Actualmente se comercializan en el mercado numerosos productos cosméticos (champús, lociones, acondicionadores, cremas, etc.) dirigidos a revitalizar o regenerar y, como consecuencia, frenar la caída del cabello. Sin embargo, no todos son eficaces o al menos no surten el efecto deseado.
Es por esto que en las clínicas especializadas en el tratamiento del cabello el uso de estos productos se complementa con otras técnicas cuyo objetivo es limpiar el folículo piloso, eliminar el exceso de grasa y estimular la circulación sanguínea, de modo que el oxígeno y los micronutrientes necesarios lleguen mejor y en mayor cantidad al lugar en el que se enraíza el pelo y a partir del cual se alimenta.
Estas técnicas son muy diversas:
- Ozonoterapia: utiliza el ozono como agente terapéutico, dadas sus propiedades antiinflamatorias, antifúngicas, antibacterianas, antioxidante y como estimulador de la circulación sanguínea. También se le atribuye una función regeneradora de diferentes tipos de tejidos.
- Vapor: el vapor abre el folículo piloso, lo que facilita que los productos de aplicación tópica penetren mejor al mismo tiempo que se limpia de impurezas (grasa, hongos, etc.)
- Regulador de vacío: se extrae el sebo y otras impurezas del folículo piloso aplicando una succión sobre el mismo.
- Infrarrojos: aplicada sobre la piel, este tipo de radiación induce un incremento de temperatura en la piel del cuero cabelludo, de modo que aumenta el flujo sanguíneo y con ello el aporte de oxígeno y nutrientes a los folículos pilosos.
- Ondas de alta frecuencia: los aparatos que las producen generan una pequeña cantidad de ozono, proporcionando al tratamiento una acción calmante y antiséptica.
- Láser: está especialmente indicado cuando la caída del cabello empieza a ser apreciable. También mejora la oxigenación y la nutrición del folículo piloso, mediante el aumento del flujo sanguíneo. Pero también parece estimular la queratinización del pelo y, por tanto, su revitalización y crecimiento. Entre los beneficios que se le atribuyen destacan la rápida reparación de tejidos, formación de nuevos capilares y la estimulación de la piel para la producción de colágeno.