El implante de pelo es la única opción de tratamiento eficaz y permanente para la calvicie de origen hereditario (androgénica), aunque también se puede utilizar para repoblar pestañas, cejas, barba o vello corporal. Básicamente consiste en obtener unidades foliculares (agrupaciones de una a cuatro pelos) de zonas en las que el cabello es más fuerte (nuca y laterales) y nunca se va a caer y reimplantarlo en aquéllas otras que se desea repoblar.
La cantidad de pelo que se puede trasplantar dependerá de la extensión que se desea cubrir y de la cantidad de pelo disponible en las zonas de extracción. Es por ello que antes de proceder al implante de pelo habrá que planificar las zonas que se cubrirán en las sucesivas sesiones que son necesarias, con un planteamiento realista en cuanto a las expectativas se refiere.
Actualmente las técnicas de implante capilar han evolucionado notablemente y ofrecen resultados excelentes. Se utilizan dos técnicas diferentes:
Extracción de unidades foliculares (FUE)
En este caso se extraen de las unidades foliculares de forma individual y aleatoria valiéndose de un instrumental quirúrgico especial. De esta manera se puede contar con la nuca y los laterales como zona donante, no se requieren cortes ni suturas, no deja cicatrices visibles y no se percibe aclaramiento de pelo alguno en las zonas de las que se extraen las unidades foliculares. Se pueden obtener unos 4.000 folículos en cada sesión.
Extracción de unidades foliculares con tira
Esta técnica consiste en cortar una tira de cuero cabelludo de la nuca de entre 18 y 20 centímetros de largo y de 0,5 a 1 de ancho. La recuperación es lenta y dolorosa y la cicatriz resultante se deberá ocultar bajo el resto del cabello. Este sistema supone una limitación de la zona de la que pueden obtenerse unidades foliculares, así como el numero de sesiones que se pueden realizar. Su principal inconveniente es que no permite selección de folículos.
La tira extraída de la nuca se corta posteriormente en pequeños segmentos con el fin de que las unidades foliculares sean implantadas en grupos, de modo que conserven su forma genética y se eviten posibles daños en los folículos pilosos. En cada sesión se obtienen entre 1.500 y 3.000 folículos pilosos. El cabello injertado empieza a crecer con normalidad entre 8 y 12 semanas después de la intervención.
En ocasiones, tras la realización de un implante con esta técnica, se realiza otra sesión con la FUE, con el fin de que se pueda ampliar la zona donante.
El resultado final del implante de pelo puede llegar a ser realmente impactante, aunque conviene advertir que en ocasiones puede producirse una pérdida de calidad del pelo original que quedaba en la zona receptora, que en cualquier caso será de carácter transitorio.