Causa más frecuente de incontinencia urinaria en el anciano

18/07/2025
incontinencia urinaria en personas mayores

La incontinencia urinaria en personas mayores es una condición frecuente que puede afectar significativamente su autonomía, autoestima y calidad de vida. Aunque muchas veces se percibe como parte natural del envejecimiento, lo cierto es que existen múltiples causas y tipos de incontinencia, así como tratamientos eficaces para mejorar el día a día de quienes la padecen. Identificar los síntomas, buscar atención especializada y conocer las opciones disponibles es clave para brindar un cuidado integral y respetuoso.

¿Qué es la incontinencia urinaria y por qué afecta a los adultos mayores?

La incontinencia urinaria se define como la pérdida involuntaria de orina. En los ancianos, puede producirse por alteraciones musculares, neurológicas o funcionales, y su prevalencia aumenta a partir de los 60 años. En mujeres suele estar asociada a debilidad del suelo pélvico, mientras que en hombres mayores de 60 años, puede relacionarse con problemas prostáticos o enfermedades neurológicas.

Factores que contribuyen a la incontinencia en hombres y mujeres mayores de 60

A partir de los 60 años, el organismo experimenta cambios fisiológicos que pueden aumentar la probabilidad de sufrir incontinencia urinaria, tanto en hombres como en mujeres. Uno de los principales factores es la pérdida de elasticidad y tono muscular en la zona pélvica, lo que dificulta el control voluntario de la vejiga. En las mujeres, este debilitamiento suele agravarse tras la menopausia debido al descenso de estrógenos, que afecta directamente al tejido muscular del suelo pélvico.

En el caso de los hombres, una de las causas más frecuentes de incontinencia urinaria a partir de cierta edad es la hiperplasia benigna de próstata. Esta condición provoca un agrandamiento de la glándula prostática, lo que puede dificultar el vaciado completo de la vejiga y causar escapes involuntarios de orina. Además, los hombres que se han sometido a cirugía prostática pueden experimentar incontinencia como efecto secundario temporal o permanente.

Existen también enfermedades neurológicas crónicas, como el Parkinson, la esclerosis múltiple o los accidentes cerebrovasculares, que afectan a la comunicación entre el cerebro y la vejiga. Estos trastornos pueden generar una desconexión funcional que impide reconocer la necesidad de orinar o controlar el momento adecuado para hacerlo. La diabetes es otro factor de riesgo, ya que los niveles altos de glucosa pueden dañar los nervios responsables de regular el sistema urinario.

Muchos adultos mayores toman medicamentos que influyen en la función vesical, como los diuréticos, que aumentan la producción de orina, o algunos fármacos relajantes musculares y psicotrópicos que alteran la percepción del estímulo urinario o disminuyen la movilidad.

Por último, el deterioro cognitivo asociado a la edad puede afectar la capacidad de identificar, anticipar o comunicar la necesidad de ir al baño. Esto es especialmente evidente en personas con demencias como el Alzheimer, en quienes la incontinencia puede estar más relacionada con la desorientación que con una causa física directa. Todos estos factores se pueden evaluar y tratar de forma personalizada para mejorar el bienestar y la autonomía del adulto mayor.

Diferentes tipos de incontinencia urinaria en el anciano

En función de la causa, se pueden identificar varios tipos de incontinencia:

  • Incontinencia de esfuerzo: ocurre al toser, reír o hacer ejercicio. Es frecuente en mujeres.
     
  • Incontinencia de urgencia: la necesidad repentina de orinar es tan intensa que no da tiempo de llegar al baño.
     
  • Incontinencia mixta: combina las dos anteriores.
     
  • Incontinencia funcional: el problema no es físico, sino que la persona no puede llegar al baño por limitaciones físicas o cognitivas.
     
  • Incontinencia por rebosamiento: ocurre cuando la vejiga no se vacía completamente.
     

Síntomas y diagnóstico de la incontinencia urinaria en la vejez

Detectar a tiempo los signos de la incontinencia ayuda a evitar complicaciones físicas y emocionales. No siempre la persona lo comenta por vergüenza, por lo que es importante observar su comportamiento diario.

