Es sabido que el éxito de los trasplantes de órganos se basa en reducir al máximo las posibilidades de que el órgano del donante sea rechazado por el organismo del receptor y esto depende de que ambos, donante y receptor, sean histológicamente compatibles, lo que se determina a partir de la determinación las respectivas huellas genéticas.
La compatibilidad se define mediante el estudio del denominado sistema de Antígenos Leucocitarios Humanos (HLA por las siglas del término en inglés). Estos antígenos son moléculas que se encuentran en la superficie de la gran mayoría de las células del organismo y de forma específica en los glóbulos blancos o leucocitos. Su función es la de asegurar la respuesta del sistema inmunológico ante la presencia de agentes extraños en el organismo, se trate de un microorganismo o un tejido u órganos trasplantado.
Los HLA son muy numerosos y se clasifican en función del lugar que ocupan en la célula (A, B, C, DR y DQ) y un número. Se conocen más de 300 antígenos que se ubican en la región A, cerca de 500 en la B, más de 150 en la C, 400 en la DR y más de 50 en la DQ.

Hay que tener en cuenta que para que dos personas sean compatibles ante la perspectiva de un trasplante, los antígenos de cada una de estas regiones deben ser, si no idénticos, al menos similares, presentando un mínimo de coincidencias. Sin embargo, las combinaciones posibles son tan numerosas que añade un elevado factor de dificultad a la hora de que dos personas sean compatibles, incluso si son familiares directos.
Cabe señalar que el sistema HLA se hereda de padres a hijos, casi siempre en bloque. El padre aporta un bloque (haplotipo) y la madre otro. Como consecuencia existe un 50% de posibilidades de que dos hermanos compartan un solo haplotipo, un 25% de que no compartan ninguno y otro 25% de que coincidan en ambos haplotipos. Según el tipo de trasplante, receptor y donante deberán compartir al menos uno de los dos haplotipos.
Compatibilidad
El grado de compatibilidad de donante y receptor se establece mediante la toma de una muestra mediante de ambos que posteriormente se analiza utilizando diferentes técnicas, entre ellas el estudio de la huella genética o, dicho de otro modo, del ADN. Los haplotipos definen la huella genética del sistema HLA y debe haber coincidencia en lugares estratégicos concretos para que pueda darse la compatibilidad necesaria para la realización del trasplante.