La terapia conductista cognitiva (TCC) es un tratamiento psicológico de corta duración especialmente adecuado para tratar problemas específicos y concretos, desde las fobias y las crisis de angustia hasta los trastornos alimentarios y la depresión.
Los problemas de salud mental son frecuentes y afectan a muchos adultos. La depresión, la ansiedad y las fobias figuran entre los trastornos diagnosticados con más frecuencia.
Se dispone de una gama de tratamientos para abordar los problemas de salud mental. A veces se receta un ciclo de tratamiento farmacológico para ayudar a controlar las emociones y mejorar el estado de ánimo. Se utilizan ‘terapias de conversación’, unas veces solas y otras con medicamentos.
Entre dichas terapias las más frecuentes son la psicoterapia y la asistencia psicológica. Su duración y su contenido son variables, pero su finalidad general consiste en examinar los patrones de pensamiento y las conductas que caracterizan el problema de salud mental y, a veces, las experiencias del pasado que siguen influyendo en el problema.
¿Qué es la TCC?
La TCC combina la terapia cognitiva, que estudia los pensamientos, actitudes y creencias (denominados en conjunto ‘procesos cognitivos’) no deseados, y la terapia conductista, que se centra en la conducta en respuesta a estos pensamientos.
La TCC se basa en la creencia de que casi todos los modos de pensamiento y conducta malsanos se han aprendido durante un largo período de tiempo. El terapeuta se sirve de un conjunto de técnicas estructuradas para intentar identificar los pensamientos que causan los sentimientos y las conductas problemáticas. El paciente aprende a cambiar estos pensamientos, lo que a su vez permite respuestas más apropiadas y positivas.
Por ejemplo, los pensamientos negativos a menudo provocan sentimientos de tristeza o de ira que afectan a nuestro estado de ánimo y a nuestra conducta. Si una persona es incapaz de combatir tales pensamientos con una actitud más positiva, se crea una espiral negativa y las percepciones de una situación pueden llegar a distorsionarse.
La TCC anima a la persona a cuestionar el concepto que tiene de sí misma y sus aptitudes, de forma que pueda conseguir una percepción más realista de la situación.
Objetivos de la TCC
La finalidad de la TCC es ayudar a las personas a enfrentarse a sus creencias negativas y a pensar en las veces que han conseguido hacer algo, o a comprobar qué hacen los demás en situaciones parecidas. Cuando consiguen pensar de manera más realista, se les anima a que se imaginen qué harían para afrontar una situación que les asusta. Se les ayuda a exponerse gradualmente a situaciones reales.

El trabajo se desarrolla en el marco de una relación de colaboración entre el terapeuta y el paciente, en la que ambos deciden juntos los objetivos que desean conseguir y en la que se planifican los “deberes” y los temas de cada sesión.
El objetivo de la TCC consiste en proporcionar al paciente —dentro de un plazo limitado— la perspicacia y las destrezas necesarias para mejorar su calidad de vida. El paciente debe seguir afrontando sus problemas y avanzando una vez finalizada la terapia.
Cómo buscar un terapeuta
El acceso a la TCC en el marco de la Sanidad Pública varía en cada país. Algunos profesionales sanitarios emplean la TCC como parte de su tratamiento, entre otros, los psicólogos, los psiquiatras, los enfermeros y los asistentes sociales. También puedes buscar un terapeuta especializado en TCC en una consulta privada.
Existe una cantidad ingente de información de autoayuda sobre la TCC que puede resultar útil, sobre todo para aquellas personas que no están seguras de si dar o no el siguiente paso para buscar un terapeuta. En los siguientes apartados, intentamos resolver algunas de las interrogantes más frecuentes sobre la TCC.
¿Quién puede beneficiarse de la TCC?
Las personas que pueden beneficiarse de la TCC son aquellas con estos problemas específicos y concretos:
- Ansiedad y crisis de angustia.
- Depresión
- Trastorno obsesivo-compulsivo
- Problemas con el alcohol o las drogas
- Otras adicciones, como la ludopatía
- Trastornos alimentarios
- Síndrome de fatiga crónica
- Fobias
¿Cómo funciona la TCC?
La TCC es un tratamiento de corta duración que consta de entre 8 y 20 sesiones individuales (una a la semana). El número de sesiones dependerá del tipo de problema y de la dedicación del paciente. Cada sesión dura entre 50 y 60 minutos.
El objetivo del tratamiento es que el paciente y el terapeuta colaboren para identificar los patrones de pensamiento y de conducta que están causando problemas, y para planificar un método estructurado de antemano con los objetivos prácticos acordados.
El éxito de la TCC dependerá de la participación activa del paciente en todo el proceso, por lo que se realizará una entrevista inicial que le permita decidir si desea continuar con la terapia. También permite al terapeuta juzgar la dedicación del paciente y decidir si este tipo de terapia es adecuado o no.
En esta sesión, se pide al paciente que describa a grandes rasgos sus problemas específicos y los objetivos que desea alcanzar. Esta información sirve de base para planificar las siguientes visitas, incluidos los objetivos del tratamiento y las tareas. En las sesiones siguientes se comentan los temas acordados de forma práctica y centrada en el problema.
Una parte fundamental del tratamiento son los ‘deberes’, diseñados por el paciente con ayuda del terapeuta. Pueden consistir en material de lectura o en tareas específicas que concedan al paciente la oportunidad de poner a prueba y practicar las técnicas aprendidas, o de exponerse gradualmente a las situaciones temidas.
Algunas de las técnicas de TCC más comunes son la puesta en entredicho de las creencias irracionales sustituyéndolas por otras alternativas, la eliminación del pensamiento, la exposición gradual, los ejercicios de reafirmación personal y de destrezas sociales y las técnicas de relajación.
¿Es adecuada para mí la TCC?
En los ensayos clínicos se indica que la TCC ha resultado eficaz para abordar diversos problemas emocionales. Se ha demostrado que, a corto plazo, para el tratamiento de muchos trastornos poco graves de depresión y ansiedad es tan eficaz como la medicación.
También es posible que, a más largo plazo, los efectos de la TCC sigan protegiendo al paciente frente a trastornos más graves. Las personas que terminan la medicación corren un mayor riesgo de sufrir una recaída que los pacientes tratados con TCC, que han aprendido una serie de principios y estrategias para mantener su recuperación.