El 15% de las personas mayores presentan una deficiencia de vitaminas B6 y B12, que junto al ácido fólico regulan la secreción de homocisteína, un aminoácido que cuando se encuentra en cantidades elevadas en la sangre está considerado como un factor de riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus.
Conviene recordar que la sucesión de pequeños ictus es uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de una demencia vascular. Asimismo, se asocia esta deficiencia vitamínica, especialmente de ácido fólico y B12, con un riesgo aumentado de sufrir la enfermedad de Alzheimer.
No obstante, el déficit de ácido fólico y vitamina B12 conlleva una sintomatología neurológica específica en la que se incluye:
- Entumecimiento y hormigueo de las extremidades
- Trastornos de la marcha.
- Desorientación.
- Pérdida de memoria.
- Desarrollo de una demencia asociada a otros síntomas como depresión, episodios maníacos y psicóticos y alucinaciones visuales y auditivas.

Hay que señalar también que el déficit de vitamina B12 puede causar por sí solo un tipo de demencia que se caracteriza por una disfunción cognitiva global, falta de concentración y fallos de memoria.
Hay factores de riesgo concretos que favorecen esta deficiencia vitamínica:
- Anemia perniciosa.
- Intervenciones quirúrgicas que implican la resección de una parte del intestino o el estómago.
- Infección por Helicobacter pylori.
- La enfermedad de Crohn.
- Las dietas vegetarianas estrictas, como es el caso de la vegana.
Sin embargo, en este caso se trata de una demencia reversible que responde a un tratamiento con esta misma vitamina.