Señales comunes que indican la necesidad de atención médica

Algunos indicios de que puede haber un problema urinario son:

  • Mojar la ropa interior o la cama con frecuencia.
     
  • Aumento repentino de visitas al baño, especialmente por la noche.
     
  • Irritación en la piel o infecciones urinarias recurrentes.
     
  • Aislamiento social o temor a salir de casa por miedo a tener un escape.
     

Evaluación especializada para un diagnóstico preciso

El diagnóstico incluye una historia clínica detallada, revisión de los medicamentos que toma el paciente, análisis de orina, pruebas urodinámicas y evaluación del estado cognitivo y funcional. Es recomendable acudir al geriatra, urólogo o especialista en suelo pélvico para definir el tipo de incontinencia y su tratamiento.

Opciones de tratamiento y cuidados para la incontinencia en personas mayores

La buena noticia es que la incontinencia urinaria es tratable en muchos casos. El objetivo es mejorar la calidad de vida del adulto mayor, evitar complicaciones como úlceras por humedad o caídas, y fomentar su independencia.

Terapias médicas, ejercicios y cambios en el estilo de vida

El tratamiento puede ser farmacológico o conservador. Algunas opciones incluyen:

  • Ejercicios de Kegel para fortalecer el suelo pélvico.
     
  • Entrenamiento vesical para espaciar las micciones.
     
  • Uso de medicamentos específicos según el tipo de incontinencia.
     
  • Dispositivos como colectores, sondas o absorbentes cuando es necesario.
     

Además, es recomendable:

  • Reducir el consumo de cafeína, alcohol y bebidas carbonatadas.
     
  • Mantener un peso saludable.
     
  • Evitar el estreñimiento con una dieta rica en fibra.
     

Cómo mejorar la calidad de vida y prevenir complicaciones

Los cuidados domiciliarios adecuados juegan un papel clave en el manejo diario de la incontinencia urinaria en la tercera edad. Un entorno adaptado puede marcar la diferencia en su bienestar y en su capacidad para mantener la autonomía. Por ejemplo, facilitar el acceso al baño, manteniendo los pasillos despejados, bien iluminados y libres de obstáculos, ayuda a reducir el riesgo de caídas o accidentes durante episodios de urgencia.

También es recomendable que la persona mayor utilice ropa cómoda y fácil de quitar, especialmente durante la noche o en situaciones de movilidad reducida, ya que esto facilita acudir al baño a tiempo y evita situaciones de ansiedad. Al mismo tiempo, es fundamental realizar una supervisión periódica del estado de la piel, ya que la humedad prolongada puede provocar irritaciones, eccemas o incluso úlceras por contacto. En estos casos, el uso de cremas barrera protectoras y una higiene adecuada son esenciales para prevenir complicaciones dermatológicas.

Otro aspecto destacado es el acompañamiento emocional. La incontinencia puede generar sentimientos de vergüenza, aislamiento o pérdida de autoestima en personas mayores, lo que, a su vez, puede llevar a una reducción de su participación en actividades sociales. Es importante ofrecer apoyo, comprensión y normalizar la situación, reforzando la confianza y fomentando la participación activa en su vida cotidiana.

Además, los centros de día y residencias para mayores de Sanitas ofrecen planes de atención personalizados que incluyen programas específicos para el control de la incontinencia. Estos centros cuentan con profesionales cualificados, instalaciones adaptadas y protocolos de atención que ayudan a mantener la dignidad y la salud de los residentes. Consultar con el centro más cercano puede ser un gran paso para acceder a soluciones integrales y seguras que mejoren la calidad de vida de la persona afectada y de su entorno familiar.

Miryam Piqueras Bravo

Miryam Piqueras Bravo

Directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores

Contenido revisado por profesionales médicos y especializados de Sanitas Mayores.

La información facilitada por este medio no puede, en modo alguno, sustituir a un servicio de atención médica directa, así como tampoco debe utilizarse con el fin de establecer un diagnóstico, o elegir un tratamiento en casos particulares. En este servicio no se hará ninguna recomendación, explícita o implícita, sobre fármacos, técnicas, productos, etc... que se citarán únicamente con finalidad informativa. La utilización de este servicio se lleva a cabo bajo la exclusiva responsabilidad de los usuarios.

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