Las encías pueden apreciarse a simple vista al abrir la boca y elevar los labios. Es el tejido mucoso que recubre los maxilares y ayuda a sujetar los dientes junto al ligamento periodontal, el hueso alveolar y el cemento. El conjunto de esta estructura que asegura la sujeción del diente recibe el nombre de periodonto.
Básicamente las encías se diferencian en tres partes:
- Encía libre o marginal: es la parte exterior que se une al resto de las mucosa bucal.
- Encía adherida: es la que sella el diente.
- Encía interdental o punta de la encía, que es la unión de las dos anteriores y forma una corona alrededor del diente sellándolo con el fin de evitar que los restos de comida se acumulen entre la encía y el diente.

Aunque son muy sensibles y pueden enrojecerse o sangrar con un leve roce, cuando están sanas las encías se presentas con un color rosáceo o levemente rojizo. Su papel en la salud bucodental es esencial, por lo que la higiene bucal resulta fundamental para preservarla.
De hecho, una higiene ausente, inadecuada o insuficiente puede dar origen a una serie de enfermedades de las encías, conocidas como enfermedades periodontales, que en casos extremos pueden causar la pérdida de una o más piezas dentales, llegando incluso a afectar al hueso que les sirve de soporte.
La enfermedad periodontal más leve es la gingivitis, que se produce por la acumulación de placa bacteriana hasta el punto de originar la inflamación, enrojecimiento e incluso el sangrado al cepillarse los dientes.
Es fácilmente tratable, pero si no hace puede degenerar en lo que se conoce como periodontitis. Se trata de un término que implica inflamación alrededor del diente que causa la retirada de las encías y favorece la formación de las llamadas bolsas periodontales, formadas por acumulación de placa bacteriana y que llegan a dañar el hueso y los tejidos que sostienen el diente, de modo que éste empieza a aflojarse y puede incluso caerse.
La existencia de una enfermedad periodontal puede detectarse, además de por la inflamación y sangrado de las encías, por:
- La existencia de halitosis.
- Dolor al masticar.
- Sensibilidad dental.
- Movilidad de los dientes.
- Retraimiento de las encías.
Además de un tratamiento antibiótico para la eliminación de las bacterias, la gingivitis requiere de la realización de un curetaje para eliminar el sarro acumulado en la línea dental. La periodontitis sin embargo, requiere de intervenciones más agresivas, como la periodoncia o incluso la cirugía.
Además de una correcta higiene bucal, una visita periódica al odontólogo permite revisar y tratar adecuadamente tanto la salud de las encías como de los dientes, así como prevenir o evitar la aparición de las enfermedades periodontales.