¿Qué es una fractura del maxilar?
La fractura del maxilar es consecuencia de un traumatismo producido por un golpe violento recibido a raíz de un accidente (de tráfico, laboral, deportivo, etc.) o una agresión física. Causa un intenso dolor, impide que los dientes encajen entre sí y que se pueda abrir la boca con normalidad. Además, si se trata del maxilar superior pueden producir alteraciones de la vista (visión doble), ya que algunos de los músculos de la órbita ocular se insertan en el maxilar. No obstante, lo más frecuente es que la fractura se produzca en el maxilar inferior (mandíbula).
Diagnóstico de una fractura del maxilar
Una fractura de este tipo requiere una exploración muy cuidadosa, pues un golpe con la suficiente fuerza como para producirla puede haber afectado también al cuello y ocasionado una lesión de cervicales, además de provocar una conmoción cerebral que puede incluso ir acompañada de una hemorragia interna capaz de obstruir las vías respiratorias.
Tratamiento de la fractura maxilar
Este tipo de lesión requiere una atención médica inmediata y la rápida inmovilización del maxilar, cerrando la boca y encajando los dientes en su sitio antes de proceder a un vendaje que rodee la cabeza en su perímetro vertical y por debajo del mentón.
La fractura del maxilar debe ser tratada en un hospital en función de gravedad. Si es leve, puede soldarse por sí sola y solo se necesitarán analgésicos para aliviar el dolor y reducir la inflamación, además de seguir una dieta a base de líquidos tomados con pajita durante algún tiempo.
No obstante, frecuentemente es necesario recurrir a la cirugía para reparar la fractura del maxilar mediante la colocación de una placa tanto en la parte exterior como en la interior o alambres que permitan mantener los dientes en su sitio. Estas fijaciones deben mantenerse durante un periodo de seis a ocho semanas antes de ser retiradas.