresión: la depresión en el alzhéimer se manifiesta con pérdida de interés en actividades, cambios en el apetito, alteraciones del sueño, o expresiones de desesperanza, además de llanto persistente.
  • Dolor crónico: como hemos visto, un dolor no tratado durante un periodo de tiempo prologado puede expresarse a través del llanto.
  • Toma de fármacos: los efectos secundarios de medicamentos pueden intensificar los episodios emocionales. Revisa con el médico cualquier cambio en el patrón de llanto que coincida con modificaciones en la medicación, ya sea esta para el alzhéimer o cualquier otra condición de salud.   

Ante cualquiera de los signos que hemos visto y la sospecha de que podrían estar detrás alguno de estos motivos, consulta con el médico.

Y si el llanto empieza a manifestarse como parte del desarrollo de la enfermedad de tu ser querido, aplica todos estos consejos con paciencia, observación y, sobre todo, empatía.

Recuerda que no estás solo: buscar apoyo profesional y compartir tus inquietudes con otros cuidadores puede ayudarte a cuidar mejor y a cuidar de ti mismo.

Consulta nuestros consejos para afrontar el cuidado de una persona con alzhéimer. Nosotros también te acompañamos.

Miryam Piqueras Bravo

Miryam Piqueras Bravo

Directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores.

Doctora en Medicina Familiar y Comunitaria, con más de 13 años de experiencia en atención primaria, medicina socio-sanitaria, supervisión y dirección médica.
Nº de Colegiada: 282858641.

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