Los aparatos fijos de ortodoncia únicamente se utilizan cuando se ha completado la dentición permanente o, en todo caso, cuando sólo quedan los molares de leche. Así, es cada vez más frecuente ver a niños de 6-9 años que llevan brackets únicamente en la parte anterior de la dentadura, ya que son estos dientes los que señalan el camino para la salida de los molares.
Es a partir de los 10-12 años cuando se utilizan aparatos fijos que abarcan la totalidad de la dentadura, pudiéndose utilizar los aparatos clásicos, que se colocan por delante de los dientes o la ortodoncia invisible en la que el aro y los brackets se sitúan en el interior de los dientes, resultando invisibles desde el exterior.
En lo que respecta a la estructura de estos aparatos, antes se utilizaban mucho los brackets metálicos a los que se ajusta con elásticos y alambres. Pero en la actualidad es cada vez más habitual que se utilicen brackets de porcelana, circonio o zafiro y que además se recurra a brackets autoligados, que hacen innecesario el uso de elásticos y otros tipos de ajuste. De este modo, se ofrece a los niños una ortodoncia más estética y menos aparatosa visualmente.
Otros aparatos de ortodoncia infantil
Sin embargo, en el caso de los niños la ortodoncia no se limita al uso de brackets. Existen otros tipos de aparatos que cumplen diferentes funciones. Unos tienen como objetivo corregir malos hábitos que pueden generar problemas concretos.
Así, la reja lingual, se usa para evitar que la lengua empuje a los incisivos hacia fuera causando la inclinación de los mismos y por tanto una mordida abierta, lo que puede ocurrir cuando hay una deglución atípica o un hábito de interposición lingual, es decir cuando el niño tiene la costumbre de colocar la lengua entre los dos arcos dentales.
También hay aparatos que se usan para corregir defectos de crecimiento de la estructura oral, como el disyuntor ortodóncico que permite expandir el paladar y estimular su crecimiento.