La menopausia ocurre con la pérdida definitiva de la menstruación; es decir, en el momento en que se produce la última regla. Sin embargo, no es un hecho repentino (salvo que se hay producido la eliminación quirúrgica de los ovarios por razones terapéuticas), sino que es un proceso paulatino que puede prolongarse, según los expertos, hasta durante los cinco años anteriores. La edad a la que sobreviene la menopausia puede oscilar entre los 45 y los 53 años
menopausia
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Premenopausia: es el periodo de transición hacia la menopausia, que puede extenderse hasta cinco años, siendo diferente en cada mujer. Factores como el tabaquismo o el estrés pueden contribuir a acortarlo. Se caracteriza porque, especialmente al final de este periodo, los ciclos menstruales pueden alargarse o acortarse, con un sangrado más escaso o abundante, sin que haya una norma en esta variación. También se pueden producir de manera ocasional síntomas vasomotores (sofocos), sequedad de la piel y de las mucosas (incluida la sequedad vaginal) y un aumento del ritmo de pérdida de masa ósea. Asimismo pueden darse alteraciones emocionales y episodios de ansiedad, depresión y pérdida de atención. También se puede producir un ligero aumento de peso, con un aumento del perímetro de la cintura. Estos cambios se deben fundamentalmente a las variaciones en la producción de estrógenos que se dan a lo largo de este periodo.
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Menopausia: está marcada por la fecha de la última menstruación y si ésta no se produce a lo largo de los 4-6 meses siguientes.
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Postmenopausia: esta fase puede abarcar varios años después de la menopausia. El descenso en la producción endógena de estrógenos se afianza, lo que hace que algunos de los síntomas propios de la premenopausia se hagan más persistentes y frecuentes: sofocos, cambios del humor, ansiedad, sequedad vaginal, etc.; aunque son tratables. También la ganancia de peso se hace evidente en la mayoría de los casos y aumenta la pérdida de masa ósea, que será preciso controlar mediante una alimentación rica en calcio y vitamina D. Se recomienda visitar al ginecólogo para que establezca cuál es el tratamiento más adecuado en cada caso.
También es importante señalar que a partir del momento de la menopausia se pierde la protección que los estrógenos ejercían frente a las enfermedades cardiovascular, de modo que el riesgo de sufrirlas se equipara al del hombre.